Periodista: Los humoristas tienen fama de ser agrios y malhumorados en su vida privada. ¿Con usted se cumple esa premisa?
Hugo Varela: Yo trato de hacer una división entre el personaje, que es lo que uno "vende" y que, por supuesto, tiene cosas de uno, y la vida privada. Me pasan cosas como a todos, tengo mis días malos, mis problemas; y abajo del escenario, donde uno muestra su parte menos brillante, soy un tipo común y silvestre. Pero a pesar de eso, trato de no defraudar a la gente, de mantener esa imagen. Trato de tener buen humor o de responder a un chiste con el empleado de un banco o con alguien que me saluda por la calle, justamente para que no crean que soy un amargado. Por lo demás, soy un tipo bastante normal, terapia de por medio. A lo mejor, gracias a eso es que no paso de la manía a la depresión como algunos de mis colegas.
P.: Además el suyo es un trabajo solitario.
H.V.: No tanto por suerte. Hay gente que me ayuda en el taller en el que hago los instrumentos, está mi hijo Lucas, actor, que es asistente y participa también del espectáculo; está el sonidista y el productor. O sea que, sobre todo en gira, somos varios y no hay tanta soledad. Pero como cualquier otro, esto tiene su parte de trabajo, que es más dura, que a veces puede ser aburrida y cansadora los viajes, los horarios, los hoteles-, pero que por suerte es algo de lo que el público no participa.
P.: Su arte incluye humor, canto, instrumentos raros. ¿Cómo llama a su arte?
H.V.: No me gusta cuando las cosas se estandarizan. Me gustaría que cada humorista fuera diferente y que no aparecieran los "rubros": imitador, cuentista, stand up o lo que sea. Esto mío del polirrubro lo veo más como algo circense, como el payaso que se hace su traje, que hace malabares. Esa es mi escuela.
P.: ¿Trabaja siempre a partir de los instrumentos disparatados que fabrica o son las canciones que nacen primero y organizan un sketch?
H.V.: Depende. Con las canciones es asociación libre que tiene que ver con una combinatoria algo azarosa. Si uno está con el motor caliente, las ideas se van hilvanando y de una va surgiendo otra. A esta altura me permito aceptar las ideas locas, jugar con el pensamiento lateral, y trato de no ponerme límites. A veces, igualmente, es al revés. Se me ocurre un artefacto así los llamo- y después veo para qué me puede servir. E incluso hay cosas que una vez fabricadas no resultaron como esperaba y quedaron descartadas o abandonadas, incluso después de mucho trabajo de taller.
P.: ¿No se tentó nunca con hacer un espectáculo "serio"?
H.V.: En los '90 interpreté a Inodoro Pereyra. Y hace poco actué en una película "Romper el huevo" de Roberto Maiocco-, que es una comedia dramática de la que soy protagonista, que tuvo un preestreno en el festival de Pinamar y que pronto se va a estrenar en las salas comunes. Pero la verdad es que, aunque me gustó hacer estas cosas, lo sigo sintiendo como travesuras, como gustos que me doy a partir de mi oficio principal que es el de hacer canciones con humor y con instrumentos raros.
P.: ¿Tampoco lo tienta componer o cantar "en serio"?
H.V.: Sí, claro. Con lo de la composición tengo cierto prejuicio conmigo, especialmente con la parte de las letras, Pero sí fantaseo, por ejemplo, con grabar un disco de folklore; y seguramente en algún momento lo voy a hacer.
| Entrevista de Ricardo Salton |


Dejá tu comentario