5 de agosto 2005 - 00:00

Brillante cuarteto de cámara

«Quartetto d'archi della Scala». Obras de Haydn, Shostakovich y Verdi (Teatro Coliseo.)

Un nuevo concierto del ciclo Harmonía 2005 acaba de presentar al «Quartetto d'archi della Scala», un conjunto de cámara integrado por Francesco Manara (violín), Pierangelo Negri (violín), Simonide Braconi (viola) y Massimo Polidori (violoncello), todos instrumentistas destacados de la Orquesta de la Scala de Milán.

Acostumbrados a las exigencias de algunas de las mejores batutas del mundo, estos músicos ofrecen calidad superlativa en sus trabajos individuales. Cuando tocan juntos conforman un ensamble de rara perfección y sus cuatro voces se expresan como si fuera una. El concierto comenzó con una edición grácil y de gran liviandad del Cuarteto en Re mayor, Op. 64 N° 5, «L'aluette», de Franz Joseph Haydn. Respetuosos de la forma clásica del cuarteto de cuerdas, con su equilibrio y armonía entre los cuatro movimientos, no fue dejado de lado el aspecto conceptual, aun en su discurso abstracto.

En cambio, en el Cuarteto N° 3, en Fa mayor Op. 73 de Dmitri Shostakovich, que ocupó el segundo lugar en el recital, las referencias a la guerra puntualizadas por el compositor de la ex Unión Soviética en su partitura para cada uno de los movimientos, resultaron buena guía para la comprensión de su dramaticidad. La calma antes del cataclismo, los temblores de rupturas y anticipación, las fuerzas de la guerra desbocadas, el homenaje a la muerte y las preguntas del final, ¿por qué y para qué? Fueron los títulos de cada tiempo, documentando con la aspereza del sonido y las extrañas armonías junto a la reflexión sobre la muerte, testimoniadas con «pianissimi» de intimidatorio efecto.

La segunda parte fue dominadaen su integridad por el bellísimo Cuarteto en mi menor de Giuseppe Verdi, obra casi obligada de músicos provenientes de la Scala. La versión ofrecida poseyó toda la elegancia melódica y la clara búsqueda autorreferencial verdiana, quien cita su propio «background» lírico, como «Il travotore», por ejemplo, y que cierra el cuarteto con una magnífica fuga, como lo hace en «Falstaff». El movimiento final del cuarteto «Americano», de Dvorak y un «Nocturno» de Alexander Borodin fueron los bises.

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