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“Lo que ocurre con mis obras supera todas mis expectativas”
Dashner, escritor estadounidense, de 42 años, que lleva publicadas las sagas "The Jimmy Fisncher Saga", "The 13th Reality", "The Infinity Ring" . "Tje Mortality Doctrine", se convirtió en best-seller internacional con la serie "Maze Runner", que en español, editada por V & R, esta compuesta por "Correr o Morir" (de la que este año se estrenará la película), "Prueba de Fuego" y "La Cura Mortal", y la precuela "The Kill Order". Dialogamos con Dashner una tarde de los cincos días que pasó con su familia en Buenos Aires,
Periodista: ¿Cómo dio el salto del mundo financiero a la literatura?
James Dashner: Dado que mi sueño fue desde siempre llegar a ser escritor, no extraño para nada el mundo de las finanzas. Como me jacto de ser una persona sensata y eminentemente práctica, y sabía desde el principio que es muy difícil ganar dinero y sostener una familia dedicándome a la literatura, creo que fue eso lo que me llevó a elegir estudiar para llegar a ser contador público. La verdad es que en toda la carrera no disfruté ni un poquito. No me gustaba para nada lo que tenía que aprender, pero era la meta que me había propuesto alcanzar. Durante todo ese tiempo, no dejaba de querer ser un escritor. Era lo que ansiaba. Pero, bueno, me dediqué a las finanzas, a ser contador durante un tiempo, mientras me daba tiempo para comenzar a escribir historias. No sucedió que de pronto se produjera en mí un punto de inflexión, una transición brusca o un salto sino que, a medida que pude comenzar a hacer dinero con la escritura y sostener a mi familia, pude ir dejando lo relacionado con la economía y las finanzas.
P.: ¿Cuál fue el primer impulso narrativo, el punto de partida que lo llevó a construir una obra que ya cuenta con más de quince novelas y lo ha vuelto best seller internacional?
J.D.: Ese primer impulso surgió cuando estaba en la universidad. Poco a poco me fui dando cuenta de que mi verdadera vocación era ser novelista. Ahí escribí una primera novela que se llamó "Una puerta en el bosque", que fue el punto de partida de la tetralogía que conforma la saga de Jimmy Fincher. Antes había escrito muchísimos cuentos cortos. Algunos lo conservo, otros los he destruido. Los que quedaron están en un placard en la casa de mi madre. El único que llevo siempre conmigo es un cuento que escribí a los ocho años, que es un tesoro para mí, aunque es horrible. Estoy convencido de que ninguno de aquellos cuentos merecerían ser publicados. Ni dejaría que se publicaran. Y eso por sentido crítico, más allá de que se sabe bien que pasa muy poco con los cuentos, aun los que son muy buenos.
P.: ¿Qué contaba en "A Door in the Woods", esa primera novela que se publicó en 2003?
J.D.: De un chico que descubría una serie de puertas que lo llevaban a tener poderes especiales, mientras viajaba alrededor del mundo. Acaso esa saga tenía una escritura amateur pero me sirvió para colocarme en el camino de la novelística y poder avanzar a partir de allí. Hizo que me diera cuenta que había elegido el género de la fantasía porque siempre me atrajeron las historias de intriga, acción, suspenso, donde aparece el terror, y eso me ha llevado a escribir relatos donde hay un héroe que es alguien que tiene la capacidad de superar sus miedos. Creo que expongo mi propio proceso evolutivo. Fui un chico un poco tímido que supo superarse y debo proyectar esa experiencia de vida.
P.: ¿Por qué escribe sagas?
J.D.: No lo sé. Me gusta leer sagas. Y películas que son sagas como "La guerra de las galaxias", "Matrix", "El señor de los anillos". "Las crónicas de Narnia". Me encanta el proceso de conectarse con un personaje y ver cómo va creciendo, se va desarrollando, y poder reencontrarse con él más tarde, luego de que se lo aprendió a querer. A los adolescentes eso les apasiona. "Harry Potter" mostró que la clave para que los chicos no paren de leer es que encuentren una historia que es justo para ellos. La comienzan a leer se enamoran perdidamente y la devoran.
P.: Pareciera que los chicos van últimamente en busca de historias cada vez más fuertes, historias más duras, van de "Harry Potter" a "Los juegos del hambre", "Crepúsculo" y a su saga de "Maze Runner".
J.D.: Con "Harry Potter" resurgió la lectura entre los adolescentes a través del género fantasy, a medida que eso avanzó se buscó algo diferente, pero que no fuera de este mundo. Por influencia de Internet y las redes sociales los chicos empezaron a darse cuenta de lo duro que es el mundo actual, de las cosas horribles que pasan, de la presencia de lo siniestro y ominoso, y acaso eso ha llevado a que busquen lo oscuro en los relatos, y de héroes que superan todos los obstáculos, con los que ellos se identifican.
P.: ¿Qué ofrece a sus lectores con la saga que comienza con "Correr o morir", que marque una diferencia con, por ejemplo, "Los juegos del hambre" de Suzanne Collins?
J.D.: Mis libros son muy distintos de los "Juegos del hambre" o de "Crepúsculo" de Stephenie Meyer. A la vez dado que provocan el mismo tipo de atracción, ofrecen algo nuevo para leer en el mundo de la fantasia. En mis libros busco tener variedad de personajes y que provengan de los más diversos orígenes, de todas partes del mundo, esto hace que cada lector se encuentre relacionado con alguno de ellos. Me importa que más allá de que los personajes emocionen, que provoquen que los lectores se enamoren de ellos, tengan rasgos y características que aporten valores a la historia.
P.: En "Correr o morir" el protagonista cae en un territorio dominado por chicos de rasgos salvajes, tiene que recuperar su memoria y para ello entrar a un laberinto donde hay algo monstruoso. ¿Buscó mezclar la leyenda griega del Minotauro con el mundo de "El señor de las moscas" ?
J.D.: Soy un gran lector, muy cinéfilo, amo la mitología, la historia, la literatura, por lo tanto son muchas las cosas que me inspiran a la hora de escribir. Tengo muchas influencias pero un solo punto de partida, algo a lo que trato de darle un visión personal. Desde siempre he sentido atracción por los laberintos, desde los de la mitología griega a los de Borges o al de la película "Resplandor", basada en una novela de Stephen King, donde hay un chico que entra en un laberinto cuando está nevando y no sabe adónde ir. Los laberintos están plenos de metáforas, de simbolismos. En el laberinto el héroe no sabe con qué se va a encontrar. No puede ver el horizonte. Es un escenario fascinante. Por otra parte, en la saga "Maze Runner" hay enigma, misterio, terror, suspenso, una comunidad en la que Thomas, el protagonista, tiene que entrar, con todo lo que eso significa, con encuentros y desencuentros, odios y amores. De pronto aparece en "El Área" un lugar cercado por un muro gigantesco, habitado por gente de su edad, ninguno sabe cómo ha llegado allí. Thomas sabe que tiene que recuperar algo que está escondido en su mente, y para ello debe convertirse en corredor, se trata de correr o morir, y atravesar ese laberinto que es morada de los malvados "laceradores". En ese sentido es posible que hayan estado en el fondo de mi conciencia obras que me han interesado, que me han sacudido, como "El señor de las moscas" de William Golding, o "El juego de Ender" de Orson Scott Card, que son para mí dos referentes narrativos, o, por dar otro ejemplo, la serie "Lost".
P.: ¿Los lectores le comentan cómo los ha afectado la aventura de ese chico que se convierte en un héroe?
J.D.: He recibido cartas de chicos enfermos de cáncer, con ataques de pánico, que han sido víctimas de bullying, donde me decían que el personaje de Thomas los ha inspirado para superar lo que han estado o están viviendo. Thomas al principio de la historia está desorientado, de pronto descubre su valentía, su gran corazón, se hace responsable de sí mismo y de los demás. Me conmueve saber que he podido ayudar con mi historia de algún modo a un adolescente que lo necesitaba, que en algún aspecto los ayudé a salir de donde estaban.
P.: ¿Esperaba encontrar que tenía tantos lectores en la Argentina?
J.D.: No. Alguna vez lo esperé, lo soñé, pero lo que me viene ocurriendo ha superado todas mis expectativas.
Entrevista de Máximo Soto
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