Tuvimos un cambio en el valor del riesgo

Si tenemos en cuenta que venimos de una seguidilla de cinco subas consecutivas, el 0,2% que perdió ayer el Dow al cerrar en 10.739,31 puntos, apenas merece ser definido de baja y posiblemente -según algunos- le quepa mejor el título de ajuste. Lo que es claro es que más allá de las definiciones, lo que tuvimos fue un cambio en la composición de riesgo de las carteras, lo que se evidenció a través del 0,48% que perdió el S&P500, el 0,63% del NASDAQ y el 1,2% del Russell 2000. En realidad este proceso se inició el martes cuando vimos cómo los inversores castigaban los precios de los papeles tradicionalmente más volátiles, buscando posicionarse en alternativas de inversión más seguras. No debe sorprendernos entonces que el oro marcara su quinto máximo histórico en las últimas siete ruedas (quedó en u$s 1.292,2 por onza), mientras el dólar se desplomaba un 0,8% frente a las principales monedas y la apetencia por los bonos del Tesoro deprimía la tasa para 10 años al 2,548% anual (prestar atención a la implicancia recesiva de la suba que tuvo la tasa a 2 años). Mirando lo ocurrido con los precios de los distintos activos se podría llegar a la conclusión que hubo algo así como un flight to safety, pero la verdad es que no hubo en las últimas horas ninguna noticia (Microsoft, que estuvo entre los más castigados del Dow al ceder un 2,2%, anunció que aumentará el pago de dividendos en 3 centavos a 0,16 u$s por acción, una muy buena noticia) ni rumor capaz de disparar un fenómeno de este tipo. De hecho, las 959 millones de acciones negociadas en el NYSE demuestran que estuvimos lejos de cualquier cosa parecida a una liquidación de posiciones. A pesar de esto la sensación que dejó la jornada no fue de las mejores.