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Macri-Massa, pacto que rebota en el PJ y se expande en el PRO
• EFECTO DAVOS ALTERA NEGOCIACIONES INTER PJ SOBRE PRESUPUESTO DE VIDAL.
• SERVINI, TRIBUS Y EL DÉJÀ VU DEL GRUPO SUSHI.
Los rumores, aún los más insólitos, tienen un valor fáctico: detectar quiénes y contra qué se mueven las usinas de las versiones maliciosas. La macrización de Massa implicaría, en ese juego imaginario, correr a Marcos Peña del sillón mayor para sentarlo en la butaca de Rogelio Frigerio en el superministerio de Interior que concentra obras públicas, Vivienda, elecciones y ATN.
El único indicio sólido de la hipótesis se basa en el protagonismo que Massa adquirió en la provincia de Buenos Aires donde gestiona, casi como un gobernador bis, votos para el presupuesto de María Eugenia Vidal y vocea promesas a alcaldes PJ que necesitan asistencias varias.
Inquieto e hiperactivo, con más pasado en común con figuras del PRO que el radical bonaerense promedio, Massa tiene más influencia y capacidad de lobby sobre Vidal, que el vicegobernador Daniel Salvador. No sorprende, eso, desde el momento en que la gobernadora decidió tercerizar, en su debut, los vínculos con el PJ y elegir como socio de la gobernabilidad al excandidato a presidente.
Inaccesible
Así y todo, Vidal "perdió la sonrisa" de campaña la semana de la fuga y el rechazo al presupuesto, dos episodios inesperados -el segundo figuraba entre las promesas que le hacía Massa- y se volvió menos accesible para algunos peronistas. Verónica Magario, la dama que gobierna La Matanza, se queja en voz alta porque llamó dos veces a Vidal y ésta no la atendió.
La alcaldesa, funcional a Fernando Espinoza, fue una de las pocas ausentes de la juntada que Mariano Cascallares, como anfitrión, armó el lunes en Adrogué y tuvo a Martín Insaurralde, apenas bajado del avión, como principal convocante telefónico para invitar a caciques de toda la provincia a una tenida cuya matriz fue cerrar filas detrás de la postura de darle el presupuesto a Vidal.
Ese libreto se repitió, en boca de varios el martes en la charla con los legisladores que le frenaron la ley a Vidal, y fue Hugo Corvatta, un histórico PJ que gobierna Pigüé, quien se salteó los subtextos.
"Como verán, los intendentes estamos todos de acuerdo de que hay que aprobarle el presupuesto" -dijo-.
Apareció, entonces, disonante Francisco "Paco" Durañona, de San Antonio de Areco, que tiró sobre la mesa otros asuntos: dijo que en su distrito Cambiemos no le vota las ordenanzas y le arma protestas contras sus medidas.
"Ellos acusan a Cristina y Scioli de haber dejado un desastre, nos acusan a todos de narcos, y después nos piden ser prudentes y contribuir a la gobernabilidad cuando ellos no dan gobernabilidad en los distritos: Ritondo vino a Areco, me sacó 30 policías y me acusó de cualqueir cosa", estalló Durañona.
Pactismo
Hubo murmullos y revuelo porque irrumpió una disidencia en el bloque de alcaldes que, hasta acá, delegó el protagonismo en intendentes nuevos como Cascallares, "Juanchi" Zabaleta (Hurlingham) y Gustavo "Tano" Menéndez (Merlo), que asumieron en diciembre y tienen argumentos para pedir asistencia por ser recién llegados.
"A mí, Salvai me dijo que un intendente le ofreció garantizarle doce votos nuestros a cambio de lugares en organismos de control", pegó José Ottavis, jefe del FpV.
Se cuidó, para no dinamitar los puentes, de decir el nombre del supuesto negociador del PJ. Ayer, en el entorno de Salvai afirmaron que nunca dijo eso y que se trata de una "mentira" para enturbiar las negociaciones.
Juan José Mussi, diputado y padre de Juan Patricio, el intendente de Berazategui, intervino para volver con una idea que el peronismo cree la solución: autorizarle un monto de deuda ahora a Vidal y dejar, para más adelante, otro monto. En la Legislatura, esa idea les gusta a todos, incluso a los PRO, porque les otorga incidencia y deja la atención en el juego parlamentario con las mieles que eso suele deparar. Salvai, ministro de Gobierno y operador de Vidal, rechaza esa variable.
El pacto Macri-Vidal-Massa es insuficiente para sentar los 2/3 (si el FpV baja al recinto) como exige el presupuesto y la Impositiva pero alcanza para proyectos de mayoría simple. El ensamble PRO-massismo suma 48 diputados y 25 senadores, lo que garantiza quórum y aprobación. Por eso, el FpV legislativo ve este turno como primordial porque más adelante, Vidal ya no necesitará sus votos.
La centralidad de Massa se vuelve, entonces, riesgosa para el PJ. El tigrense, dicen en La Plata, opera en tándem con Insaurralde y Zabaleta, dos figuras con los que tiene una relación de años. Al alcalde de Hurlingham lo rescató de Morón y lo puso como su mano derecha en la ANSES, empatía que se rompió cuando Zabaleta se quedó con Amado Boudou en el "divorcio" político del luego exvice con Massa.
El jefe del FR sabe, cuando le conviene, perdonar y por eso dictó un indulto especial para Zabaleta, que tuvo firma en el Senado y a quien desde el PJ/FpV atribuyen responsabilidad en el nombramiento de muchos de los cesanteados por Gabriela Michetti. "Mucha gente de Hurlingham" observó, como al pasar, un senador peronista.
Reordenamiento
La sintonía que se atribuye a Massa con el G-10 de Insaurralde, Zabaleta, Cascallares, Fernando Gray (Echeverría) y Gabriel Katopodis (el "Kato", alcalde de San Martín que hoy recibirá a Vidal y será el primer peronista en cobijar al gabinete viajero de la gobernadora) sugiere un nuevo orden entre los críticos del PRO y los amigables, los Macri friendly.
Como parte de esos ajustes, que a nivel nacional expresan dos combos (senadores-gobernadores vs. diputados-Cristina) aparece la teoría incendiaria de un Massa jefe de Gabinete de Macri, onda expansiva que avanza a las intimidades del PRO y apunta a oxidar el creciente protagonismo de Frigerio, única ventanilla que reconocen el PJ y los provinciales.
Flota, sobre esas furias, otro factor: el dictamen, contra reloj, que obliga a elegir autoridades del PJ nacional antes de mayo próximo, expediente que tiene María Servini de Cubría, quien mandó a sondear la chance de intervenir aspectos administrativos del PJ para observar padrones y procedimientos. El juego de Servini es determinante: puede facilitar o alterar la unidad partidaria. Que ocurra una cosa o la otra no es ajeno a nadie, mucho menos a Macri que enfrentará su primer desafío electoral en 2017 y le resultaría funcional un PJ partido, al menos, en dos tribus.
Si bien la historia no es cíclica, al destino parece gustarle leer noticias del pasado. La debilidad de Fernando de la Rúa, tras varios tropiezos, se precipitó al perder la elección en 2001 en la provincia de Buenos Aires. Para analogías odiosas: aquel De la Rúa estaba entornado por el grupo Sushi, al que pertenecía Lautaro García Batallán, que en estas horas se convirtió en operador-portavoz top de Ritondo en medio de la emergencia de la triple fuga.
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