26 de mayo 2017 - 21:57

Ni las semillas de soja se salvaron de los hongos

El exceso de humedad fue el denominador común de la campaña y terminó generando la aparición de enfermedades. La pérdida de calidad oscila entre el 8 y el 25% dependiendo de la zona.

Ni las semillas de soja se salvaron de los hongos
Más allá de los pronósticos que hablan de una gran cosecha de soja, las lluvias que afectaron al campo entre febrero y abril, dejaron víctimas entre los granos de soja

Las señales de alerta amarilla arrancaron cuando los resabios de la Corriente del Niño hicieron lo suyo, justo en el arranque de la floración y llenado de la soja de primera y también de segunda, porque el clima trajo aparejado un ciclo de lluvias entre mediados de enero y marzo que alcanzó hasta abril y afectó a la zona núcleo. El resultado fue la aparición de enfermedades fúngicas que impactaron en los granos a la hora de la cosecha, con pérdidas de calidad que oscila entre el 8 y el 25 por ciento, dependiendo de la zona de cosecha.

Sin embargo, los productores que lograron anticipar la siembra de soja de segunda y adelantar su cosecha, zafaron y pudieron levantar granos de calidad. Estas son las sojas que sufren más los impactos climáticos.

El ciclo de desarrollo de este cultivo ocurre entre el verano y comienzos del otoño, situación que genera condiciones de ambiente altamente favorables para el desarrollo de las enfermedades fúngicas primero en las hojas y luego en las semillas.

La presencia de precipitaciones que oscilaron entre los 400 y los 300 milímetros a lo largo del trimestre, generaron elevados porcentajes de humedad, que sumado a las altas temperaturas, superiores a los 30 grados en las zonas más afectadas del corazón sojero de Argentina, que abarca el centro y sur de Santa Fe, Entre Ríos, Este de Córdoba, Buenos Aires y Este de la Pampa, se convirtieron en la ecuación perfecta para potenciar la aparición de enfermedades fúngicas que, inclusive, se transmitieron a la semilla.

Es así que el fantasma de abril de 2016 sobrevoló a la región pampeana, porque los que lograron cosechar antes del 10 de ese mes obtuvieron granos de calidad, mientras que las realizadas después de las lluvias "tuvieron resultados terribles", contó al suplemento Agronegocios la fitopatóloga Margarita Sillón, docente de la Universidad Nacional del Litoral y consultora privada.

Un análisis de las precipitaciones en el primer trimestre del año realizado por el Instituto de Clima y Agua del INTA, muestra que los excesos más destacados abarcaron las provincias de Santa Fe, Córdoba (este), Entre Ríos (sur) y Buenos Aires (norte), mientras que los déficits se observaron en la región Pampeana (sur).

"Después de la experiencia que muchos productores tuvieron el año pasado (por 2016), decidieron levantar la cosecha antes, aunque sea con humedad alta para evitar los problemas que los obligo a malvender, incluso hubo soja que no se pudo sacar al mercado", detalló la especialista.

Respecto de la calidad de la semilla de la oleaginosa que se está cosechando, pese a que haya problemas de calidad "es mejor que la cosechada el año pasado. De todas maneras la carga de patógenos no es baja, si se hacen los estudios de incubación en lo que llamamos blotter test de semillas, nos muestran una carga de patógenos bastante alta, de acuerdo al momento en que fue cosechado", explicó Sillón.

"Hay hongos que corresponden a enfermedades muy de fin de ciclo. Hoy el productor de soja ya levantó su producción y, la soja que queda en pie presenta patógenos que afectan a la semilla, son tres los géneros de hongos: Fimosis, Fusarium y Colletotrichum y también se detectaron ataques tardíos de chinche, enfermedades que generan una entrada directa por las heridas que pueden tener las vainas y por eso puede haber más ataques de esos hongos. Por eso el productor está pensando en que se afecta la calidad de sus semillas", añadió la especialista.

Estos tres hongos deterioran la calidad de la semilla y "lamentablemente están presentes en todos los campos, pero la diferencia está en el manejo que se pueda hacer del lote, mediante la aplicación de un fungicida una o dos veces en los lotes que van para semillas. Al analizar los resultados se nota la diferencia en la calidad de la semilla que provine de un lote en el que se realizó alguna aplicación de fungicida, respecto de aquel en el que no se le hizo", agregó

Por su parte Lucrecia Couretot del INTA Pergamino, recordó que "este fue un año muy húmedo con muchas precipitaciones que superaron la media histórica para la región, condiciones que les gustan a todas las enfermedades fin de ciclo que afectan a las hojas, las vainas y los granos con la aparición de dos tipos de patógenos, los que afectan a las semillas y los que aparecen por cosecha demorada", detalló.

La aparición de estas enfermedades afecta al llenado de granos, aunque no el poder germinativo. Muchas veces no se le da importancia a la sanidad de las semillas, sin embargo su presencia contribuye a la difusión de la enfermedad porque es una de las fuentes que permite la sobrevivencia del hongo. La mayoría de los hongos que aparecen con las enfermedades de fin de ciclo pasan a las semillas, todos tiene su inóculo en la fuente que es la semilla, salvo la roya de la soja.

La demora en levantar la cosecha por problemas climáticos por espacio de diez días o más, acompañado de altos porcentajes de humedad, como ocurrió la semana anterior, a pesar que en el caso de la soja ya está en los últimos tramos, pueden aparecer dos géneros de hongos como ya ocurrió el año pasado, Alternaria y Fusuarium, infecciones que reduce en forma significativa el poder germinativo de las semillas.

"Los productores que cosecharon antes de las primeras lluvias de otoño tiene una soja de mejor calidad, que los que cosecharon después del temporal. Muchos de los granos cosechados tienen casos de Cercospora y también hemos encontrado casos con presencia de Fusarium. Son fenómenos que afectan el poder germinativo de las semillas", agregó Couretot con los últimos datos recolectados a campo en las últimas horas.

El otro factor, agregó la técnica, que influye en la aparición de estas enfermedades, tiene que ver con el garo de humedad con que se almacenan las semillas: "Muchos productores cosecharon con porcentajes del 14 por ciento, pero también hubo casos en que los porcentajes fueron mayores.

Los granos infectados con el primero de los patógenos generan en las semillas o granos más pequeños y deformados, con un alto porcentaje de humedad y de acuerdo a ensayos realizados en el laboratorio del INTA Pergamino, presentan una masa algodonosa de color pardo verdoso que los rodean.

Mientras que en las infecciones causadas por Fusarium spp, el aspecto externo de los granos es similar a los observados para Alternaria spp, pero los mismos se cubren de una abundante masa algodonosa de color blanco o rojizo.

Respecto del poder germinativo de estos granos y si es o no posible utilizarlos como semilla, la especialista agregó que: "Lo primero que tiene que hacer nuestro productor es enviarlas a un buen laboratorio, certificado por el INASE para hacer un análisis de poder germinativo y un análisis sanitario para determinar que honguitos tenemos en la semilla, esperamos la evolución. Seguramente para la próxima campaña deberemos aplicar un buen curasemillas".

Couretot contó también que en los últimos informes recibidos de "un laboratorio de Colón, Buenos Aires, los resultados en las semillas demostraron que hubo una respuesta importante al curado. Para nosotros es una muy buena noticia, porque si hay una buena respuesta al tratamiento y la conservamos bien, nos va a servir para la próxima siembra", recomendó·  

Dejá tu comentario