Julio Bocca y Alina Cojocaru (del Royal Ballet de Londres)
en un pas de deux de «El lago de los cisnes», programado
por el Teatro Colón para sumarse a la despedida del
gran bailarín.
«El lago de los cisnes». Coreog.: Petipa/ Ivanov (Vers.: R. Candal). Mús.: P. I. Tchaikovsky. Esc.: G. Joubert. Vest.: Prod. Teatro Colón. Luces: J.L. Fiorruccio. Ballet Estable y Asoc. Prof. Orq. Est. Teatro Colón. Dir. C. Calleja. (Luna Park. Repite: 28/9 con J. Bocca; 29 y 30/9, con bailarines del Colón.
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Antes de su retiro definitivo como bailarín, Julio Bocca vive una extensa despedida, que en este último tramo de su carrera, lo pone en el centro del Ballet Estable del Colón, un lugar del que debió apartarse debido a desinteligencias que ahora parecen superadas. Para el acontecimiento, el Colón repuso «El lago de los cisnes» según coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov, que el director actual de la compañía, Raúl Candal, restauró para esta ocasión histórica. Sin perder su espíritu, esta versión tiene algunos breves cortes respecto del original, que transformaron los cuatro actos del ballet en dos grandes partes y un prólogo.
En la variación del primer acto, Julio Bocca comunicó a través de su cuerpo laxo y sus movimientos toda la melancolía que posee el príncipe Sigfrido. En los pas de deux, además de sólido partenaire, el gran bailarín brilló con toda su energía en las complejos diseños de Patipa/ Ivanov. Su personalidad estuvo siempre presente, aportando calidez y emoción.
A su lado, Alina Cojocaru, del Royal Ballet de Londres, diseñó una Odette/Odile de potente presencia. De gran seguridad técnica, que se alió a la de Bocca sin fisuras, Cojocaru se reveló más apta para los roles de carácter que para los eminentemente líricos. Así se mostró en cada uno de sus sets individuales y en pareja con Bocca. Pese a sus giros y «fouettés» de innegable solidez, expresó con cierta reticencia el mundo interior de la mujer devenida en cisne.
La compañía del Colón se desempeñó con corrección. Hubo trabajos destacables en las princesas (Gabriela Alberti, Maricel De Mitri, Silvina Perillo, Karina Olmedo y Miriam Coelho), en von Rothbart (Vagran Ambartsoumian) y en el bufón ( Leonardo Reale).
El vestuario de producción del Colón y la escenografía de Gastón Joubert fueron bien iluminados por José Luis Fiorruccio mientras la Orquesta Estable contó con la mano capacitada de Carlos Calleja, todos sumando méritos a un espectáculo que tensó la cuerda de la emoción para despedir a un grande.
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