21 de junio 2007 - 00:00

Estalló la crisis dentro del Consejo por jueces suplentes

La decisiónde la CorteSuprema dedeslegitimarla designaciónde losjuecessubrogantesprovocófricciones enel Consejode laMagistratura.Se esperahoy unplenario dealto voltaje.
La decisión de la Corte Suprema de deslegitimar la designación de los jueces subrogantes provocó fricciones en el Consejo de la Magistratura. Se espera hoy un plenario de alto voltaje.
La crisis suscitada por los juzgados vacantes terminará en una pelea entre la Corte Suprema y el Consejo de la Magistratura. El conflicto estalló por los secretarios que hacen de jueces. Sin embargo, la dura controversia tiene fondo político: se inscribe en un continuo recorte de poderes al Consejo de la Magistratura.

El reproche lo patentizó ayer el presidente de la Magistratura, Pablo Mosca, en la Comisión de Selección. El abogado se quejó por la parálisis en la designación de los subrogantes.

Lo hizo vía una explosiva epístola donde avanzó en el criterio de que el Consejo atendiéndose a la letra de la Constitución podía mantener sus atribuciones para el nombramiento de jueces suplentes.

«Desconocer estas facultades implica tanto como negar la existencia misma del órgano constitucional que, desprovista de ellas, vendría a convertirse en un ente administrativo son anclaje alguno, bastante menos que la calificación que la propia Corte Suprema de Justicia, en decisión de mayoría, le ha dado como 'órgano auxiliar' de la propia Corte», manifestó Mosca en una extensa esquela de tres páginas.

El reclamo sonó a una declaración de guerra, pues fue interpretado como un llamado a desoír una prohibición de la Corte Suprema, que preside Ricardo Lorenzetti. Hace un mes los jueces supremos declararon la inconstitucionalidad la resolución mediante la cual el Consejo coloca al frente de juzgados vacantes a funcionarios que ejercen la función de jueces sin haber sido seleccionados y nombrados como magistrados por el Ejecutivo y el Congreso que es lo correcto.

  • Facultad negada

    Al respecto, Mosca consideró que esa declaración «trae aparejada la más clara negación de la facultad constitucional de este órgano en tanto destinatario de la misión de organizar los tribunales de Justicia y asegurar la independencia judicial».

    El presidente de la Magistratura reivindicó la existencia de un régimen como el propuesto por la Corte, pero se mostró partidario de seguir con el viejo sistema con el ánimo de no paralizar el servicio de Justicia.

    «El Consejo tiene por voluntad del constituyente de 1994, la capacidad de organizar los tribunales y la eficaz prestación de los servicios de Justicia. Sin ambages, no es la Corte Suprema la cabeza del Poder Judicial de la Nación, sino sólo en materia jurisdiccional, en la jurisdicción interna y con apego a las normas constitucionales», se explayó el presidente del consejo de jueces.

    Y cargó: «Mal puede entenderse que la facultad del Consejo de designar subrogantes sea, a un tiempo y aun con efecto temporal limitado, inválido y legítimo desde la óptica constitucional».

  • Respuesta

    La interpretación del presidente del Consejo provocó una repuesta terrible de la oficialista Diana Conti. La legisladora le enrostró poca valentía para dar la discusión: «Que dé la cara», lo desafió.

    Evidentemente, a Conti le disgustó encontrarse con una nota en la cual Mosca desde su pedestal de presidente del Consejo retaba al resto de los consejeros por su sumisión a la decisiones de la Corte.

    El desacostumbrado gesto del abogado podría entenderse como una revancha. Sucede que la Comisión de Selección, presidida por el juez Luis María Bunge Campos, le envió un escrito a la Corte Suprema invitándola a una reunión para que explique su fallo y sugiriera el mecanismo debía adoptarse para ocupar los cargos vacantes en los tribunales. Mosca se enteró por los diarios de ese pedido. El abogado creyó ver en ese gesto que lo habían «puenteado». Le endilgan a Conti y a Carlos Kunkel ser los artífices ideológicos de esa solicitud y de prácticamente «obligar» a Bunge a firmarlo. «Debo patentizar para el juicio de la historia la improcedencia de la vía elegida, que viene a desconocer, no sólo la representación que ejerzo sino, lo que es esencial, la facultad de decisión del órgano deliberativo por antonomasia del Consejo que es el plenario, en una cuestión que afecta de modo sustancial su competencia constitucional», se lamentó Mosca. Esa invitación a la Corte tenía fecha para ayer a las 11. Los jueces supremos no contestaron la nota ni fueron al convite. Tampoco Bunge Campos asistió a la reunión de la Comisión de Selección. Adujo parte de enfermo.

    Los consejeros se verán las caras en el plenario de hoy. Se anticipa que «correrá sangre».

    El chisporroteo entre Mosca y el oficialismo viene desde hace tiempo. Al Presidente le fastidió que la mayoría lo obligara a desistir del millonario reclamo sobre el manejo de los fondos que de la caja del Consejo pasaron a la «caja» de la Corte. Ahora tiene que ceder, nuevamente, al planteo de la Corte sobre la forma en que se cubren las vacantes de los jueces suplentes. Mosca imagina que preside un Consejo dibujado y resiste. Pero está en minoría. Sólo puede tener un voto de apoyo: el de su colega Santiago Montaña, uno de los pocos que reivindica la facultad del Consejo en la designación de los subrogantes.

    La diputada Conti justificó los cambios y los atribuyó al alma de la senadora Cristina Kirchner, de quien dijo en su momento se propuso y logró sanear la Corte Suprema.

    Palabras mas, palabras menos Conti sostuvo que «todos sabemos que va a ser la próxima presidenta. Todo el mejoramiento de las instituciones hay que dejarlo en manos de ella».
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