La democracia, aun con las distorsiones que generan las sociedades de masa, es el mecanismo electoral más justo que tenemos. La oferta y la demanda -el mercado-, aun con las distorsiones que generan miríadas de regulaciones sectoriales, es el mecanismo de distribución de riqueza más justo que tenemos. De hecho son el mismo derecho -la libertad de las personas para pensar y elegir- aplicado a distintos campos. El 6 de noviembre del año pasado, un mes antes de la asunción del actual Gobierno, advertimos sobre el giro -y sus razones- en la estructura de nuestro mercado de capitales hacia el modelo alemán, con las entidades bancarias como centro del sistema. El 8 de julio, conmemorando el día patrio, fundamentamos y cuestionamos la "sugerencia" de los reguladores que la Caja de Valores SA integre parte del proyecto B&MA, "para capitalizarlo", perdiendo así su proverbial independencia. Ante esto, ahora no podemos sino disputar la actitud de los reguladores impulsando la creación de un segundo ente de custodia para nuestro mercado de capitales. No porque estemos en contra de la competencia, el derecho a hacer de cualquier actor del mercado, o porque consideremos a la Caja de Valores un "dechado de virtudes", sino porque se terminó instrumentando una "encerrona", que no dio lugar a las partes para que negociaran libremente, instrumentando una entidad nacional de custodia "superadora". Posiblemente nadie criticó tanto y tan a fondo el proyecto B&MA como quien esto escribe (comentarios del 25/4/14 al 29/5/14), pero dado el "fait accomplie" (12/7/16) entendemos que lo mejor para el sistema bursátil es fortalecerlo y darle curso lo más rápido posible, y que tenga éxito o fracase "naturalmente". El proyecto MAEClear de un ente de custodia alternativo apareja innumerables y graves problemas -su análisis queda para otra vez-, el más inmediato es que el sistema bancario maneja la "parte del león" de los activos financieros argentinos y su instrumentación descapitalizaría a la Caja de Valores y a través de ella al B&MA, cuyo suceso será por cómo se tendieron las cartas -nos guste o no-, el de todo el mercado de capitales argentino. Culpas en esto hay de todos lados, pero el deber de cualquier regulador es mantenerse fuera del juego, propendiendo el diálogo entre las partes. Hasta ahora, esto no parece haber ocurrido.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Dejá tu comentario