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Se paga hasta 50% más según el kiosco en el que se compre
• En productos de bajo precio los consumidores no se toman la molestia de comparar

Ahorrar, cuidar el bolsillo y medir los gastos es un comportamiento que para los argentinos se ha convertido en un hábito a partir de la crisis financiera y la inflación que no se detiene, pero en el que a veces hasta a los más cuidadosos se les escapan algunos gastos pequeños que, si se midieran, se podría ahorrar casi la mitad del valor.
Según un relevamiento realizado por Ámbito Financiero en diferentes kioscos, los precios de las golosinas, bebidas y helados, de la misma marca, varían entre un 10% y un 45%, según el sitio donde está ubicado el local. Por ejemplo, comprar un agua saborizada de 500 ml en uno de los puestos comerciales ubicados dentro del shopping Abasto cuesta un 33% más que si se compra fuera de éste. Sólo con salir del shopping y cruzar de vereda se consigue el mismo producto a $ 3,50 cuando de la otra forma sale $ 4. Las gaseosas corren con la misma suerte: mientras en el kiosco dentro del shopping cuestan $ 5, a sólo metros se pueden conseguir a $ 4,50, pero sin aire acondicionado, una comodidad de la que no muchos están dispuestos a prescindir.
Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los chicles en paquete, una de las golosinas más consumidas. En los kioscos ubicados en las estaciones de subte cuestan también un 33% más que los que se sitúan en la calle. También hay que tener en cuenta que dependiendo de la estación y la línea varían los importes. En la C, que une Retiro con Constitución, el valor de los chicles es de $ 1,75, mientras que en la línea E, que une Bolívar con Plaza de los Virreyes, el importe asciende a $ 2. Y en una estación de servicio se encontró el precio más barato, a $ 1,50.
Los helados son una de las golosinas más pedidas, en verano, para refrescarse por el calor. En los kioscos ubicados cerca de salas de cines los helados cuestan por lo menos $ 0,50 más, mientras que los afortunados que encuentran al heladero que recorre los parques y plazas de Capital pueden llegar a ahorrarse hasta $ 1.
Una de las golosinas en las que mayor diferencia se halló fue en las barras de cereales. En un kiosco de San Telmo, a sólo dos cuadras de la línea C del subte, la barra cuesta $ 1,20, mientras que en el comercio subterráneo el valor es un 45,83% más elevado: $ 1,75.
La realidad es que son pocos los que se fijan en estos centavos, pero en valores tan pequeños, $ 0,50 no es una cifra menor. Si en el transcurso de un mes se gastan $ 0,50 más todos los días, se estarían gastando $ 15 extra, un número abultado teniendo en cuenta que se habla de golosinas.
Muchos de los kiosqueros consultados aseguraron que deciden redondear los precios por la escasez de monedas. En un local ubicado frente a varias paradas de colectivo en el barrio de San Telmo, su encargado aseguró que «algunos precios están inflados porque buscamos redondear para cuidar las monedas», tomando como ejemplo los chicles, que en su local cuestan $ 2.
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