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Heroína de Ibsen a escala argentina
• DIÁLOGO CON RICARDO BARTÍS, FUNDADOR DEL SPORTIVO TEATRAL<br>Celebrando las tres décadas desde su creación, el Sportivo Teatral, el director estrenó una adaptación personal de “Hedda Gabler”, clásico de Henryk Ibsen, en el que la protagonista es interpretada como “síntoma” nacional.

Bartís. “En la obra de Ibsen todo el mundo tiene pensamientos nobles”.
P.: ¿Por qué insistió en montar esta obra?
R.B.: Para mí es un ejercicio sobre un texto clásico que me permitió interrogarme sobre esa noción que antes mencioné y cuestionarla. Esto nos llevó a probar algo muy distinto a la tendencia habitual del Sportivo que es de naturaleza expansiva y de una expresividad muy activa que acá está sometida a una quietud rigurosamente observada y con un tratamiento de la luz y el espacio más pictórico.
P.: ¿Qué rasgos conservó de la protagonista?
R.B.: No tomamos a Hedda Gabler como una psicología sino como una manifestación de la epidermis social, como síntoma. El vacío, el aburrimiento, el tedio de una clase que genera esa situación, que devasta toda experiencia. En los discursos de los personajes de Ibsen se infiere un permanente enaltecer de lo individual por encima del acontecimiento social y político. Como nosotros tenemos una mirada social sobre el trabajo en escena pensamos que Hedda era la Argentina. Obligada por su propia presunción de excepcionalidad, Hedda supone un destino de gloria -como se piensa permanentemente la Argentina- y al mismo tiempo está debilitada, sin poder terminar de aceptar las marcas de la derrota. Porque a las clases altas les cuesta mucho reconocer las derrotas, ni tienen la inteligencia para reconocer sus errores ni la posibilidad de enmendarlos para que los seres humanos vivan mejor.
P.: Su parábola de la Argentina es bastante pesimista.
R.B.: Sí, por supuesto. Como dijo Gramsci: "Soy un pesimista debido a mi inteligencia, pero un optimista debido a mi voluntad". Todo indicaría que se puede pensar negativamente. En la obra de Ibsen todo el mundo tiene pensamientos y reflexiones nobles. Es una clase privilegiada, digamos, y sin embargo en pocas horas se mueren dos y parecería que no tienen respuestas, que están incapacitados de aprender e incapacitados de amarse. Por eso la idea del pesimismo: nosotros, como ellos, estamos incapacitados de observar que las dinámicas sociales no pueden retroceder arbitrariamente por los beneficios de unos pocos o por los momentáneos ajustes y desajustes que hacen los sectores vinculados al poder. Hablo de sectores, porque no es solamente el Gobierno de Macri.
P.: ¿Esta obra les permitió hacer las paces con Ibsen?
R.B.: Como dijo Riquelme con una especie de pasmosa tranquilidad, "estamos contentos".
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