11 de octubre 2013 - 00:00

UN TROPEZÓN INICIAL, DOS VIAJES SECRETOS Y FIN DE UN PAGADIÓS

Facsimil de las resoluciones firmadas en el Ministerio de Economía en las cuales se plasma el acuerdo para cerrar las causas pendientes con empresas que ganaron juicios ante el CIADI y las Naciones Unidas.
Facsimil de las resoluciones firmadas en el Ministerio de Economía en las cuales se plasma el acuerdo para cerrar las causas pendientes con empresas que ganaron juicios ante el CIADI y las Naciones Unidas.
Todo estuvo por ser anunciado en diciembre de 2009, cuando se dejó para después de fin de año la firma de los contratos. Pero sobrevino la pelea por las reservas del BCRA, y el procurador del Tesoro, Osvaldo Guglielmi-no, fue una de las víctimas de esa batalla. Su resistencia a embestir a fondo contra la jueza María José Sarmiento, quien avaló el amparo contra el uso de reservas, fue lo que hizo funcionar la guillotina. Guglielmino había trabajado con el Ministerio de Economía en el acuerdo. Tras su renuncia el 27 de enero de 2010 había que arrancar de nuevo desde cero.

Recién en 2012 pudo verse algunos síntomas de que el acuerdo podía resucitar, pero había que aggiornarlo. Las cinco empresas, Blue Ridge Investments (por el juicio de CMS), CC-WB Holdings (por juicio de Continental Casualty Company), Vivendicon Aguas del Aconquija, Azurix y NG-UN Holdingsm (por juicio en este caso ante tribunal de Naciones Unidas) se mostraron dispuestas a aceptar bonos como parte de pago, quitas de capital e intereses. Tras el visto bueno presidencial para el comienzo de las negociaciones, comenzó el diálogo con el ministro Hernán Lorenzino. No tenía margen de error. El acuerdo debía salir. Su secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, fue quien estuvo en la tarea diaria.

De todas maneras hubo orden de que viajara Guillermo Moreno a Washington para sentarse con las empresas que tenían sentencias ya en el CIADI y también en Naciones Unidas. Esto ocurrió en diciembre de 2012. En la reunión, pese a lo que inicialmente podrían haber imaginado los acreedores, el diálogo fue fructífero. La sede de ese encuentro secreto: la embajada argentina cerca de Dupont Circle. Dos meses antes se había producido el primero de los viajes secretos. Estuvo en Buenos Aires John Kerry, el secretario de Estado norteamericano en fugaz paso por la región. Quería conocer a través de la embajadora Vilma Martínez la realidad argentina. O al menos ése fue uno de los motivos. El resto quedará para wikiLeaks.

Ya este año se aceleraron las negociaciones. Claro que también los acreedores se debían poner de acuerdo entre sí. Al igual que con la reapertura del canje, se utilizó una estructura similar: son los acreedores los que hacen una oferta al país, incluyen quitas en el capital y los intereses, y además se paga con bonos. El lanzamiento del blanqueo a mediados de año agregó un canal para llevar a los oídos oficiales "la más maravillosa música" que es el compromiso de reinversión de una parte de lo reclamado (muy superior a lo pagado). Se trataba de comprar los BAADE (a los que los Bulgheroni ahora no serían tan afectos).

Este diario publicó el 28 de septiembre que las negociaciones ya avanzaban. Y lo hicieron hasta el corolario ayer. Concretamente versa el "Acuerdo Transaccional", tal como se lo denomina en las normas firmadas en los siguientes puntos:

1) Se entregan Boden 2015 para el pago del capital con una quita del 15% en el monto original de la sentencia.

2) Se entregan Bonar X por los intereses atrasados con una quita del 45% sobre el total adeudado por ese concepto.

3) Se deben reinvertir en BAADE el 10% del monto original del reclamo.

4) Obviamente se dejan de lado todas las demandas judiciales y costos de este proceso.

La clave para el país pasa porque el Gobierno de Estados Unidos, en esto juega Kerry, dejará de votar en contra de la Argentina en los organismos. Es lo que trababa desembolsos del Banco Mundial, de u$s 1.800 millones de corto plazo. Más allá de dudas iniciales de que ello pudiera no concretarse, la realidad es que anoche con el acuerdo de Lorenzino en Washington, (ver página 2) comenzó a vislumbrarse. Conviene recordar que la alcancía del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) ya estaba vacía. Allí, la Argentina podía licuar el voto negativo de los Estados Unidos. En el Banco Mundial, no. Final entonces para un pagadiós en el que todos ganan.

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