29 de octubre 2015 - 00:00

Massa, con gestos PRO, envió condiciones a los otros dos

Nuevo scrum peronista: José Manuel de la Sota, Sergio Massa, Gustavo Sáenz, Roberto Lavagna y Ramón Puerta. Negociación en cámara lenta con Cambiemos y guerra abierta contra Daniel Scioli por el control del PJ.
Nuevo scrum peronista: José Manuel de la Sota, Sergio Massa, Gustavo Sáenz, Roberto Lavagna y Ramón Puerta. Negociación en cámara lenta con Cambiemos y guerra abierta contra Daniel Scioli por el control del PJ.
El massismo ensayó ayer las mil y una formas de apoyar a Mauricio Macri sin explicitarlo. Más que un aval al candidato presidencial de Cambiemos, la cumbre del Frente Renovador ordenó la furia y el encono que Sergio Massa, José Manuel de la Sota y Roberto Lavagna sienten hacia Daniel Scioli. Un documento, a cargo de Graciela Camaño, que repite las propuestas del massismo en la campaña, intentó marcarle la agenda a Macri y a Scioli con las propuestas de reducción del Impuesto a las Ganancias, imprescriptibilidad de delitos de corrupción, 82 por ciento móvil para los jubilados, paritarias libres, eliminación de retenciones y otras iniciativas que coinciden más con la plataforma del PRO que con la del Frente para la Victoria.

Quien haya estado en la noche del martes en el Marinas Golf, de Rincón de Milberg, Tigre, tiene en claro qué piensa el massismo y cómo actuará ante Scioli de cara al balotaje. El saliente gobernador de Buenos Aires fue bañado en insultos de toda clase. La interna peronista arde: Massa no sólo le factura a Scioli haber abandonado un acuerdo en 2013 para recluirse una vez más en el kirchnerismo sino también asuntos personales vinculados a la seguridad de su familia. Es una relación sin retorno. Ese intríngulis peronista/afectivo tiene al massismo parado de manos ante el candidato del kirchnerismo. La cercanía del Frente Renovador con el PRO se motoriza más en el irreconciliable vínculo Massa-Scioli que en afinidades políticas con el macrismo.

Además, Massa está dispuesto a barrer con lo que queda del Frente para la Victoria de la faz del peronismo. Retomó el contacto con intendentes oficialistas y auxilia a María Eugenia Vidal para completar casilleros de su gabiente. Jorge Sarghini podría ser ministro. Massa y Vidal ya entraron en contacto directo. En la Cámara de Diputados de la Nación contará con un paquete de 20 legisladores nacionales determinantes para habilitar el quórum del futuro Gobierno nacional.

Massa destilará el apoyo tácito a Cambiemos con cuentagotas. Despacio, gradualmente, hasta que se acerque el 22 de noviembre.

Gana tiempo para negociar. Y, del otro lado, Mauricio Macri saca músculos, mantiene abierto un canal de diálogo directo, uno a uno, sin intermediarios. El jefe de Gobierno porteño también gana tiempo: ya consagrado Presidente de la Nación, especula, estará en una posición de fuerza mayor para negociar con Massa y con el resto de la oposición.

El texto difundido ayer no presenta novedades programáticas ni explicita apoyo alguno. Estuvo dirigido a los dos candidatos que entraron al balotaje: "Elevamos este documento para que Daniel Scioli y Mauricio Macri consideren la inclusión de estas propuestas en el debate presidencial. La posición de los candidatos sobre estos temas definirá el apoyo de más de 5 millones de ciudadanos que votaron a Sergio Massa y Gustavo Sáenz en las elecciones de octubre".

Luego de la reunión, Massa volvió a apoyar a Macri sin nombrarlo: "Necesitamos un cambio, pero no cualquier cambio. Argentina necesita un cambio que garantice la guerra al narcotráfico y el final de la impunidad. Necesitamos que el próximo presidente impulse una ley de imprescriptibilidad de delitos por corrupción". Consultado sobre si el massismo apoyaría a Cambiemos en balotaje respondió: "No somos los dueños de los votos". Y volvió a reclamar un nuevo Código Penal de la Nación.

El massismo bonaerense se había concentrado el martes en Marinas Golf, Rincón de Milberg, donde la catarsis colectiva apuntó a Scioli. Se habló de la desesperación y aislamiento del candidato del FpV, a quien le dedicaron insultos explícitos y sin eufemismos. Irán a fondo contra lo que queda de kirchnerismo. Ayer, un día después, Massa advirtió que "el 65% votó por el cambio". Antes del encuentro celebrado en Puerto Madero, Lavagna y De la Sota también expresaron su apoyo tácito a Macri: "No vamos a votar a Scioli, estamos por el cambio".

En el segundo piso del Hilton, Malena Galmarini, Graciela Camaño, Jorge Sarghini, Gustavo Zavallo y Jorge Busti, Sebastián Galmarini, Alberto Asseff, Rubén Sciutto, Juan Amondarain, Marco Lavagna, Gilberto Alegre, el cordobés Carlos Caserio, Jorge "zurdo" Montoya, los intendentes Joaquín de la Torre, Mario Meoni, Luis Andreotti, Daniel Arroyo y Felipe Solá intercambiaban opiniones. En la entrada del salón principal donde estaba concentrada la dirigencia una larga mesa con fiambre y delicatessens ofrecía auxilio gastronómico a los presentes.

A partir de hoy Macri se tomará una minivacación hasta el próximo domingo. Lo mismo harán Vidal y Gabriela Michetti. Antes de irse, el jefe del PRO bajó una orden clara: suprimir a la economía de la agenda de campaña. Si gana, Macri deberá armar tres gobiernos en 25 días. Ayer una encuesta lo ubció 13 puntos encima de Scioli. Son las mismas encuestadoras que no sabían si había o no balotaje y ubicaban a Scioli al borde de los 40 puntos de intención de voto.

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