Adiós a Kruger, el alemán que no quería hacer de nazi

Los actores alemanes de la posguerra no tenían muchas posibilidades de una carrera en el cine internacional en los ’60 sin ser estereotipados en las peliculas de guerra. Junto a Maximilian Schell, Hardy Kruger fur uno de los pocos de aquella era que salió de los estereotipos e hizo no sólo de nazi, sino tambien de otros bastardos memorables. Basta mencionar “Barry Lindon” (1975) de Stanley Kubrick. donde le roba algunas escenas al protagonista Ryan O’Neal, y sobre todo su inigualable personaje de “El vuelo del Fenix” (1965) de Robert Aldrich, donde era el personaje clave y dios del aeromodelista. Su perfornance alemana lograba robarle escenas a figuras del nivel de James Stewart, Richard Attenborough y Ernest Borgnine.

Kruger odiaba hacer de nazi, a pesar de tener una solida actuacion de “Un puente demasiado lejos” justamente dirigida por su viejo colega del “Fenix” Attenborough, y tenia tan malos recuerdos de su paso por la juventud hitleriana, donde como todo chico alemán se inscribió a los 13 años, que en ese film se tapaba el uniforme con un sobretodo para no tener que ver la imagen suya con la esvástica. Hay varias versiones y leyendas sobre la juventud de Kruger, y lo cierto es que logró un papel en una olvidada pelicula alemana de 1944, pero su incipiente carrera se truncó cuando lo reclutaron en el final de la guerra, Se supone que casi lo fusilan por negarse a embocar a traicion a un soldado estadounidense, y también que cuando lo atraparon los aliados se fugó tres veces del campo de prisioneros. Su conocimiento de varios idiomas le permitió entrar en la industria del cine inglés, y su gran momento fue junto a John Wayne en clásico de aventuras “Hatari!” de Howard Hawks. La experiencia africana fue tan fuerte para Kruger que instaló un rancho en una zona que, con el paso de los años, resultó muy convulsionada por las sangrientas guerras civiles, y en un momento perdió todo el trabajo de años, aunque nunca dejó de volver a Africa. Y a diferencia de muchos de sus colegas alemanes, Kruger dedicó las últimas décadas de su larga vida (murio el jueves pasado a los 93 años) a dar conferencias en todo el mundo explicando el horror del nazismo.