7 de noviembre 2006 - 00:00
Nueva clase de compradores modifica mercado del arte
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El interés por Picasso y otros grandes maestros modernos e impresionistas, así como por artistas contemporáneos, lo muestran no sólo los coleccionistas veteranos, también un creciente número de jóvenes empresarios. Los nuevos compradores de arte son gerentes de fondos de inversión y empresarios de Rusia, Asia y el Medio Oriente con fortunas lo suficientemente robustas como para apostar grandes sumas de dinero en obras de arte.
«Se trata de empresarios multimillonarios de Rusia, Singapur, Taiwán, Hong Kong e incluso Japón, de 40 a 50 años de edad», dijo Emmanuel Di Donna, vicepresidente principal de Arte Moderno e Impresionista de Sotheby's. Para satisfacer esta nueva demanda, Sotheby's, y su rival Christie's, han abierto recientemente oficinas en Moscú y Shangai.
«Estos recién llegados están cambiando la apariencia del mercado. Tienen ingresos ilimitados y el dinero no es barrera cuando se trata de cazar trofeos de arte», dijo la galerista neoyorquina Susan Dunne al diario «The Wall Street Journal». La competencia es férrea y, al mejor estilo de un popular evento deportivo, Sotheby's ya tiene reservados 900 asientos para su subasta de arte moderno e impresionista del 7 noviembre, hasta ahora la más concurrida de sus ventas.
Sotheby's anticipa ventas por orden de 278 a 381 millones de dólares para esta subasta, en la que destacan una naturaleza muerta de Paul Cézanne (28 a 35 millones de dólares) y un paisaje marino de Claude Monet (16,5 a 20 millones de dólares).
«Es una venta de primera clase, con muy buenas obras. Cuando hay crisis económica, las buenas pinturas no salen al mercado. El dinero llama a dinero. Los coleccionistas saben que este es un buen momento para vender», señaló Di Donna.
El buen momento también se refleja en los récords de precio que rompen las obras no sólo en las subastas, sino en las cada vez más frecuentes transacciones directas y privadas entre coleccionistas, o entre galeristas y coleccionistas.
Sólo en el último mes, el magnate David Geffen vendió tres pinturas -un Jasper Johns, un de Kooning y un Pollock- a una nueva generación de administradores de fondos de inversión por un total de 283,5 millones de dólares. Geffen también habría vendido otro cuadro de Pollock, el llamado «No 5, 1948», por 140 millones de dólares, según reveló la semana pasada «The New York Times», aunque ninguna de las partes de la transacción lo confirmó hasta ahora.
De verificarse esta operación, la venta marcaría un nuevo récord absoluto en el mercado que relevaría al fijado este verano por «Adele Bloch-Bauer II», de Gustav Klimt, en 135 millones de dólares, también realizado en una negociación sin mediadores.
Según Di Donna, es difícil predecir cuánto tiempo continuaráeste entusiasmo y si se mantendrán las cifras récord. «No sé si esto durará cinco años, pero no veo para nada un mercado en declive, porque no es un mercado conducido por diez personas. Todavía hay suficiente dinero y coleccionistas para sostenerlo», apuntó.
Aunque las casas subastadoras no oculten su euforia ante esta nueva configuración del perfil del comprador, los sectores más tradicionalistas (tanto en lo que hace a los marchands como a los observadores del mercado) no han tardado en plantear sus dudas y recelos. Para algunos de ellos, este curioso fenómeno podría reiterar el que se vivió ya a mediados de los '80, cuando entraron a tallar los compradores japoneses que pagaron cifras astronómicas y distorsionadoras del mercado, un fenómeno que fue coyuntural hasta su posterior depresión.
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