“También esto pasará” es el título de una exitosa novela publicada años atrás por Milena Busquets, pero también hoy actúa como una suerte de mantra frente a la situación que vivimos frente a la pandemia de Covid-19, enfermedad causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Más allá de las fronteras, se le pide al mundo entero aislarse en sus hogares y el encierro puede despertar sensaciones fuertes en una población acostumbrada a la vertiginosidad. En ese contexto el psicólogo, productor y director Edgardo Kawior y la comunicadora y escritora creativa Marianne Costa Picazo lanzaron la obra colectiva “Estoy en casa”, que consta de un video con ilustraciones el que se lee un relato que refleja esa realidad inesperada. Dentro de ese clip, invitaron a la gente a dibujar y compartir sus experiencias y esa convocatoria trascendió fronteras.
"Estoy en casa", una obra colectiva que invita al mundo a dibujar
La iniciativa de Marianne Costa Picazo y Edgardo Kawior empezó como un video ilustrado que mostraba las emociones del aislamiento. Hoy excedió esos límites e invita a la gente a crear para romper rutinas. Reciben ilustraciones de todo el mundo.
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El relato narra la coyuntura actual, pero desde el pasado, en una época en el que irrumpió un virus que obligó a todos a permanecer en sus hogares. Pero luego invita a quienes “viven todos los días como el mismo día” a “aprovechar el tiempo sin tiempo” para “algo nuevo, como dibujar, escribir o lo que sea”. Y, finalmente, llama al público a compartir en redes sociales su dibujo con el hashtag #estoyencasa o bien mandar las ilustraciones al mail [email protected].
El primer material audiovisual, leído por el locutor Martín Wullich, mostraba los dibujos de 16 ilustradores de renombre, precisamente Abril Barrado, Maxi Bagnasco, Juan Pablo Compaired, Marianne Costa Picazo, Iñaki Echeverría, Ro Ferrer, Marlene Lievendag, Brian Miroglio, Isol Misenta, Alberto Montt, Delfina Pérez Adán, Horacio Petre, Ruiz, Maximiliano Rodríguez, Alfredo Sábat, Fernando Samartín y Facundo Soto.
Pero este clip fue solo el comienzo. Hoy no sólo Kawior y Costa Picazo reciben ilustraciones de gente de todo el globo y de distintas edades, sino que también hicieron un segundo clip en el que las frases del relato fueron leídas en distintos idiomas, con una intérprete de lenguaje de señas incluida Así, ambos reconocen que este proyecto, que nació de la adversidad, no tiene techo. Ámbito dialogó con ambos.
Periodista: ¿Cómo nació la iniciativa ‘Estoy en Casa’?
Marianne Costa Picazo: Empezó como un relato, dentro de la dimensión de la palabra. Con Edgardo ya hablábamos de encarar un proyecto sobre cómo ser creativo en la vida diaria y cambiarla de forma contundente, más allá del discurso. Empezamos a crear de un modo imparable en un diálogo que era en un principio literario, porque queríamos darle forma de cuento. Pero después nos dimos cuenta de que ese relato excedía la palabra y el papel. Rápidamente Edgardo dijo ‘yo me imagino dibujos’ y enseguida me ofrecí a hacer uno, porque soy hija de una artista plástica y me crié en el taller.
Edgardo Kawior: Con Marianne estábamos trabajando en un proyecto que amasábamos de a poco y nos agarró la cuarentena. Si usamos la metáfora de la comida, buscábamos preparar una comida con muchos ingredientes y nos cerraron los negocios para comprarlos. Así que nos transformamos. Días atrás escuché a un cocinero decir que “lo importante no es tener buenas recetas sino la creatividad para arreglarte con lo que tenés en tu casa”. Yo, en mi casa, tenía una sensación de agobio de que todos los días parecían iguales. Esa fue mi semilla: en un tiempo sin tiempo, quise ver qué hacer para que ese día sea diferente. Así nos embarcamos con Marianne y terminamos con días de 18 horas de trabajo, porque este proyecto va creciendo. Y ya dejó de ser un lindo video que se armó, para ser una invitación a la gente a dibujar y escribir, a ser parte de algo colectivo que no está terminado y así elaborar y reelaborar en ese presente contínuo.
P.: ¿Cuándo notaron que los resultados de la iniciativa excedieron al proyecto inicial?
M.C.P.: La metáfora que hizo sobre Edgardo de la comida fue excelente. Yo dicto un taller que se llama ‘La cocina de la escritura’ en el que me propongo degustar cada palabra, deconstruir los ingredientes y convertirlos en accesibles si hablamos de la creatividad en la literatura. No declamar frases célebres o grandes citas sino percibir las técnicas de los autores consagrados para escribir en ese plan y romper con las barreras académicas de la ‘autoridad’. En nuestro proyecto, nos dimos cuenta sobre la marcha que el ingrediente más fuerte que tenía era que esa expresión no nos pertenecía, sino que era de todos. Estábamos siendo portavoces de un momento y nuestra emoción era bajar el relato a lo simple, para mover al otro a actuar.
E.K.: Desde mi formación psicoanalítica, puedo decir que existe un proceso muy importante que se da en la transferencia y su movimiento. Primero el analista le hace creer al paciente que es el psicoanalista el que sabe, pero después se empieza a correr y dice “el que sabe lo que te pasa sos vos mismo”. De la misma forma, nosotros no sabemos dónde va este proyecto y lo vamos descubriendo a medida que ocurre. Cuando se corrió la voz recibimos dibujos de distintas partes del mundo. Hace poco nos llegó uno bellísimo de una institutriz en Arabia Saudita. Para nosotros eso fue impresionante, porque no te das cuenta la llegada. Tiramos una botella al mar, con la diferencia de que quien la abre, saca ese mensaje, pone otro y la vuelve a lanzar.
P.: Existen otras iniciativas desde el dibujo, como #Graciasporcuidarnos, en la que se agradece al personal médico. ¿Se puede decir que el dibujo es sanador?
E.K.: Yo no sé si el dibujo es sanador, pero sí es sanador el relato que uno puede hacer del dibujo. Cómo un niño o una niña se posiciona frente a la obra que hicieron es lo más importante, por eso, lo mejor que podemos hacer como analistas es preguntar ‘¿contame, qué dibujaste acá? Donald Woods Winnicott, un psicoanalista y pediatra inglés, decía que existía el psicoanálisis con niños, pero que la expresión del niño no estaba en el fallido sino en el garabato. Entonces el dibujo, más que tener un poder sanador, otorga una posibilidad de expresarse y esa expresión es lo que termina de revelar algo que está escondido. Con sólo dibujar no alcanza para reelaborar un trauma, pero si es una manera de mostrar lo que nos puede pasar. Esa es una necesidad que está a todas las edades y en todo el mundo. Incluso abrimos casillas de mails en distintos idiomas para recibir ilustraciones de otros países. A la vez el dibujo funciona como un agradecimiento o un pago, quizá es la forma que tenemos al alcance de la mano para agradecerle a los médicos.
P.: ¿Qué mensaje les quedó tras esta iniciativa y qué esperan de ella en el futuro?
M.C.P: Que estamos realizando un proyecto sin fines de lucro, que tiene carácter de campaña de bien público, la cualidad de ser innovador, de valorizar los recursos que uno tiene para aplicar la creatividad en la vida diaria. Que tiene que ver con “innovar, cambiar, crear, con la inclusión” ,palabras que muchas veces se usan pero vacías de contenido. Y nosotras queremos llenarlas de ese contenido, de la mano de quienes confían y unir esas partes, incluirlos a todos y representarlos. Al estar aislados, nos ponemos en contacto con el fondo de nuestra existencia, caemos en la cuenta de que le pedimos a la vida que pasen cosas extraordinarias, cuando lo extraordinario es levantarse cada día. Por supuesto que existe una enorme preocupación en el aspecto social y el económico. Pero frente a la angustia, nosotros decimos “estoy en casa” porque tenemos la suerte de estar contenidos. Tal vez nuestro próximo paso con Edgardo sea pensar en lo que no pueden estar en sus casas.
E.K.: Cuando tengo un deseo, yo soy de los que los cuentan, así se sube más gente. Hay quienes dicen que cuando cuentan las cosas, se queman. Yo soy de los que dicen que cuando cuentan las cosas, se encienden. Queremos iluminar con esto, pero no porque venimos con una verdad revelada sino porque nos ilumina lo que la gente nos devuelve. Los mails llegan con mucha gratitud, con una historia detrás, con una necesidad de expresar. Estoy muy agradecido. Lo que nos analizamos sabemos que la completud no existe y que todo no se puede. Pero creer en la ilusión de completud es la que nos permite seguir avanzando. Tenemos la ilusión de que esto se replique en todo el mundo. Y sí, es una ilusión. Pero, ¿por qué no?
IG: @estoyencasaarg
Hashtag: #estoyencasa
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