13 de diciembre 2013 - 00:00

Voces argentinas en Nueva York

Marcelo Ayub, Natalia Quiroga, Juan Pablo Labourdette, Alejandro Spies, Alejandro Cordero, Verónica Cano y Gastón Oliveira, después del concierto.
Marcelo Ayub, Natalia Quiroga, Juan Pablo Labourdette, Alejandro Spies, Alejandro Cordero, Verónica Cano y Gastón Oliveira, después del concierto.
Nueva York (Especial) - Es ya una tradición: cada noviembre, en Nueva York, se escuchan voces argentinas. Se trata de talentosos jóvenes cantantes, formados en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y previamente seleccionados por un jurado, a quienes con idoneidad dirigió y acompañó al piano el maestro Marcelo Ayub. Este recital anual de arias de ópera se lleva a cabo gracias al mecenazgo de Alejandro Cordero, en la mansión de Park Avenue de la Americas Society, en el marco de sus programas culturales.

Tres arias del repertorio francés (de Gounod, Bizet, y Saint-Saens) abrieron este magnífico concierto. Le siguieron partituras que constituyen vehículos de lucimiento para voces de tenor y de bajo, respectivamente: "Che gelida manina", de "La Bohème" (Puccini), y "Madamina, il catalogo e questo", de "Las Bodas de Fígaro" (Mozart). La mezzosoprano Verónica Cano, proyectando una voz de apreciable caudal sonoro, y el tenor Gastón Oliveira, excelente en registros altos, cantaron seguidamente "Non suo il tuo figlio", de "Il Trovatore" de Verdi. Juan Pablo Labourdette (bajo) ofreció un aria de "Attila", del mismo Verdi : "Mentre gonfarsi l'anima", en interpretación segura y expresiva.

La última de las partituras consagradas a Verdi fue el cuarteto "Un dí se ben rammentomi", de 'Rigoletto'. Natalia Quiroga (soprano) cantó con voz algo pequeña pero agradablement diáfana; Oliveira y Labourdette volvieron a impresionar favorablemente por su consustanciación con la partitura, superando algunos desafíos de entonación. El limitado alcance de participación del barítono en el cuarteto de la ópera "Rigoletto" no le ofreció muchas oportunidades de lucimiento a Alejandro Spies, pero en la obra siguiente, "Canción del Carretero", se destacó por la emotiva y matizada entrega con la que cantó esta muy bella página del argentino Carlos López Buchardo.

Quiroga luego ofreció "Del cabello más sutil", intimista lied de Obradors, muy adaptado a su bella voz. Siguió "El último café, de Stamponi, que Labourdette cantó con aplomo, profundo sentido del género popular, y excelente presencia escénica, no carente de humor. Concluyó el recital con el encantador quinteto "Brüderlein" de "Die Fledermaus", de Strauss, del que participaron todos los recitalistas. Aquí los tempi de Ayub pecaron quizás de excesiva prudencia, y se observaron esporádicos desequilibrios de ensemble (la voz de soprano algo tapada por las de sus colegas). Pero la interpretación no dejó de ser muy eficaz, y constituyó un bello bouquet de despedida. El entusiasmo de la concurrencia llevó a los cantantes a ofrecer, en bis, una memorable versión de "Mi Buenos Aires querido".

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