Los anuncios de Lloyds y del Royal Bank of Scotland (RBS), ambos con sede en Edimburgo y parcialmente nacionalizados por el Gobierno británico, y de los propietarios australianos del banco Clydesdale se conocieron ayer, un día después de que el primer ministro David Cameron hablara desde Edimburgo sobre el éxodo de entidades financieras y empresas hacia Londres que provocaría la independencia de Escocia.
La posibilidad de que gane el "Sí en el referendo del jueves próximo, alentada por el sondeo de YouGov del fin de semana que ubicó a los secesionistas con el 51% de la intención de votos, llevó también a políticos laboristas y liberales y a compañías, como las petroleras Shell y BP, a expresar su preocupación.
Sin embargo, anoche una nueva encuesta de esa firma registró el primer avance desde agosto del "No" con un 52% de intención de voto.
"Hay un contraste entre el mensaje positivo de la campaña por el 'Sí y la intimidación de los partidos de Westminster. Ayer tuvimos un ejemplo espectacular de esto", se quejó Salmond en referencia a la noticia sobre el traslado del RBS -asentado en Escocia desde 1727- a Londres, divulgada anoche por la BBC.
Cameron "disparó esta pistola contra la gente de Escocia para ver cómo le explota en la cara como resultado de la investigación sobre la filtración de información", declaró el líder nacionalista, que lo calificó como un hecho de "extrema gravedad".
La cadena pública británica, por su parte, afirmó ayer que siguió el procedimiento habitual al difundir la noticia, sin referirse a la supuesta filtración realizada por el Gobierno. "La historia era rigurosa y BBC News aplicó criterios normales", aseguró.
El banco Lloyds, donde el Gobierno británico tiene una participación de un 25% y es el controlador de Bank of Scotland, dijo que sus planes de contingencia incluían crear "entidades legales en Inglaterra", mientras que RBS dijo que "sería necesario modificar el domicilio de la sociedad holding del banco".
Por su parte, TSB Banking Group, propiedad en parte de Lloyds, dijo que era probable que reubicara algunas de sus operaciones en Inglaterra.
El ministro de Finanzas del Gobierno escocés, John Swinney, consideró que el anuncio de las entidades bancarias era resultado de la negativa de Cameron de acceder a una unión monetaria formal con una Escocia independiente.
El independentismo escocés sufrió otro golpe con la advertencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre "la negativa reacción de los mercados en el corto plazo" si se registra victoria del "Sí. No obstante, matizó los efectos a largo plazo pues, consideró, "dependerían de las decisiones que se tomen durante la transición".
Pese a las "historias alarmistas", Salmond insistió ayer en que "por primera vez en la historia de Escocia, tenemos nuestro destino en nuestras manos" y auguró una participación del 80% en la cita del próximo jueves, para la que se registró un récord de casi 4,3 millones de escoceses.
Peter Kellner, presidente de YouGov, coincidió con la proyección de participación y dijo que la definición será infartante, puesto que "ahora todo es cabeza a cabeza".
Agencias Reuters, EFE y DPA |
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