10 de marzo 2005 - 00:00
Sin estrellas pero con más películas
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La competencia empieza mañana, con la alemana «La caída», de Oliver Hirschsiegel, película que desde su nacimiento ha despertado varias polémicas por proponer un retrato más humano del dictador Adolf Hitler, papel a cargo del calificado actor Bruno Ganz. Como se sabe, también compiten obras del romántico Fréderic Fonteyne, el especialista en cine de terror Shinya Tsukamoto, que aparte tendrá una retrospectiva en la sección Cerca de lo Oscuro, el «dogmático» danés Thomas Vinterberg, Volker Schlondorff, Lucía Murat, Lukas Moodyson, y otros autores reconocidos, junto a algunos primerizos como los representantes argentinos Anahí Berneri («Un año sin amor», premio del jurado lésbico-gay del último Berlín), y Eduardo Raspo («Tatuado»). Junto al certamen oficial, hay otros cuantos paralelos, muchos de ellos correspondientes a determinadas secciones. Por ejemplo, el de mejor directora de La Mujer y el Cine (una escultura de Carmen Dardalla).
Por la cantidad de material que ofrecen, cada una de estas secciones es como un festival aparte, sobre todo La Mirada Interior, que, desde que surgió hace tres años, prácticamente hace «rancho aparte», promediando más de cien obras representantes de diversas provincias. Casi lo mismo, Vitrina, que ahora consiguió incorporarse al catálogo oficial y pasar a mejores salas, porque el año pasado la habían mandado a una especie de sótano con fama de sala porno, que casi nunca daba abasto.
También repuntó la sección de películas latinoamericanas, que siempre fue buena pero hoy se viste de gala con varios títulos que ya vienen muy bien comentados (por ejemplo, « Cachimba», «Perder es cuestión de método», y «Un día sin mexicanos»). Esto es coherente con lo que, desde su asunción en el 2003, propuso el director artístico del festival, el jujeño Miguel Pereira: afianzar «el rumbo que nos lleva a encontrar nuestra verdadera identidad, la cual está profundamente enraizada en América Latina y por ende, en la rica diversidad cultural que engloba a Iberoamérica. El objetivo del Festival, es mostrar lo que este subcontinente puede crear, a pesar de sus escasos recursos y no pocas dificultades económicas». Para esto último apareceahora otra esperada novedad, el Mercado del Film del Mercosur, que, también coherentemente, abre el próximo lunes con el debido apoyo de los programas Al Invest, Ibermedia, y otros que cotizan en euros. Abundan en programación las películas sostenidas por estos organismos.
A destacar, en sintonía, dos vidrieras: las secciones España en Foco, y Raíces, este año dedicada a las autonomías de Galicia y Cataluña, con las que Argentina prepara un sistema de fondo común de inversiones. No es dato menor, que de esas autonomías provenga actualmente un buen apoyo de coproducción hacia el cine argentino, ni que Raíces sea el proyecto mejor aceitado del presidente del INCAA, Jorge Coscia, para conseguir fondos de las madres patrias, vale decir, no solamente de España, sino también de Italia, Francia, y si es posible cuanta otra bandera tuvieron los barcos que dejaron a nuestros abuelos.
Para la gente del oficio hay varios seminarios, charlas, y mesas surtidas, y algunas ponencias incluso reciben al público general, como una de Fuji titulada «Fotografía de cine para no especialistas». Pero el público, que todavía espera un sistema de abonos, quiere ver películas. En total, entre cortas y largas, hay más de 300, repartidas en 13 secciones: las ya mencionadas, la ya clásica y siempre buena Punto de Vista, Ventana Documental (con acento en la americana Barbara Hammer y el ruso Sergey Laznitsa), una nueva llamada Heterodoxia, a tener en cuenta (se la prevé con material artístico todavía más sorprendente y riesgoso que el que traía Contracampo), la también nueva Mundo Corto (que aparte del referido concurso local tiene muestras de Irán, Israel, y el Festival de Tokio), y dos retrospectivas: Asia Central, que es toda una curiosidad, y Hugo del Carril, que incluye varias copias 35 mm. largos años perdidas y ahora recuperadas y procesadas por Aprocinain (único lunar, esta retrospectiva debería venir con un libro, pero, igual que el de los 20 años, tampoco hubo plata para editarlo).
También se anuncian un documental de Raúl Etchelet sobre Niní Marshall, «La película de Niní», y respectivos homenajes a Susana Campos, in memorian, Federico Luppi, sin película, «Esperando la carroza», que cumple veinte años, el maestro Jorge Preloran, ya jubilado de la UCLA, que además tendrá una pequeña retrospectiva y una charla abierta, y a lo largo de varios días integrará una clínica con estudiantes de cine, y Salvador Sammaritano (que será el miércoles, y sus amigos ya han contratado dos micros para viajar desde Buenos Aires).
Detalle enojoso: lo de Prelorán y lo de «Esperando la carroza» será el lunes, en distintas salas pero ambos prácticamente a la misma hora. Han pasado diez años, y algunas cosas siguen tan desorganizadas como siempre.
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