2 de abril 2012 - 00:00

Panorama del crepúsculo cultural

«Bye Bye, American Pie» incluye 110 obras de un grupo destacado de artistas estadounidenses de los últimos 40 años que profetizaron la decadencia gradual de los Estados Unidos.
«Bye Bye, American Pie» incluye 110 obras de un grupo destacado de artistas estadounidenses de los últimos 40 años que profetizaron la decadencia gradual de los Estados Unidos.
Philip Larratt-Smith (Toronto, Canadá, 1979) es conocido en nuestro medio artístico por las curadurías de «Andy Warhol, Mr. America» (2009/10) y «Louise Bourgeois- El retorno de lo reprimido» (2011) en el Malba y en la Fundación Proa respectivamente. Incorporado al Malba en 2011 como curador del programa internacional, presenta la exposición inaugural de esta temporada, «Bye Bye American Pie», título originado en la canción «American Pie» de Don McLean cuyos versos tratan acerca de la pérdida de la inocencia de la generación de los 60.

Se incluyen 110 obras de un grupo destacado de artistas estadounidenses de los últimos 40 años que «profetizaron la decadencia gradual de los Estados Unidos, no sólo en su hegemonía económica y política, sino también como cultura y como ideal», según Larratt-Smith que en el catálogo aborda este tema en el ensayo de carácter psicoanalítico «El malestar de la cultura», basado en el texto del mismo nombre de Freud.

Otros textos como «La caída de la casa del Ratón Mickey» de Gary Indiana, señala la caída de Saigón en 1975 como disparadora de las formas inquietantes en el arte de los Estados Unidos que «abandonó su retiro en la autorreferencialidad para ocuparse tanto del sufrimiento personal como colectivo». Otro texto significativo: «El sueño electrográfico» de John Gray, retrata la situación político-social-económica, enumerando los hechos que han llevado a los Estados Unidos a empobrecerse, a una casi desaparición de la clase media, a subsistir a través del empleo ocasional, tráfico de drogas, industrias ilegales, «una economía de plantación posmoderna en la que la servidumbre de la deuda está a la orden del día».

Es sobre estos conceptos que el visitante debe acercarse a esta muestra dura, perturbadora, conmovedora en la que no hay nada tranquilizante. El recorrido se inicia por la serie de fotografías de Larry Clark (Tulsa, Oklahoma, 1943). A fines de los 60 se dedicó a hacer fotos de su vida que se reducía a salir con los amigos, drogarse, jugar con pistolas, tener relaciones sexuales. Titulada «Tulsa», describe secuencialmente este lado oscuro en el ambiente rural, religioso, donde transcurrió su adolescencia.

De Barbara Kruger, (New Jersey, 1945) se exhibe uno de sus primeros y pequeños collages que más adelante se convirtieron en grandes fotos serigrafiadas sobre vinilo en rojo y negro, de carácter publicitario, de llegada masiva, con inscripciones provocativas, acusadoras, a veces, ambiguas, en relación al sexo, al amor, el poder, la censura, el racismo, que cruzan la imagen a manera de diagonales.

Llegamos a las fotos de Nan Goldin (Washington, 1953). Aunque tomadas en diferentes lugares del mundo, su raíz está en la subcultura de la Nueva York de los 80, cuando los jóvenes se sentían dueños del mundo y vivían para los placeres. Retrató a sus amigos, seres que ya no existen debido a los estragos del sida y de las drogas. También se exhibe su célebre serie de slides «La balada de la dependencia sexual» (1978-1996), 40, 700 imágenes , un homenaje de amor hacia esos amigos, seres arruinados física y moralmente que vivían en sórdidos ambientes.

Obra teñida de melancolía, soledad, «la gente toma instantáneas por amor, y también para recordar gente, lugares, épocas».

Jean-Michel Basquiat (Brookyn, 1960/88), conocido al principio como SAMO, dejaba su marca en los muros con graffitis, como muchos de los marginales que querían dejar asentado su incoformismo, muchas veces de carácter críptico, hasta que gracias a Warhol con el que realizó trabajos conjuntos, se convirtió en una mega estrella tragada por el establishment que pagó y paga cifras astronómicas por sus obras. De este artista afroamericano convertido en leyenda después de su muerte por sobredosis, se exhiben óleos y obras sobre papel.

La de Jenny Holzer (Ohio, 1950) es una crítica de un lenguaje que aborda temas políticos, sociológicos, psicológicos, sexuales, frases breves, advertencias, ansiedades, miedos desde la cotidianeidad a través de proyecciones, escritos en remeras y posters. Larratt-Smith nos comenta acerca de sus orígenes metodistas y la permanente dicotomía entre el bien y el mal. Dieciocho letreros pintados a mano, un letrero de LED y las recientes obras, informes desclasificados sobre Guantánamo, Abu Ghraib y los planes de invasión de la guerra de Irak.

La muestra cierra con la escultura «Train, Mechanical» (2003/09) de Paul McCarthy (Salt Lake City, 1945). Es reminiscente de la que vimos en la Colección Pinault en Venecia en 2009 «Tren, de cerdo, la isla» (2007), Bush en una bacanal orgiástica consigo mismo. Aquí la presencia de Bush copulando con dos cerdos la hace más brutal. La obra de McCarthy es burlona, subversiva, «como nuestro mundo: obsceno, sucio, cínico», afirma el artista.

Muestra conmocionante, provocativa, que se siente en el cuerpo, que deja rastros.

Clausura el 4 de junio.

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