16 de mayo 2008 - 00:00

Cristina al gris, tonalidad exigida por crisis del campo

El miércoles vistió un tailleur gris de seda tramada y camisa de gasa semitransparente, que combinó con zapatos, cinturón ancho y medias negras. Un modelo sobrio como el que usó el viernes pasado. Ese día repitió el mismo traje azul marino de saco entallado y pantalones que había estrenado el 31 de marzo. Ayer, algo más de color.
El miércoles vistió un tailleur gris de seda tramada y camisa de gasa semitransparente, que combinó con zapatos, cinturón ancho y medias negras. Un modelo sobrio como el que usó el viernes pasado. Ese día repitió el mismo traje azul marino de saco entallado y pantalones que había estrenado el 31 de marzo. Ayer, algo más de color.
La protesta rural hizo estragos hasta en el vestuario de la señora de Kirchner: se agrisó el día en que le pidió al campo que negociara, marcada esa discreción luctuosa hasta por medias negras que rara vez utiliza y parecen rescatadas de cuando iba a la secundaria (tanta humildad no ocultó, sin embargo, los zapatos Gucci). Pero, en verdad, ya venía en la semana su ropa sin estridencias coloridas, ni siquiera cuando se encontró con el canciller austríaco, con un outfit sobrio, con escasa bijou y casi sin joyas. No es momento para comentarios ajenos a la tarea, desperdiciar glamour en días agitados, finalmente las prendas hacen al cargo, si hasta repitió atuendo con menos de diez días de distancia como si no se ocupara de esos menesteres. Fue, claro, la peor semana política desde que llegó a la Presidencia.

Ni se le ha ocurrido, tampoco, estrenarse en algún modelo con cintura alta -casi un must hoy de cualquier mujer-, con pantalones, por ejemplo, casi segura prueba de que le estilizaría su figura. Evitó esa ocurrencia y, al contrario, tampoco revisó una tendencia que algunos expertos le objetan: el uso de múltiples anillos y un esculpido en desuso. Esas uñas siempre barnizadas con esmaltes vía láctea, demasiado largas; dedos siempre poblados de grandes anillos, de oro y piedras (hay sólo dos que nunca reemplaza: el cintillo de Néstor y otro en el meñique que tal vez sea una cábala recordatoria).

  • Uñas

  • Florencia Ducos, de Grupo Imagen, ha sido terminante: «Las uñas esculpidas y largas no se usan más. Tampoco tantos anillos en las manos, a lo sumo dos juntos». Quizás, ella se tiente a esos adornos por el uso que habitualmente hace de las manos, imprescindibles en sus discursos -como el toqueteo de los micrófonos-, algo semejante a Mariano Grondona por TV, recomendaciones de cualquier elemental curso de oratoria. En el caso de ella, la superpoblación de anillos y las características de sus uñas suelen distraer a quienes la observan. Y ése no debe ser su propósito.

    «No debería llevar las uñas tan blancas. Para una mujer que ocupa un puesto tan importante, lo ideal es pintarlas con laca y se puede hacer la francesita -resaltar con esmalte blanco la medialuna superior de la uña-, que embellece las manos. Además, el detalle del anillo para el dedo meñique no se usa desde los noventa», opinó Georg Hieber, un reconocido diseñador alemán, en sintonía con Ducos. Interesa su visión europea sobre el look de Cristina esta semana, ya que justamente la modista de la dama, Susana Ortiz, inspira sus colecciones en las tendencias del Viejo Continente.

    Sigue Hieber con sus críticas: «Las perlas de criadero, las gargantillas de oro macizo y los medallones de gran tamaño hace bastante ya que dejaron de usarse. ¿Por qué? Le dan un aspecto barroco y antiguo».

    Además, el modisto opinó sobre esta nueva y humilde tendencia de Cristina de repetir la vestimenta luego de estrenadas. «No está mal que repita -afirma-, pero debe hacerlo con prendas menos llamativas, para que no se note la repetición».

    Dejá tu comentario

    Te puede interesar