Todo el país rugbístico se prepara a la espera de los partidos de Los Pumas contra los All Blacks. Se sueña con el triunfo, el primero en la historia. Pero cada vez que comienza a desarrollarse el partido en cuestión se inicia un proceso de desenamoramiento propio de un amor no correspon-dido. De la pasión suprema se pasa al cuestionamiento ilógico. No hay motivos para pensar que Los Pumas, en el corto plazo, puedan regalarse una alegría frente a los hombres de negro, los mejores del mundo. El primer tiempo argentino casi no tuvo errores, jugaron al 120% de sus posibilidades: Tuvo obtención, una sólida defensa y hasta agresividad. Pero a ese casi lo pagó caro. Y los All Blacks otorgan pocas posibilidades para revertir lo que pagás en el ingoal propio. En lo colectivo se puede equilibrar. Pero en lo individual y físico no. Hoy la cabeza tiene que pensar en ganar los partidos que se puedan ganar (se puede nombrar un póker de ellos en los dos torneos) y pensar en acortar las considerables diferencias existentes con los kiwis.
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