17 de noviembre 2009 - 00:00

PJ disidente aún cuenta votos para controlar Diputados

Elisa Carrió
Elisa Carrió
El Peronismo Federal anunció ayer que se prepara para avanzar ya con una agenda parlamentaria unificada. La mesa de conducción que armaron Ramón Puerta, Carlos Reutemann, Jorge Busti, Alberto Rodríguez Saá, Juan Carlos Romero y Felipe Solá decidió convocar a los legisladores que integrarán ese bloque «para que en el menor tiempo posible impulsen una agenda común que permita canalizar la demanda mayoritaria de los argentinos expresada el 28 de junio pasado».

En el idioma peronista, eso significa avanzar en el reclamo de cargos hasta donde permita la mayoría que puedan armar en Diputados para reclamar allí la conducción.

El know how de esa estrategia lo tienen afinado: el 10 de diciembre de 2001 aplicaron la misma regla, después del triunfo del PJ en las elecciones legislativas, para quitarle a Rafael Pascual la presidencia de Diputados colocando allí a Eduardo Camaño, hoy en las filas del Gobierno de Daniel Scioli. Ya en ese momento se rompió la tradición que indicaba que el control de Diputados debía quedar en el oficialismo.

Mientras tanto, ayer, el kirchnerismo se pasó el día denunciando intentos de desestabilización en el Congreso. Con cierto temor, el santafesino Agustín Rossi bramó: «Esto es un zarpazo institucional. Si lo quieren hacer, vayan, junten los votos.».

El entramado del peronismo disidente tenía hasta ahora un aliado seguro en el radicalismo, el jujeño Gerardo Morales, para sumar votos y armar una mayoría que le permita reclamar la presidencia de Diputados. Morales largó hace dos semanas una revisión de las declaraciones que hizo la noche del 28 de junio y pasó a considerar como posible que la oposición reclamara el control de esa cámara.

No tuvo eco en sus socios de la Coalición Cívica; de hecho, ayer Adrián Pérez insistió en que el cargo debe quedar para la primera minoría, es decir, el kirchnerismo.

Hasta acusaron a Eduardo Duhalde de estar tras una maniobra desestabilizadora por ese intento: «La Coalición Cívica/ARI será siempre la piedra en el zapato de cualquier tipo de negociación oscura y conspirativa. No seremos cómplices de la corrupción y el autoritarismo del Gobierno ni de la voracidad conspirativa de los mismos que hace pocos años produjeron la crisis política y social de 2001», decía ayer un documento firmado por Pérez, Héctor Flores, Alfonso Prat-Gay y Gerardo Conte Grand.

Esta semana, Morales reformuló su teoría, aclarando que no reclamaría ese cargo para ningún radical. De todas formas, la cuestión parecía abstracta ya que sin Elisa Carrió subida a esa idea, el socialismo, ni los partidos de izquierda y centroizquierda, muchos pensaron que sería imposible reunir el número para arrancarle al Gobierno la conducción de Diputados.

Ayer, desde el PRO se dio otra vuelta a la historia. Paula Bertol amenazó: «Sostenemos que la presidencia de la Cámara de Diputados le corresponde a la primera minoría, en este caso el Frente para la Victoria.

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