19 de junio 2025 - 09:32

Argentina enfrenta un trimestre crucial para el dólar: ¿estabilización o tormenta cambiaria?

La presión estacional, las elecciones legislativas y las reservas del Banco Central definirán el rumbo del tipo de cambio en los próximos meses, con implicancias clave para inversores y empresas.

En un país donde el dólar es un refugio y un catalizador de crisis, las perspectivas para julio-octubre de 2025 revelan un equilibrio precario entre estabilización tentativa y el riesgo de una corrección abrupta.
En un país donde el dólar es un refugio y un catalizador de crisis, las perspectivas para julio-octubre de 2025 revelan un equilibrio precario entre estabilización tentativa y el riesgo de una corrección abrupta.
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En un entorno de incertidumbre política y estacionalidad económica, el tipo de cambio en Argentina se consolida como un indicador crítico para inversores y economistas en los próximos meses. Con las elecciones legislativas en el horizonte, el mercado anticipa un trimestre volátil, donde la presión sobre el dólar—tanto oficial como paralelo—dependerá de factores como la acumulación de reservas, la dinámica electoral y el rumbo de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En un país donde el dólar es un refugio y un catalizador de crisis, las perspectivas para julio-octubre de 2025 revelan un equilibrio precario entre estabilización tentativa y el riesgo de una corrección abrupta.

Proyecciones del tipo de cambio: estacionalidad y tensión electoral

El trimestre preelectoral (julio-octubre 2025) se perfila como un período complejo para el tipo de cambio, marcado por una menor oferta de agrodivisas y una demanda estacional elevada, impulsada por el turismo y la dolarización preventiva de carteras. El dólar oficial, gestionado bajo un esquema de crawling peg, se mantendrá dentro de las bandas establecidas por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), alcanzando un rango de $940-$1.440 para octubre. Sin embargo, el dólar podría acercarse más al techo de la banda.

El resultado electoral en la provincia de Buenos Aires será un factor determinante. Una victoria del oficialismo podría actuar como un “ancla” para moderar la dolarización preelectoral, al reforzar la confianza en la estabilidad cambiaria. Por el contrario, un traspié político podría exacerbar las presiones sobre el dólar en un escenario adverso.

El gobierno ha priorizarizado una inflación baja antes de las elecciones, en lugar de acumular reservas agresivamente, como sugería el acuerdo con el FMI, algo que el mercado no estaría viendo con buenos ojos. En vez de comprar dólares dentro de las bandas establecidas, el BCRA ha optado por financiar sus reservas mediante colocaciones de deuda y acuerdos de recompra (repos) por US$2.000 millones, con planes de captar al menos US$7.000 millones adicionales hasta diciembre. Esta estrategia refleja confianza en el acceso al financiamiento externo, pero plantea dudas sobre su sostenibilidad a largo plazo, especialmente en un contexto donde las reservas netas del BCRA siguen siendo negativas.

Mirando hacia 2026 ,se proyecta un tipo de cambio real más alto si se levantan gradualmente las restricciones cambiarias, como el cepo que aún limita a las empresas. Sin ajustes estructurales, el tipo de cambio actual se considera insostenible a mediano plazo.

Factores clave: reservas, política y dinámicas globales

Tres factores principales moldearán el comportamiento del dólar. Primero, la estacionalidad del mercado cambiario es un desafío crítico. Octubre, históricamente, registra una mayor demanda de dólares por turismo y dolarización preventiva, una tendencia que se intensifica en años electorales debido a la incertidumbre política. La menor oferta de agrodivisas en el segundo semestre agrava este desequilibrio, ejerciendo presión sobre el tipo de cambio.

Segundo, las reservas del BCRA y el acuerdo con el FMI son puntos de inflexión. El espíritu del acuerdo con el FMI implicaba una acumulación activa de reservas para fortalecer la posición del BCRA, pero el gobierno ha priorizado la estabilidad cambiaria para apoyar su estrategia electoral. Las recientes colocaciones de deuda y repos han permitido al BCRA mantener reservas brutas en torno a los US$40.000 millones, pero las reservas netas negativas limitan su capacidad de intervención. La dependencia de la cuenta capital, aunque efectiva en el corto plazo, no es vista como sostenible indefinidamente.

Tercero, el contexto político-electoral añade volatilidad. Una victoria del oficialismo en la provincia de Buenos Aires podría calmar las expectativas de devaluación, pero el mercado está descontando un tipo de cambio real estable—con una inflación del 20% y una devaluación similar—lo que puede considerarse como optimista. El tipo de cambio real actual está atrasado respecto a niveles históricos, haciendo probable una corrección postelectoral, especialmente si el gobierno avanza en la liberalización del cepo cambiario en 2026.

Implicancias para inversores y empresas

Para los inversores, el escenario cambiario plantea un delicado equilibrio entre cobertura y riesgo. Los instrumentos dólar linked, como los bonos duales, son recomendados para proteger carteras contra una posible devaluación, mientras que los bonos ajustados por inflación (CER) ofrecen resguardo frente a una inflación que, aunque en descenso, cerrará 2025 en torno al 27%, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM). La colocación del BONTE a capitales extranjeros, que apuestan a la tasa en pesos en el corto plazo, provocará mayor volatilidad sobre el tipo de cambio.

Las empresas enfrentan restricciones significativas. El cepo cambiario limita el acceso a divisas, mientras que el atraso cambiario reduce la competitividad de las exportaciones e incentiva las importaciones. Sectores como el agro y la energía podrían beneficiarse de un tipo de cambio más alto en 2026, pero una corrección abrupta podría disparar la inflación y debilitar el consumo masivo, que ya muestra signos de estancamiento. Las correcciones cambiarias en Argentina históricamente han sido abruptas, impulsadas por movimientos rápidos de portafolios, lo que eleva el riesgo de volatilidad postelectoral.

Escenarios futuros: estabilización o corrección

En el escenario base, el BCRA mantiene el crawling peg dentro de las bandas, apoyado por colocaciones de deuda y una sólida performance electoral del oficialismo. Esto estabilizaría el dólar oficial en $1.300-$1.400 para octubre, una inflación acumulada del 25% en 2025 y el crecimiento del PBI podría alcanzar el 4,8%, según el REM.

En el escenario adverso, una menor acumulación de reservas o una derrota electoral del oficialismo podrían desencadenar una corrección cambiaria más pronunciada. Este escenario implicaría una inflación cercana al 35% y una renovada presión sobre los salarios, que apenas han recuperado los niveles de 2023 en términos reales.

Conclusión: un camino estrecho

El mercado cambiario argentino enfrenta un trimestre decisivo, donde la presión estacional y la incertidumbre electoral pondrán a prueba la estrategia del gobierno. Mientras algunos analistas ven un camino hacia la estabilización si se gestionan bien las expectativas y el financiamiento externo, otros advierten que el tipo de cambio real actual es insostenible sin una corrección, probablemente en 2026, tras la salida del cepo. Para inversores y economistas, la clave estará en monitorear las reservas del BCRA, la relación con el FMI y el resultado electoral. En un país donde el dólar refleja tanto la confianza como la fragilidad económica, los próximos meses determinarán si Argentina puede evitar una nueva tormenta cambiaria.

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