El dato de inflación del 6,6% en febrero difundido esta semana por el INDEC marcó una nueva aceleración inflacionaria. Así, el tipo de cambio oficial volvió a correr por detrás de los precios en enero y febrero, tal como hizo en gran parte de 2022, excepto en los últimos cuatro meses del año. Ante eso, crece la incertidumbre sobre qué rumbo tomará el ritmo de depreciación del Banco Central hacia adelante en pos de evitar profundizar el atraso cambiario acumulado.
La aceleración del IPC dejó lejos el crawling peg y el mercado evalúa cómo seguirá la marcha del dólar oficial
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La inflación como puerta de entrada a nuevas oportunidades
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La autoridad monetaria sostuvo un esquema gradual de depreciación a lo largo de 2022, y únicamente en los últimos cuatro meses del año logró equiparar y superar a la inflación. De esta forma, el crawling peg fue del 6,2% en septiembre, 6,4% en octubre, 6,6% en noviembre y 5,9% en diciembre.
La ralentización del crawling peg continúo en enero de 2023 dado que la inflación se había desacelerado hacia fines del año pasado. Sin embargo, el IPC de enero subió al 6% y superó la depreciación, que fue del 5,5%. Lo mismo ocurrió en febrero, cuando el BCRA mantuvo estable el crawling peg mensual, contra un IPC que escaló al 6,6%. En lo que va de marzo, la tendencia parece consolidarse dado que el ritmo de depreciación se mueve al 5,7%, mientras que las estimaciones privadas ponen un piso a la inflación de por lo menos del 6%.
FMI
Por otro lado, el dato difundido por el INDEC, que evidencia la fuerte aceleración inflacionaria de la economía de los últimos dos meses, se conoció en la misma semana en la que el Fondo Monetario Internacional difundió un comunicado en el que detalla haber acordado con las autoridades locales una flexibilización de la meta de reservas por la sequía, pero en el que reiteró la importancia de mantener positivas las tasas de interés, de continuar con los esfuerzos para asegurar la competitividad externa y fortalecer la cobertura de reservas por medio de la oportuna racionalización de la política cambiaria. Sin embargo, si la tendencia de los primeros meses del año continúa, la autoridad monetaria volvería a enfrentarse a un proceso de pérdida de competitividad, tal como ocurrió en abril del año pasado.
Vale recordar que, en el acuerdo con el FMI, el Gobierno se comprometió a sostener el tipo de cambio real multilateral en el nivel de diciembre de 2021 (102,5 puntos). Actualmente, el indicador, que compara la competitividad del peso con las monedas de los principales socios comerciales del país, está en 94,1 puntos, es decir, 8,4 puntos por debajo de lo acordado.
Emiliano Anselmi, economista jefe en Portfolio Personal Inversiones, consideró que “el Banco Central no va a resolver el atraso cambiario que lleva a dos años y medio a la fecha acelerando el crawling peg por encima de la inflación, porque el riesgo es de mayor aceleración inflacionaria”. Y planteó que espera que la autoridad monetaria vaya llevando el ritmo de depreciación unas décimas por debajo de la inflación mensual.
Cómo sigue
“El dato es incipiente pero justo después de publicarse la inflación de febrero, el tipo de cambio oficial se movió de 5,3% a 5,7% mensual, lo que podría ser una señal de que la inflación ya está un escalón por encima y que
el BCRA lo único que hace es
acomodar de manera lineal la suba del dólar. De hecho, los futuros en Rofex comienzan a mos-
trar esa tendencia, dado que hubo un salto muy grande en las TNA de 8 puntos porcentuales, pero la tasa efectiva mensual subió 0,7%, todo apunta hacia un nuevo escalón de nominalidad”, señaló Anselmi.
Andrés Reschini, analista en F2 Soluciones Financieras, destacó: “El problema es la emisión y la brecha cambiaria. La brecha cambiaria seguirá siendo alta, y eso explica en mayor medida la mala performance del BCRA en el MULC, y por lo tanto el enorme grado de restricciones de acceso al tipo de cambio oficial.
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