30 de julio 2018 - 00:00

Inicio de agosto abre expectativas en el sector

El inicio de agosto marca un "segundo tiempo" en las subastas de este año. Tas el mundial de fútbol, la "tormenta financiera" y las vacaciones de invierno, comienza el período de mayor movimiento del año. En Verbo, mañana, se subastarán "Paisaje", acrílico sobre tela de Hugo De Marziani, en $ 50.000; "Tres figuras", acuarela y tinta de Juan Batlle Planas, en $ 48.000; "Geométrico", pastel de Jorge Kleinman, en $ 45.000; "Crucifixión", bronce de Libero Badii, en $ 45.000, y "Desnudo", sepia de Antonio Berni, en $ 40.000.

En Arroyo, el 6, "Lady Godiva", óleo sobre tela de Rómulo Macció, sale con u$s 50.000 de base; "Nidos de loros", óleo sobre tela de Cesáreo Bernaldo de Quirós, lo hace en u$s 30.000; "Reflejos en el Riachuelo", óleo sobre aglomerado de Benito Quinquela Martín, en u$s 12.000; "Florero", óleo sobre tela de Ernesto de la Cárcova, en u$s 7.500, y "Estudio interior", óleo sobre cartón de Fortunato Lacámera, en u$s 5.000. En Saráchaga, el 7 y también en dólares, "Lustrabotas", óleo sobre tela de Antonio Berni, en u$s 55.000; "El guitarrista", bronce de Pablo Curatella Manes, se subasta a partir de los u$s 50.000; "El clavicordio verde", óleo sobre cartón de Cesáreo Bernaldo de Quirós, en u$s 50.000; "Sarao", óleo sobre cartón de Pedro Figari, en u$s 48.000, y "Hombre del río", óleo de Juan Carlos Castagnino, en u$s 40.000.

En la escena global, no se podría dar una exacta visión de lo que está ocurriendo si no observamos algunos cambios en el paradigma de la comunicación del mercado del arte, y de sus "jugadores", como se llama hoy a los coleccionistas, compradores y operadores. El cambio se hace visible en los anuncios de las subastadoras de los países centrales en sus páginas web, las que cada vez más se refieren a colecciones de estrellas de Hollywood en las que algunos de los lotes tienen como único mérito artístico haber pertenecido a estas figuras.

La página de Sotheby´s, anuncia para octubre la venta en subasta de la colección de Robin Willams y su mujer, Marsha, donde no se ve el trabajo de una colección formada a través del tiempo y con algún sentido de búsqueda de lo oculto a través del arte, sino para contar momentos en la vida de un actor y su historia; también como ocurrió con la venta de las colecciones de Vivien Leigh, Audrey Hepburn, Rod Stewart o de algunos coleccionistas ignotos para la mayoría hasta que las subastadoras los convierten en árbitros del arte. Lejos quedaron las ideas de perfección de un mundo donde la estética perseguía un ideal superior a las personas que adquirían las obras, desde los Médici hasta el siglo XX, tal vez porque el arte está inmerso en un contexto donde todo es inmediato, y carente de la idea de lo sagrado.

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