Noralih Gago, como una desopilante diva recién repatriada de México, es la impecable anfitriona de «El 3340», varieté que reúne cada miércoles a talentosos humoristas del circuito off.
«El 3340 con humos de cabaret». Coord. Artística y ambientación: J. Parodi. Int.: M. Cabrera, D. Dreizik, N. Gago, G. Monje, O. Bustos, P. Palavecino y otros. (Teatro «Anfitrión».)
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Todos los miércoles, a las nueve de la noche, una serie de artistas de reconocida trayectoria se une para compartir el escenario interpretando a sus mejores personajes humorísticos. El ambiente es festivo y convoca, cada semana, a un público entusiasta (cada vez son más los habitués) que hace sentir su presencia con la euforia de un club de fans.
Todo este fervor tiene por principal destinataria a la anfitriona del lugar, Concha del Río, una desopilante diva recién repatriada de México a la que Noralih Gago le otorga glamour y comicidad por partes iguales. Su composición es impecable, incluso en lo que atañe al vestuario (de un refinamiento pocas veces visto en el teatro independiente); pero la actriz, además de seducir al público, lo hace delirar con sus ocurrencias. Cada vez que cuenta con algún invitado famoso lo incorpora rápidamente a sus disparatados diálogos, como hizo con Libertad Leblanc, hace quince días, o con Edda Díaz, la semana pasada.
De su mano van apareciendo los demás artistas, todos muy versátiles y de una contundente presencia escénica. Esto hace que el ritmo del espectáculo no decaiga nunca, debido también a la escasa duración de cada cuadro (ninguno sobrepasa los 10 minutos) y a la gran afinidad estética e ideológica que exhibe la programación. El elenco va variando sus sketchs semana a semana, pero de tanto en tanto también hay recambio de artistas, siempre con la coordinación artística del director Juan Parodi.
Del actual staff cabe destacar la labor de Pablo Palavecino, un artista muy expresivo que recurre al playback para burlarse de la propaganda evangelista, las dietas milagrosas y otros tantos productos mediáticos; Damián Dreizik con su hilarante manejo del absurdo cotidiano y Mónica Cabrera creadora de un amplio espectro de mujeres desaforadas que observan la realidad con una notable crudeza.
Valgan estas menciones como ejemplo de los muchos talentos que circulan por este varieté. Sólo resta señalar que el formato del espectáculo (con el público distribuido en mesas de bar) invita a ser disfrutado entre amigos.
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