«Primitivo»
tiene un guión
indeciso y está
animado por
actores de TV
que no pueden
ocultar su
origen, salvo
Jürgen
Prochnow, que
aparece casi
tan poco como
el monstruo a
combatir.
«Primitivo» («Primeval», EE.UU., 2007, habl. en inglés y burundi). Dir.: M. Katleman. Int.: D. Purcell, B. Langton, O. Jones, J. Prochnow, G. Emery, G. Malema, D. Mbebe.
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Monstruos eran los de antes. O mejor dicho, los cineastas de ahora, al hacer una película de monstruos, no tienen el valor de asumir el tema, por lo que empiezan a dar vueltas alrededor de cualquier otra cosa «seria» que se les ponga a mano.
En este caso, el «asunto a tratar» es un equipo de cazadores y documentalistas enviados a Burundi para capturar vivo al cocodrilo más grande del mundo. La zona no sólo esta infectada de animales salvajes, sino que el problema más grave es la presencia de una salvaje guerrilla africana, tan asesina que a su lado el cocodrilo parece más bueno que un osita panda. Fuera de broma, el cocodrilode esta película es temible, pero aparece demasiado poco en pantalla debido a lo disperso de un guión que va y viene de los guerrilleros a la caza del saurio, sin definir qué historia contar casi hasta el desenlace. Los actores vienen de la televisión, y la verdad es que sus performances son bastante televisivas. Los dos mejores actores son Jürgen Prochnow, en el breve pero intenso rol de un curtido cazador experimentado en bichos malos del Africa, y por supuesto, el cocodrilo, realizado con excelentes efectos especiales para que la bestia pueda atacar incluso fuera del agua y a la luz del día.
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