Lejos quedó la promesa de Trump de ser un presidente neutral entre Israel y Palestina. Ayer se reunió con el premier Benjamín Netanyahu y le dijo que, si llega a la Casa Blanca, reconocerá a Jerusalén como la capital del Estado judío, un paso que no dio ningún presidente. Admitió que la ciudad ha sido la capital eterna del pueblo judío y que EE.UU., bajo su administración, aceptará el mandato del Congreso de reconocerla como la capital unificada del Estado de Israel, dijo un comunicado de su campaña.
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