CONGRESO, CON LA SANCIÓN, TERMINÓ DÁNDOLE LA RAZÓN A LA CORTE Y A CARRIÓ - El Gobierno logró evitar una concentración en su contra en la plaza. El PRO mostró mejor reacción política que en otras ocasiones. El costo del silencio.
Mauricio Macri estará ausente del país desde hoy por una semana. Parte al mediodía a una gira por China, Japón y escala en Dubái en la que, a diferencia de su último viaje a Washington, habrá abultada agenda de negocios, inversiones y negociación por financiamientos varios a obras de infraestructura. Las dos centrales nucleares que se acordarán con los chinos o los convenios en tecnología con los japoneses están bien lejos de los dolores de cabeza que el Presidente y su Gobierno tuvieron que soportar en la última semana.
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El Presidente puede irse con la tranquilidad de haber bloqueado otra marcha opositora al subirse Cambiemos a los reclamos en contra del 2x1 que los tres jueces de la Corte Suprema concedieron a un condenado por lesa humanidad. No es poco, a pesar de que muchos macristas no terminaban de comprender anoche el tamaño de la tormenta que el Gobierno había logrado disipar.
La famosa grieta pudo disimularse ayer en la Plaza de Mayo gracias al apoyo de todos los partidos, incluidos los oficialistas, a esa convocatoria, pero hay un dato que muestra sin sutilezas los problemas que en este tema aún aquejan al oficialismo. En el debate del 2x1 no se habló en términos de Cambiemos, sino de cada partido que lo integra en particular. El radicalismo, es obvio, puede tocar en estos tiempos la misma música que el Gobierno en materia de derechos humanos, pero sin duda los arreglos de ambas partituras no son los mismos.
La UCR estaba ayer contenta y calmada después que el Senado convirtiera en ley casi por unanimidad el proyecto que 24 horas antes había pasado por Diputados. Fue una reacción de la democracia ante un tema duro y con el estilo que cuestiones de ese tenor requieren: rápido y puliendo toda interna. Los peronismos de todos los colores también lo entendieron así y actuaron en consecuencia; lo contrario hubiera resultado carísimo para el que no colaborara.
Elisa Carrió festejaba también ayer. Fue ella quien dijo, primero en la intimidad y luego en público, que el fallo de la Corte no tenía pies de barro sino que era éticamente indigerible, pero ajustado a las normas existentes. Son las mismas que, al menos en materia de ejecución de sentencias, deberían haberse modificado en los últimos 10 años y no se hizo. La chaqueña razonó mejor que ninguno en medio de todo este proceso en que si fue necesaria la intervención del Congreso mediante una ley para frenar la aplicación del 2x1 en otros casos de lesa humanidad, es porque la legislación sobre el tema estaba floja de papeles. Como razonó este diario en los últimos días, ese era el mensaje que también le estaban enviado desde la Corte Suprema al Gobierno. Es cierto, también, que en medio de las protestas y los ruidos era difícil encauzar un razonamiento de este tipo; menos cuando las organizaciones de derechos humanos (obviamente) preferían culpar al Gobierno por el fallo de los tres jueces y no a las deficiencias del sistema jurídico argentino, las mismas que ayer intentó corregir el Congreso.
Macri se dará el gusto hoy, antes de partir, de codearse con un seleccionado de expresidentes especializado en enfrentar grandes crisis y reformas. A las 9 inaugurará un encuentro en el que también habrá empresarios y académicos donde compartirá cámara nada menos que con Fernando Henrique Cardoso, Julio María Sanguinetti, Belisario Betancur y Felipe González. Una delicia para cualquier mandatario ser primus inter pares de semejante grupo. Después partirá a Oriente en gira.
Ayer por la mañana Macri estuvo en Mendoza y fue desde allí donde rompió el silencio que se le criticó, dentro y fuera de Cambiemos, por la situación del fallo de la Corte. Tuvo entonces la chance de contestarle a Cristina de Kirchner y confirmarla en la posición de enemigo dilecto que el macrismo eligió para la expresidente. Fue una vuelta de tuerca que reafirmó esa estrategia que ambos mantienen. Desde Bruselas y rodeada de parlamentarios de izquierda la expresidente lo denunció como una "estafa" electoral por mantener una "justicia totalmente alineada"; curioso cuando uno de los jueces que falló a favor del 2x1 fue el ministro de Justicia de Néstor Kirchner. Chanzas más o menos entre ambos, hasta ese ejercicio de puja electoral mostró a última hora que la tranquilidad había regresado.
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