En el cine español no sólo se cuecen las mismas habas, sino que tampoco allí los propietarios de las salas quieren que los obliguen a la «cuota de pantalla». La diferencia radica en que, hasta ahora, se han mostrado más agresivos que en la Argentina (donde, por ley, el INCAA sostiene la «segunda semana» de exhibiciones cuando los números no cierran): ayer, a pocos días de haber sido anunciada la inminente promulgación en ese país una nueva Ley del Cine, los propietarios de salas de proyección realizaron un lock out de protesta.
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Los argumentos se parecen asombrosamente a los esgrimidos por muchos empresarios argentinos: «las películas que se hacen en España interesan muy poco a la gente», ya que, según sus propios datos, «la cuota de pantalla para el cine español en lo que va de año es del 5 por ciento», o sea, que de cada cien espectadores, sólo cinco ven cine español.
Casi la totalidad (93% de las salas, en total 3.770), secundaron el cierre patronal convocado por la Federación de Cines de España (FECE) que se opone de esa manera a la ley que los obliga a proyectar una película española o europea por cada cuatro exhibidas. Madrid, con 95%, Andalucía, con el mismo porcentaje, y Cataluña, con 90%, son las regiones españolas donde el seguimiento del paro fue mayoritario. La FECE, que controla 90% de las salas, estima que ese acatamiento supone unas pérdidas de un millón de euros (1,3 millones de dólares).
Las salas que apoyaron la huelga colgaron un cartel en sus boleterías en el que anunciaban el cierre y en el que se leía: «La ley que tramita el Gobierno acabará con el cine en los cines».
Los cines del grupo Verdi o Golem, las salas que engloba la compañía Altafilms, así como los cines Renoir, en total unas cien salas, no apoyaron el cierre. Consideraron que «la inclusión del cine europeo, y no sólo del español, amplió el número y la variedad de películas susceptibles de cubrir cuota, lo que facilitó en gran medida su cumplimiento», según un comunicado de Altafims.
Los huelguistas reclaman «la supresión de la cuota de pantalla o una serie de contraprestaciones fiscales o de otro tipo a cambio de lo que ésta supone, y que se reconozca que una sala en la que se proyecta cine español es una sala abierta y vacía, lo que supone una gran pérdida».
También piden que las 'ventanas', como se conoce al tiempo que tiene que pasar entre el estreno de una película y su difusión en la TV o en video, sea de un período mínimo de seis meses, y que «se acabe con la competencia desleal de las grandes compañías» estadounidenses.La ministra española de Cultura, Carmen Calvo, declaró que retirar la cuota de pantalla «sería una contradicción insostenible desde el punto de vista de la racionalidad, ya que esta ley se hace para mejorar el cine de nuestro país».
La medida, «anterior a la democracia», «obliga a proyectar cine español y se parece a otro tipo de medidas europeas, donde cada país impulsa su propio cine». La ministra explicó que «cada día en nuestro país se ve más cine español, pero cada vez más se ve más alquilado en casa y en la televisión, incluso descargado legalmente en Internet o en otros soportes digitales, como los móviles», en detrimento de las salas.
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