29 de junio 2007 - 00:00

Guzmán: otra forma de lo clásico

Para sus esculturas, Lorena Guzmán toma en esencia ciertasfiguras representativas de la mitología griega dándolesun golpe de tuerca que las subvierte y transgrede.
Para sus esculturas, Lorena Guzmán toma en esencia ciertas figuras representativas de la mitología griega dándoles un golpe de tuerca que las subvierte y transgrede.
Llama la atención a quienes siguen la trayectoria de Lorena Guzmán (Córdoba, 1978), su inclinación actual a una escultura con reminiscencias clásicas y de excelente realización. Guzmán ha expuesto en San Petesburgo, Londres, Barcelona, y en nuestro país (Museo Sívori, Centro Cultural Recoleta, ArteBa 2005 y 2007) una instalación titulada «Un Laberinto para un Minotauro». En 2005 fue convocada para el Patio de Esculturas de Expotrastiendas en el que presentó «Leda», perteneciente a su serie Mitologías, realizada en resina de un blanco purísimo, una visión teatral y barroca de la mitológica amante de Zeus que se metamorfoseó en cisne.

El clasicismo griego en el que Guzmán se apoya, podría parecer congelado si la artista no le hubiera dado un golpe de tuerca. Es así que si bien toma en esencia ciertas figuras representativas de la mitología, ella las subvierte, las transgrede a través de una vegetación muy usada por los simbolistas; los rostros de apariencia cándida y tierna pero con un dejo de sutil perversión se mezclan con otros de carácter irónico, y aparecen animales simbólicos como la tortuga sobre la que Baco está sentado.

En su actual muestra, «El amor según Lorena», en la Galería Vasari (Esmeralda 1357), Guzmán nos hace recorrer parte de la historia del arte a través de las figuras monstruosas de gárgolas medievales, del refinamiento de un Cánova o un Rafael, pero, insistimos, citados, no copiados. Las obras reunidas logran crear una atmósfera de belleza inquietante por la ambigüedad con la que Guzmán encara su quehacer escultórico, uno de los méritos de la artista. Otro, no menos importante, es la invitación a aguzar la percepción para ahondar en el espíritu de las obras.

  • Sobre papel

  • Muy estimulante es la muestra que se exhibe en el Espacio Contemporáneo del Centro Cultural Borges. Los artistas convocados por los curadores Lucrecia Urbano, Ezequiel García y Laura Spivak, curadora principal de este Espacio en el que ya se han realizado 22 muestras, trabajan con el papel y sobre el papel. «Besando Ranas», tierno y gracioso título que alude a la famosa fábula en la que un sapo se convierte en príncipe, es en cierta manera la actitud de los artistas que manipulan este elemento ancestral y cotidiano para convertirlo en una expresión artística.

    Destacamos la sensibilidad y refinamiento del dibujo «Llueve, no para de llover» (2006), lápiz sobre papel con papel recortado y lápiz color de Mónica Millán, artista misionera que trabaja en la recuperación y recreación de tejidos tradicionales y todo lo relacionado con el monte de su provincia natal. Andrea Moccio expone una instalación (2003) con guirnaldas de papel de guías telefónicas con la creatividad que la identifica. Recordamos su última presentación en Estudio Abierto cuando una oficina del Correo Argentino estaba invadida por un «mar» de papel.

    Andrés Paredes cubrió una columna blanca del Espacio con una delicada filigrana en papel calado negro. Cristian segura y sus «Libros Recortados», una impecable maqueta del Museo Castagnino de Rosario que admite varias lecturas, entre ellas, cierta ironía sobre el rol que ocupa el museo en la ciudad. Tomás Espina presenta «Muaré» (2005), pólvora sobre papel, elemento con el que se identifica su trabajo. Este artista toma fotos de los diarios, las amplía y las pinta con pólvora en alusión a la violencia en la ciudad.

    Descubrimos a Eladia Acevedo, artista rosarina que trabaja con papel procesado en un soporte de madera esmaltada, una geometría rigurosa y obsesiva.

    También Manuel Amestoy encierra en una caja vinílica papeles de colores recortados a manera de cascada.

    Integran la muestra, además, Eduardo Basualdo, Lorraine Green, Uschi Gröeppel, Sofía García Vieyra, que responden a la idea curatorial de recorrer un jardín de papel en el que los artistas encuentran su poética.

  • María Grazia Fill

    También en el Centro Cultural Borges expone María Grazia Fill, «Africa, América, un discurso». Son muy antiguos el interés y la curiosidad por Africa que se remonta al siglo XV cuando los occidentales pudieron penetrar en el continente, interés que tuvo sus altibajos a lo largo de la historia. A partir de 1896, se compraban «fetiches negros» en París provenientesde las colonias de los países europeos hasta que en 1905 un importante grupo de artistas, entre ellos, Vlaminck, Derain, Matisse, Nolde, Braque, Picasso y Kandinsky, comenzaron a coleccionarlos. Arte «negro», «salvaje», « primitivo», «colonial», diferentes apelativos, que estos artistas comenzaron a mirar con una actitud independiente de toda referencia y para los que constituía un hecho plástico.

    Así es para Fill, que ha encontrado en este arte la magia, el ritmo de las formas para ensamblarlas con el arte de América, una simbiosis que la artista ha vivenciado a través de sus viajes y prolongadas estadías en lugares afines a estas culturas. Su aproximación no es de carácter exótico ni folklórico sino de respeto al establecer con sus tintas -color un delicado equilibrio para su discurso visual.
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