• ECONOMÍA Y "LAVA JATO", EN LA MIRA DE CAMBIEMOS Noticias confusas desde Brasilia a Beijing. La sombra del caso Odebrecht y la simpatía económica con Temer. El mejor momento para ir a Oriente.
Mauricio Macri no podría haber elegido mejor momento para realizar su viaje a Oriente, muy especialmente por su escala en China. Aunque no estén totalmente claros los alcances de todos los acuerdos que alcanzaron el Presidente, su canciller Susana Malcorra y varios gobernadores, hubo suficiente movimiento para anunciar millonarias inversiones en el horizonte y soñar después en que se cumplan. En medio de ese proceso el Gobierno recibió pésimas noticias con la crisis de Brasil por la nueva acusación contra Michel Temer.
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Macri, Malcorra y el resto del gabinete comenzaron a recibir las noticias desde Brasilia cuando la visita a China terminaba y comenzaban los desplazamientos a Japón. Hubo dudas y el obvio temor por el impacto económico en la Argentina.
También por el costo político que pueda salpicar al Gobierno argentino. Para analizar esto no hay que ir solamente a las acusaciones de Leonardo Meirelles sobre las trasferencias a Gustavo Arribas, el jefe de la SIDE, o el impacto local de operaciones y sobornos que el mismo grupo desparramó en la Argentina. Esas carpetas pueden salpicar tanto o más al kirchnerismo que al macrismo. De esos temas habló Macri ayer en Oriente cuando mencionó que "a Meirelles no hay que creerle nada" y al mismo tiempo proclamó el fin del populismo en Argentina.
Más preocupa al Gobierno la imagen de Macri y sus opiniones frente a lo que le suceda a Temer. El Presidente argentino fue uno de los primeros en reconocer al Gobierno de Temer tras la caída de Dilma Rousseff. No fue un movimiento desatinado: la economía argentina vive pendiente de Brasil y Temer propuso desde el principio un camino lógico frente a los desbordes del PT, tal como el mercado vino reconociendo en cada paso. Y la economía brasileña fue mostrando signos de mejoría, los mismos que aquí se festejaron. Por eso ayer un ambiente de pesadumbre rodeaba a la delegación argentina en China mientras desesperadamente se buscaban noticias.
Los conflictos en Brasil también pueden tener impacto en la velocidad de esos procesos. En el caso de Arribas, pueden pasar dos cosas: que se demore la Justicia brasileña en entregar la documentación que le están pidiendo los jueces locales o que en un efecto explosivo toda la investigación del "Lava Jato" se mutiplique por Latinoamérica a velocidades de rayo, en una movida clara de los jueces por salvar la cabeza. Hasta ahora ese ejercicio avanzó claramente en Brasil mientras que en la Argentina se ha visto poco.
Para el macrismo, gracias a Dios las malas noticias de Brasil llegaron durante la gira a Oriente. Con Estados Unidos en crisis, no había mejor ocasión para este viaje. Así Xi Jinping aparece hoy como el presidente que lidera un país que busca abrirse al mundo y de hecho el propio foro bajo el romántico nombre de la Nueva Ruta de la Seda habla de esas intenciones. También apunta a lo mismo el ambiente de negocios (duros, complicados, con negociaciones casi impenetrables) que rodea a toda visita presidencial a China y las intenciones de Beijing, aunque a veces no se concreten, de aumentar sus inversiones en el mundo. La contracara, para gozo de los chinos, es Trump, quien busca cerrar a los EE.UU. frente al mundo para reforzar el empleo local en contra de la mano de obra y producción extranjeras. Todo lo contrario de China, aunque Xi Jinping también haga todo para mantener el crecimiento de la mano de obra en su país.
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