Las vacaciones de invierno suelen ser una buena excusa para organizar escapadas en moto, especialmente si el clima lo permite. Pero antes de encender el motor y tomar la ruta, es fundamental realizar un chequeo básico del estado general del vehículo, especialmente de los neumáticos, un punto crítico para garantizar seguridad, estabilidad y buen agarre, sobre todo en esta época del año.
Vacaciones de invierno en moto: consejos clave para cuidar las cubiertas
Antes de encender el motor y tomar la ruta, es fundamental realizar un chequeo básico del estado general de los neumáticos. Los detalles.
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En invierno, las cubiertas tardan más en alcanzar la temperatura ideal de funcionamiento. Durante los primeros kilómetros es clave moderar la velocidad y evitar maniobras bruscas, ya que el grip aún no es óptimo. A esto se suma un factor de riesgo frecuente: la escarcha o humedad acumulada, sobre todo en banquinas, rotondas o zonas sombrías durante la madrugada. En esos casos, conviene circular por las partes más secas del asfalto y mantener máxima atención al entorno.
La presión, un hábito clave para viajar seguro en moto
Verificar la presión de inflado con regularidad (idealmente una vez por semana o antes de cada viaje) ayuda a prevenir desgastes irregulares y reduce el riesgo de pérdida de adherencia. Este control debe realizarse siempre en frío y siguiendo los valores recomendados por el fabricante, que figuran en el manual o en el chasis de la moto.
Tanto si la moto se usa a diario como si es solo para salidas esporádicas, una presión incorrecta afecta la estabilidad, el frenado y el confort de marcha. Hoy existen además compresores portátiles a batería, cargables por USB, que permiten mantener la presión correcta incluso en viajes largos o zonas alejadas.
Además, un repaso visual rápido de los neumáticos permite detectar grietas, cortes, objetos incrustados o deformaciones. Estas señales pueden anticipar problemas mayores, como desequilibrios en la suspensión o en la alineación del eje. También es importante observar los testigos de desgaste (TWI), pequeños salientes en el dibujo que indican el límite de uso. Si la banda de rodadura alcanza ese nivel, es hora de reemplazar el neumático para no perder tracción, especialmente sobre piso mojado.
Combinar marca y modelo
Ante una rotura o desgaste puntual, es común cambiar solo una cubierta. En ese caso, se recomienda respetar la marca y el modelo del neumático restante, aunque la medida sea diferente. Usar compuestos distintos en cada eje puede alterar la respuesta del vehículo y comprometer la seguridad, especialmente en frenadas o curvas exigentes.
Cuidado al lavar y al guardar
Durante el lavado de la moto, hay que evitar productos agresivos o abrillantadores sobre los neumáticos. Lo ideal es limpiarlos con agua y jabón neutro, sin aplicar ceras ni siliconas que, al calentarse con el uso, pueden migrar hacia la banda de rodamiento y hacerla resbaladiza.
Quienes alternan entre distintos juegos de cubiertas (para tierra, ruta o nieve) deben almacenarlas en lugares secos, ventilados, lejos del sol y de fuentes de calor o sustancias químicas. El mal almacenamiento puede afectar la estructura del neumático, su elasticidad y su vida útil.
Salir en moto en invierno es posible, pero requiere preparación. Prestar atención al estado de las cubiertas no solo mejora el confort de manejo, sino que es una medida básica de seguridad para disfrutar cada kilómetro con confianza, ya sea en ruta o en ciudad.
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