24 de febrero 2015 - 00:30

Macri, profecía PJ que muta amenaza

• EL GOBIERNO ANTE EL RIESGO DE ENFRENTAR A UN NO PERONISTA.

Daniel Scioli compartió ayer un acto en Vicente López con Jorge Macri, intendente local y primo del candidato del PRO que preocupa al PJ. Luego se reunió con intendentes y más tarde estuvo junto con Cristina de Kirchner.
Daniel Scioli compartió ayer un acto en Vicente López con Jorge Macri, intendente local y primo del candidato del PRO que preocupa al PJ. Luego se reunió con intendentes y más tarde estuvo junto con Cristina de Kirchner.
Néstor Kirchner pensó a Mauricio Macri como enemigo preferido, rival indicado con quien poner en tensión los extremos: un exempresario, identificado con la derecha y antiperonista, atractivo para algunos sectores y, en su imaginario, incapaz de seducir mayorías. Un "liberal" que, en soledad, no suponía un riesgo electoral y fragmentaba el universo opositor. El ensueño de un demiurgo que fantasea con ordenar no sólo sus propias piezas sino, sobre todo, las de los demás.

Las leyendas del peronismo llegan a sugerir que el patagónico abortó en 2007 un pacto entre Daniel Filmus y Jorge Telerman para que, separados, facilitaran el triunfo de Macri. Aquella profecía, la que patentó Kirchner y luego abrazó el peronismo K, empezó a convertirse en una amenaza a partir de que el candidato porteño, el que carece de un armado nacional y no tiene presencia en el interior, perforó el techo electoral que le atribuían y trepó -número más, número menos- a la cima de las preferencias de los votantes luego de mantenerse, desde hace meses, en un triple empate con Daniel Scioli y Sergio Massa.

Cuando, a mediados de 2014, el porteño empezó a remontar en las mediciones -en desmedro de UNEN y, en parte, de Massa-, el oficialismo lo festejó como un instrumento para desdibujar al tigrense: una oferta no K, más anti-K que Massa, a la que podrían fugar radicales, provinciales y vecinalistas, e incluso algún peronismo excluido del dispositivo de Olivos.

Con el envión último del 18-F, que puede ser efímero pero rebotó en los sondeos, Macri dejó de ser el candidato funcional que divide el voto anti-K con Massa y amaga con convertirse en un riesgo mayor si logra reforzar lo que muestran los focus group: que es visualizado como el "cambio" ante el kirchnerismo, cualidad en la que supera con holgura a Massa.

"Vamos a tener que salir a sostener a Massa para que no se caiga",
dijo, con un dejo de ironía, un armador del sciolismo que anticipa, además, que la caída del exintendente de Tigre es irreversible. Flota, con malicia, la idea de que Massa en algún momento empezará a buscar convertirse en el candidato a gobernador de Macri en la provincia de Buenos Aires, hipótesis que aparece en otras mesas y lecturas del peronismo y que no genera más que pánico.

La teoría del "acuerdo grande" que junte a toda la oposición -con una primaria entre Massa y Macri, o como parte de la misma boleta en distintos cargos- terminó de recortarse en los temores del oficialismo, y en particular del PJ, luego de la movilización del miércoles pasado casi por efecto reflejo: una cruzada anti-K puede forzar un acuerdo amplio a pesar que los protagonistas no estén del todo de acuerdo.

En el peronismo hay, bajo esos temores, otras lecturas. Unas, optimistas; otras, pesimistas sobre la variable de un frente opositor fusionado en la primera vuelta. Sobre este punto, un operador que frecuenta a Massa y habla con Macri suele decir que no hay que desesperarse por juntar en la primera vuelta lo que la gente juntará en la segunda. En el PJ, los que temen a Macri sin Massa en la cancha dicen que en la medida en que la elección sea K o anti-K, el porteño mantendrá su peligrosidad.

Hay que mirar, entre otros muchos, un dato: lo que ocurra en los próximos 15 días, en el cierre de listas del oficialismo en la Capital Federal, y ver si, como se desliza hasta ahora, el dispositivo ultra-K jugará a retener cargos salibles -una lista única de legisladores- y no a pelear con uno propio el primer lugar. Claro que la suerte de aquella lista depende de los encantos que exhiba la boleta de jefe de Gobierno.

La lectura optimista retoma la base argumental de Kirchner respecto de que, en el tirón final, la dicotomía será peronismo-antiperonismo, y que el caudal peronista que apoyó a Massa en 2013 no irá tras Macri. Scioli, en esa línea, intentó ayer polarizar con el porteño al acusarlo de querer "empezar todo de nuevo", en lo que le atribuye querer dar marcha atrás con medidas del Gobierno K como la Asignación Universal o la estatización de las AFJP.

Contra Macri, Scioli reaccionó como jamás lo hizo ante la amenaza Massa, quizá porque hace tiempo el gobernador entrevé como rival presidencial al jefe de Gobierno porteño más que al tigrense. Ayer, ante un malón de intendentes bonaerenses que lo visitó en el Banco Provincia, Scioli ensayó su relato anti-Macri: "¿Qué quieren cambiar?", preguntó. "¿Vamos a devolver YPF a los privados? ¿Vamos a volver a endeudar a la Argentina? ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a revolear por el aire a Aerolíneas Argentinas? ¿Vamos a ir para atrás con las políticas sociales?".

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