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Hollande y Maduro, dos casos de stand up político
El presidente francés tiene cierta inclinación a la ironía y muchas veces adorna sus comentarios con observaciones graciosas. Sin embargo, dependiendo de quién es el interlocutor, sus chistes pueden ser tomados como tales o todo lo contrario. Sus juegos de palabras han causado incluso alguna irritación diplomática: la víctima más reciente es Argelia. Ante el consejo de instituciones judías en Francia, Hollande saludó al ministro de Interior, Manuel Valls, recién regresado de Argelia, con las palabras: "Sano y salvo, eso ya es mucho". La frase no cayó bien en el país norafricano, a tal punto que Hollande tuvo que disculparse.
Los comentarios de Hollande se producen muchas veces ante preguntas ante las que no puede o no quiere decir mucho. Cuando lo consultaron por la sucesión papal tras la renuncia de Benedicto XVI, respondió: "Debemos dejarle a la Iglesia Católica la organización de la sucesión...además, nosotros también presentaremos un candidato".
En el marco del escándalo por las cuentas no declaradas del ministro de Presupuesto, Jérôme Cahuzac, que se vio obligado a renunciar, el presidente respondió ante un foro de mujeres que el gabinete, en principio paritario, contaba ahora con una mayoría femenina. "¡Aunque no era ése el objetivo!", agregó.
En medio de una tormenta, el presidente del país, que atraviesa importantes problemas económicos, afirmó: "Gobernar es como llover. Visto así, tenemos éxito más allá de nuestras expectativas".
A su vez, durante la presentación de un vehículo deportivo en Mónaco, Hollande se enteró en presencia del príncipe de que el vehículo se llamaba Volage, palabra que también se emplea como sinónimo de "mariposón". "Sin embargo esto no es así porque lo maneja el príncipe", dijo Hollande a Alberto II.
Pero si hay un exponente del absurdo, ése es Nicolás Maduro.
"De repente entró un pajarito, chiquitico, y me dio tres vueltas acá arriba. Se paró en una viga de madera y empezó a silbar, un silbido bonito. Me lo quedé viendo y también le silbé, pues. 'Si tú silbas, yo silbo', y silbé. El pajarito me vio raro, ¿no? Silbó un ratico, me dio una vuelta y se fue y yo sentí el espíritu de él". Así empezó su periplo para ser tomado de punto y esperar que ante cada intervención, cometiera un nuevo chascarrillo.
"Nosotros sabemos que nuestro comandante ascendió hasta esas alturas, está frente a frente a Cristo. Alguna cosa influyó para que se convoque a un Papa sudamericano", aportó tras la elección de Francisco.
"En cualquier momento convoca una asamblea constituyente en el cielo para cambiar la Iglesia en el mundo y que sea el pueblo, el puro pueblo de Cristo el que gobierne el mundo", añadió después, atribuyéndole siempre poderes sobrenaturales a Chávez.
"Hay que meterse escuela por escuela, niño por niño, liceo por liceo, comunidad por comunidad. Meternos allí, multiplicarnos, así como Cristo multiplicó los penes... perdón, los peces y los panes. ¿Me perdonan la expresión?", dijo un día con vergüenza.
Quizá por tanto humor provocado, decidió crear el "Viceministerio para la Suprema Felicidad Social".
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