22 de mayo 2009 - 00:00

No alcanza con la camiseta

Boca le dio la espalda a esta edición de la Copa. Riquelme busca una explicación tras la derrota con Defensor.
Boca le dio la espalda a esta edición de la Copa. Riquelme busca una explicación tras la derrota con Defensor.
Los triunfos y los logros son el mejor maquillaje que tiene el fútbol para esconder las limitaciones y los baches futbolísticos. Y más allá de las apariencias y la frivolidad de las imágenes, a la larga el fútbol pasa facturas. Indeclinablemente. Boca quedó afuera de la Libertadores muy rápido, un plantel que no está acostumbrado a ver la finales por televisión recibe un mazazo que nadie supo prever a tiempo. O peor, escuchar los análisis fríos y desinteresados de los de afuera. Este equipo, con Ischia a la cabeza ganó el Apertura 2008 por un gol, cayendo frente a Tigre y pidiendo la hora, porque si Tigre señalaba otro tanto se quedaba con las manos vacías. Durante este año en ningún momento lustró la chapa de campeón en el fútbol local, y durante la primera fase de la competencia continental le alcanzó con saltar a la cancha enfundado de azul y amarillo. Demasiado poco.

La serie la tuvo a su merced estando dos veces arriba del marcador en el Centenario la semana pasada, pero esta versión poco confiable de Boca no supo sostener un resultado de apenas un gol de diferencia. Ahora es demasiado tarde para abrir los ojos. Nadie puede dudar de la categoría de jugadores como Palermo (no tuvo una sola situación clara de gol en 90 minutos), Riquelme (sin ritmo, desdibujado Román), Battaglia, Palacio, Abbondanzieri y podrían continuar las firmas. Sí se deberá planificar un futuro, no muy lejano, donde la dirigencia pondrá sobre la mesa de negociaciones de los contratos un fracaso de grandes dimensiones como esta eliminación y comenzará a jugarse un ajedrez donde se definirá qué papel juega Carlos Bianchi, hoy mánager, pero siempre (vir)rey en el tablero de Boca, que hasta ahora tuvo un entrenador que apenas le alcanzó para ser peón.

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