La papelera Massuh intentó desmentir que en una reunión con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se había decidido que el Gobierno se quedaría con la empresa. En una extensa misiva dirigida a la Bolsa, la empresa que tiene como principal accionista a Héctor Massuh, y tras describir gestiones ante el Ministerio de Trabajo para poder pagar los salarios, cierra la carta admitiendo que «se intenta avanzar en la construcción conjunta de una solución para volver a poner en marcha la producción». Queda claro entonces que la «construcción conjunta» es con el Gobierno.
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La empresa informa allí, y por primera vez, de la venta de sus oficinas en el barrio porteño de Parque Patricios, y la aplicación del monto de la operación a la cancelación de la hipoteca que pesaba sobre el edificio y de un embargo. «La venta arrojó una ganancia de $ 4,9 millones aproximadamente», agrega el comunicado.
El comunicado también pinta un panorama negro, no sólo en lo que hace a las relaciones con su personal (desde los operarios industriales que no producen hasta los administrativos que están en «quita de colaboración»), a la falta de «servicios o soportes, tales como dificultades en las comunicaciones telefónicas, en el servicio de informática y computación, etc.».
Lo cierto es que la carta de Massuh parece ser el prólogo para un desenlace que sería inevitable a esta altura de los hechos: la estatización de la papelera, cuyo control quedaría en manos del propio Moreno, a través de un delegado que nombraría. La «solución» habría llegado el miércoles, cuando Massuh y Moreno se reunieron en el despacho del funcionario.
Uno de los temas a definir es quién se hará cargo de la deuda concursal de casi $ 250 millones que mantiene la papelera, y si su planta de Quilmes será expropiada por el Gobierno u operada por el Estado bajo alguna forma de alquiler, usufructo o explotación a título gratuito. En cualquier caso, el panorama parece muy complicado para los acreedores, cuyas esperanzas de recuperar sus créditos sólo podrían concretarse con la venta de los activos que le quedan a Massuh.
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