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LA GRIETA, UN ATAJO AL ÉXITO EDITORIAL
El debate político más difundido de este tiempo, que suele exhibir posiciones un tanto exacerbadas, tiene su correlato en el mercado de libros de actualidad. La época da lugar a que los ensayos o investigaciones más atrincherados sean los más exitosos o, al menos, los que más ruido generan, de la mano de medios de comunicación que obedecen a un clivaje similar. La pulseada de 2013 parecen haberla ganado los libros antikirchneristas, aunque hay excepciones. El mercado de textos políticos bajo la mirada de protagonistas de la industria.

"Se venden más los libros no kirchneristas", dijo Ignacio Iraola, director editorial de Planeta. De otros referentes de la industria, Martín Sivak, autor de "Clarín, el gran diario argentino, una historia" (primera edición agotada en un mes; actualmente tercera -ampliada con más documentos- en marcha), escuchó lo mismo: "Vendió mucho más el antikirchnerismo que el kirchnerismo y que los libros que intentan eludir esa polarización".
Si en "Grandes y pequeños hombres del Plata" Juan Bautista Alberdi le pasa el trapo a la "Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina", de Bartolomé Mitre, o a "Facundo", de Domingo F. Sarmiento, en la actualidad pocos libros dialogan entre sí. En una sociedad crispada, se crean obras acordes. Ciertos periodistas encarnan una figura protagónica exacerbada por las redes sociales y en algunos casos por su identificación con una posición o la otra. "A estos libros les va muy bien, pero habría que distinguir los que hacen una crítica puntual al Gobierno de aquellos cuyos autores son reconocidos como anti-K", dijo Florencia Ure, jefa de prensa de Penguin-Random House (PRH). Entre los últimos, citó a Ceferino Reato (25.000 ejemplares en promedio) y Juan Bautista Yofre (40.000); entre los primeros, "El negocio de los derechos humanos", de Luis Gasulla (15.000 ejemplares), y títulos con poco tiempo en librerías como "Hablemos de política", de Julio Bárbaro (dos ediciones, hasta hoy 7.000 ejemplares) y "La reina de corazones", de Susana Viau (5.000).
Hipótesis sobre el fenómeno. Al pensar las razones, Eduardo Blaustein, autor de "Años de rabia", observó: "No sé si incidió el año electoral, pero sí, y de modo espantoso, la imitación comercial en las editoriales de las lógicas mediáticas para nichos de trinchera: demandan libros rabiosamente K o rabiosamente anti-K. No sucedió en mi caso". Marcos Mayer, autor de "Partidos al medio", complementó: "Creo que, al menos en términos cuantitativos, ganan los antikirchneristas, por aquello de que la sangre vende más que el elogio". Su libro, no obstante, es una reflexión sobre cultura política que se aparta del Boca-River; por eso le interesaron "Los 49 días de Cámpora", de Juan Pablo Csipka, y "Años de rabia": "Dan para discutir y pensar". En su opinión, "los libros periodísticos tienen una dinámica propia y se los demanda según coyunturas que exceden las elecciones".
"Es de todos los tiempos", coincidió Analía Argento, autora de "La guardería montonera": "El lector polariza, pero comercialmente los libros opositores suelen ser los más marketineros y de mayor venta". Coincide Hernán Brienza, autor de "La democracia de los bárbaros, la Argentina de los Bicentenarios": "La mayor producción se nota en los libros de periodismo opositor al Gobierno porque el mercado editorial funciona así y genera más dinero".
Los responsables de esta literatura problematizan también el valor de las ideas. Oscar Muiño, autor de la biografía "Alfonsín", lamentó: "Hay una polarización vulgar, con slogans, con clichés sin racionalidad; una explicación universal como la que Umberto Eco describe en 'El Cementerio de Praga', que conlleva un interés nulo por el debate y la verdad. Alcanza con acallar la voz disidente". Con él coincide Ariel Wilkis, autor de "Las sospechas del dinero": "Hay poca reflexión política y más literatura biográfica sobre los políticos y los libros por lo general caen en esa dinámica K/anti-K que hoy en día deja a la discusión semiparalizada".
Por último, señalan la dimensión de la militancia. Julio Bárbaro, doble autor este año -"1973, el regreso del General" y "Hablemos de política"-, sintetizó: "Los libros K pasaron a segundo plano y la moda es demoler a los K mientras sus cultores se retiran en silencio. Hay derrota y división del oficialismo". Y Diego Rojas, quien publicó "El kirchnerismo feudal", lo manifestó con naturalidad: "Hoy todos somos militantes. Del Estado, de la corporación o -como es mi caso- de la clase trabajadora. Y la ideología se filtra por resquicios en la producción laboral".
El oficialismo que vende. Si hay división, ha de existir entonces venta de textos kirchneristas. "Hay éxitos de ambos lados", aseguró Silvia Itkin, directora de Ediciones B. "PRH editó estos dos últimos años más libros anti-K, pero hay que destacar que 'La presidenta: historia de una vida', de Sandra Russo (un título de 2011) es de los libros más vendidos de esos mismos dos años", cotejó Ure. Y dijo Constanza Brunet, cabeza de Marea: "En estos nuevos tiempos políticos veo mucho fervor militante en las presentaciones, que antes no veía. Hay una avidez por conocer más del pasado: por ejemplo, nuestro libro 'Abuela, la historia de Rosa Roisinblit', una Abuela de Plaza de Mayo, tuvo una reimpresión por las ventas en librerías pero también en las presentaciones en múltiples puntos del país".
Brunet acaba de publicar, con buena venta inicial, el nuevo libro de Brienza. "Arrancó mejor de lo que esperaba y tuvo mucha repercusión entre los libreros", dijo el periodista. "En los medios de comunicación, excepto Tiempo Argentino, no se hicieron eco del libro. Son las reglas del juego". Brienza piensa que "la polarización es un mito". Definió: "Por primera vez en mucho tiempo hay literatura o ensayos que defienden a un gobierno. Si uno repasa los últimos veinticinco años, todos los libros políticos son de investigación o fiscalización a los gobernantes de turno. Por primera vez hay periodistas y pensadores que defienden a un gobierno. Se llama polarización a la no-uniformización de un discurso público". Entre los libros que leyó y escapan a ese criterio destacó "Historia y pasión", de José Pablo Feinmann y Horacio González; "Las cuestiones", de Nicolás Casullo; "La anomalía kirchnerista", de Ricardo Forster y "Laura", de Maru Ludueña.
Diversidad del libro político. Iraola tamizó: "Son libros coyunturales. Pocos libros políticos dejan huella". Del pasado lista "Recuerdo de la muerte", de Miguel Bonasso (autor de "Don Alfredo", "Diario de un clandestino" y "El presidente que no fue"); "Todo o nada", Mario Roberto Santucho por María Seoane (autora de "El burgués maldito"); "Almirante Cero", Emilio Eduardo Massera por Claudio Uriarte; "Timerman, el retrato del editor y su época", que escribió Graciela Mochkofsky. Entre sus destacados recientes de la casa, "El dueño", de Luis Majul (autor "Los dueños de la Argentina") y "Boudou-Ciccone y la máquina de hacer billetes", de Hugo Alconada Mon, que agotó dos ediciones desde marzo.
Iraola señala la amplia variedad que cobija el paraguas del libro político. La biografía, la investigación, el ensayo, la interpretación, la entrevista, la crónica, las memorias, la recopilación de artículos: todo vale. Si se cubre en dos zancadas el camino desde "El Matadero" hasta el "Clarín" de Sivak -de los más vendidos del año y el más citado entre los autores consultados para este texto- se lo advierte al volver a Sarmiento por "Civilización y barbarie"; seguir por "Una excursión a los indios ranqueles", de Lucio V. Mansilla; "La Australia argentina", de Roberto J. Payró; "Aguafuertes porteñas", de Roberto Arlt; "Operación Masacre", de Rodolfo Walsh; "Argentina a precio de costo", de Gregorio Selser; "La rebelión de los generales", de Rogelio García Lupo; "La pasión según Trelew", de Tomás Eloy Martínez, "La patria fusilada", de Francisco Urondo; y saltar el vacío de la dictadura para hallar -como escribió el actual director de la Biblioteca Nacional, González- ese "periodismo de acción", razón por la cual, tras el informe sobre la desaparición de personas Nunca más, los libros periodísticos fueron los más vendidos.
A las citas del editor se puede sumar -otra lista incompleta y arbitraria- "Robo para la corona", de Horacio Verbitsky (autor de "Ezeiza", "El vuelo" y este año, junto con Juan Pablo Bohoslavksy, "Cuentas pendientes"); "Malvinas, la trama secreta" (Oscar Raúl Cardoso, Ricardo Kirschbaum y Eduardo van der Kooy);" El jefe", la biografía de Carlos Menem de Gabriela Cerruti, quien también retrató a Mauricio Macri en "El pibe"; "El oro de Moscú, de Isidoro Gilbert; "El banquero Moneta", de Viau; "Decíamos ayer", de Eduardo Blaustein y Martín Zubieta; "El golpe", de Alberto Dearriba; "Pizza con champagne", de Sylvina Walger; "La voluntad", de Martín Caparrós (autor de "Argentinismos" y "El interior") y Eduardo Anguita; "Los pibes del fondo", de Patricia Rojas; "El aparato" y "Propaganda K", de María O'Donnell; "Galimberti", de Roberto Caballero y Marcelo Larraquy; "Menem-Bolocco S.A.", de Olga Wornat; "El tren de la victoria", de Cristina Zucker; "La bonaerense", de Ricardo Ragendorfer y Carlos Dutil; "El último peronista", de Walter Curia...
La lista podría seguir. Sobre derechos humanos, contra la corrupción, alrededor de la década de 1970, en cada votación, por los treinta años de democracia... A los argentinos siempre parece atraerles la pelea política y la pregunta por la realidad.
Venta larga. Bajo esa vaga definición entran libros que exceden el día. Emilce Paz, directora de Paidós y Ariel, explicó: "No solemos publicar libros ligados a la coyuntura política, aspiramos a libros cuyo interés se mantenga en el tiempo". Entre los más vendidos (3 a 5.000 ejemplares) se destacó "Por qué fracasan los países", de Daron Acemoglu y James A. Robinson: "Aborda temas que son una preocupación para gran parte de la sociedad actual, de ahí su éxito local y también en la región". Paidós publicó a Wilkis, quien se propuso "un libro centrado en el lugar del dinero en la vida popular: cómo funciona en la política, la religión, la familia, el comercio".
Para conmemorar 1983 pero también con miras al porvenir, Muiño se propuso recoger testimonios primarios: "En un mundo -y en particular la Argentina- devastado por la injusticia y la corrupción, la pérdida de valores y el desprecio por lo institucional, Raúl Alfonsín emerge como un proyecto político pero también como una figura moral, la última que desparramó ejemplaridad entre nosotros. Quise que los protagonistas -familiares, amigos, seguidores, opositores, enemigos- dejaran su opinión antes que fuera biológicamente tarde".
Pero aunque Alfonsín es una obra de referencia, también creó un acontecimiento político: lo presentaron el expresidente del Uruguay Julio María Sanguinetti y el historiador Luis Alberto Romero en un acto al que asistieron Enrique Nosiglia, Federico Storani, Horacio Jaunarena, Julio Strassera, Marcelo Stubrin, "virtualmente todo el radicalismo", y también Carlos Corach, Eduardo Menem, Jorge Sarghini, Eduardo Buzzi, Vilma Ripoll y Hugo Moyano, "quien pidió la palabra para reconocer que el movimiento obrero no había comprendido a Alfonsín sino hasta mucho después".
Argento recibió el Premio Juana Azurduy y, desde abril, no ha dejado de presentar en distintos puntos del país (en la Feria del Libro de Mar del Plata el público no cupo en la sala) su libro sobre los hijos de los montoneros cuidados en una guardería en La Habana. "Conocí muchos detalles y a protagonistas de la guardería cuando investigué para mi libro anterior, 'De vuelta a casa, historias de hijos y nietos restituidos'. El contexto político actual, además del paso del tiempo, les permitió o los animó a hablar. De todos modos costó mucho. El libro salió este año porque, además de mis propios tiempos, a los protagonistas les llevó tiempo sacar esta historia a la luz." Da una explicación sencilla a la perdurabilidad: "Creo que a los lectores les importa que apunte a las historias humanas".
Coyuntura y posición. Salvo esas excepciones, los éxitos de 2013 fueron muy atados al momento con fuerte opinión, como "La Dueña", de Miguel y Nicolás Wiñazky, que con dos semanas en la calle ha vendido 10.000 ejemplares y ya se reimprimen 20.000. "Es un año electoral, Cristina Fernández salía de su enfermedad, el país está en ebullición... todo es un cóctel en el que leer y hablar sobre la presidenta se vuelve indispensable", dijo Nicolás. "El personaje es crucial; entre ambos [son padre e hijo] conjugábamos dos estilos que podían articularse muy bien, la investigación dura y el análisis, y faltaba una biografía política no autorizada de la presidenta."
O el de Rojas, que surgió "para agrupar un trabajo que realizaba al recorrer el interior del país y constatar ese otro mundo kirchnerista alejado del relato que esgrime el gobierno nacional", según el autor de la obra que presentaron Beatriz Sarlo y Jorge Altamira. "En un tiempo la sociedad abandonó el libro periodístico y lo reemplazó por la novela histórica", siguió el autor. "Se trataba de regresar al pasado. El libro periodístico habla sobre nuestro presente".
O el de Alconada Mon, cuya idea apareció -recordó- "en octubre de 2012, cuando tomó fuerza la posibilidad de que la Cámara Federal cerrase la investigación, por lo que decidí al menos reflejar todo lo que me habían contado trescientas fuentes, y habíamos reconstruido durante más de un año y medio". El periodista apunta que esa oportunidad que da la coyuntura lleva a confusión sobre algunos libros: "Los hay propagandísticos o panfletarios (a favor o en contra del Gobierno), pero también de estricta investigación periodística que resultan afectados por los estereotipos o prejuicios políticos".
O "Hablemos de política": "Es una antigua idea de generar debates sobre temas puntuales, que encuentro escasos, puesta en marcha bajo una moda de libros y debates políticos", dijo Bárbaro. "No es tanto el momento electoral como la sociedad que se compromete con la política, y eso genera un enorme mercado editorial."
Miradas más amplias. "Kamikaze" (cuatro ediciones, la primera agotada en dos semanas) fue "una necesidad personal", explicó Sietecase. "Me rebela que el país esté atravesado por una lógica tan simplista como la de buenos o malos. La política no es así; la vida no es así. El kirchnerismo, primero, y los grandes medios de comunicación y parte de la dirigencia opositora, después, contribuyeron a esta manera de contar la realidad. Por eso narré estos diez años con sus matices: un período complejo e intenso, con aciertos políticos y económicos y también con grandes errores y retrocesos. El kirchnerismo no es tan bueno como los funcionarios afirman ni tan malo como los opositores pregonan. Según el catecismo de la época hay que estar en contra o a favor. Yo me resisto porque no soy soldado de una causa: soy periodista."
Sociedad, política y medios son temas de antiguo interés para Blaustein, y "Años de rabia emerge" "de un eterno fastidio crítico potenciado en los últimos años de kirchnerismo por la polarización mediática que vivimos, que ayudó a empobrecer y degradar lenguajes y contenidos periodísticos", dijo. "Creo que la polarización, aunque tiene raíces y resonancias sociales en capas urbanas, se piensa más desde los medios que piden... no polarizar. Intenté una reflexión crítica que superara las lógicas cuadradas, agobiantes". Itkin, su editora, define al libro como "anfibio y reflexivo, que no elude críticas al kirchnerismo o a la oposición", y celebra su buena venta. Blaustein destaca que lo cubrieron los medios oficialistas ("algunos agradeciendo cuestionamientos, otros borroneando") y lo silenciaron los opositores.
Algo así sucedió con el libro de Sivak, que proviene de su tesis de doctorado para la Universidad de Nueva York, donde el autor de "Jefazo" y "El doctor" (biografías de, respectivamente, Evo Morales y Mariano Grondona) también enseña. "La repercusión fue mayor a la esperada. Curiosamente en espacios en los que Clarín tiene una enorme importancia, como 6, 7, 8 y el programa de Víctor Hugo Morales, el libro fue ignorado. También, como es costumbre, en los medios del Grupo Clarín", detalló. Otro dato interesante es que el libro, ofrecido por primera vez en 2005, "fue gentilmente rechazado": nadie se quería meter con el multimedios.
Escribió Viau en "La reina de corazones": "En algunas, excepcionales, circunstancias los hombres, privados de la certeza de estar viviendo la Historia, convocan a su hermana menor y se empeñan en la invención de un relato mitológico que llene de sentido la existencia y cohesione los grupos humanos a los que pertenecen. La necesidad de ese cemento parece recorrer hoy las filas del oficialismo." También las de la oposición, y la de la ciudadanía en general, y no cesa en 2014. "Comienza un año de transición total hacia 2015, año de elecciones presidenciales. Tenemos proyectos vinculados a la política y a la actualidad", dijo Itkin. Como sus colegas de otros sellos, publicará "autores de posturas diversas" para reflejar, si no se puede achicar, la distancia entre los ciudadanos.
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