28 de mayo 2021 - 00:01

Cuáles son las tendencias en vinos para la próxima década

Los nuevos consumidores priorizan la experiencia, quieren saber quién está detrás de cada botella. Surgen nuevas zonas productoras y nuevas cepas. Vinos orgánicos en auge y una gran apuesta al terroir.

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La industria del vino es versátil y se aggiorna de la mano de nuevas tendencias. Algunas pasarán de largo. Otras llegan para quedarse. Para indagar más sobre el tema, dialogamos con especialistas.

Todos coinciden en que los nuevos consumidores priorizan la experiencia ante el producto, quieren saber quién está detrás de cada botella, detrás de cada terroir. Surgen nuevas zonas. Hoy, según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) ya son 18 las provincias que elaboran vino: Mendoza, San Juan, La Rioja, Salta, Catamarca, Neuquén, Río Negro, Córdoba, La Pampa, Buenos Aires, Tucumán, San Luis, Chubut, Entre Ríos, Santiago del Estero, Misiones, Jujuy y Santa Fe.

Las bodegas apuestan fuerte a la tecnología. Lo sustentable gana terreno con la elaboración de vinos orgánicos y veganos. Crece el mercado de envases disruptivos (briks, latas y bag-in-box), las etiquetas inteligentes con códigos QR. Y más.

“Muchos creen que somos un mercado maduro. Yo creo que no. Es más, diría que somos un mercado naciente, donde 30 años no es nada. Argentina es un país que ha logrado vinos maduros, de categorías internacionales, pero todavía sigue buscando su propia identidad”, opina Andrés Ridois, gerente general de Bodegas Colosso Wines y Sotano.

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Creador de vinos y maestro champañero, Ridois expone otras tendencias que, según su visión, marcan la agenda de la industria. “En vinos de alta gama se sigue apostando a la micro vinificación, a producir vinos de pequeñas partidas. Cada vez se busca más la originalidad en cuanto a la producción. Los blend de blancas se imponen, con el aporte del semillón a la estructura del vino. Aparecen nuevas regiones, se dan nuevos varietales en zonas marginales. Nuevas uvas, todavía tenemos un camino muy largo por ejemplo, con el cabernet franc”, describe el experto.

La búsqueda de los nuevos consumidores es otro objetivo de las marcas. “La lata y el bag in box llegan como una necesidad de desestructurar el vino y llevarlo a un público distinto, más moderno. La idea de desmitificar a la botella es buena”, sigue Ridois. “Por otra parte, la identidad del terroir: el consumidor tiene que saber que es Gualatallaray, que es Los Chacayes, que es Altamira, tiene que aprender a disfrutar el terroir en la boca. Y dentro del terroir, la idea es encontrar un estilo de vinificación propia”, concluye el referente de Colosso Wines y Sotano.

En línea con esto último, Eugenia Luka, gerenta de Marketing de Finca Sophenia, señala que “el terroir toma cada vez más relevancia, más allá de la tipicidad varietal. Por eso también se da un crecimiento de regiones y micro regiones”. En cuanto a estilos, “continúa la tendencia de vinos equilibrados, con elegancia, complejos, personales pero también frescos. Esto se da tanto a nivel internacional como en el mercado interno”, acota la especialista.

“La búsqueda de vinos elaborados con uvas orgánicas, sobre todo en las nuevas generaciones de consumidores, es una tendencia en crecimiento”, agrega. Para Luka, el malbec no tiene techo y sigue siendo la variedad más buscada. “Ahora hay una necesidad de profundizar en la cepa, desde el lado del consumidor y también desde el productor. Mostrar los malbec cada vez más específicos, establecer las diferencias entre las distintas zonas y distintos estilos”, dice, y cuenta que también “hay un deseo incipiente de mostrar la capacidad que puede tener Argentina en la elaboración de blancos y rosados de calidad, sobre todo en las regiones más frías. De a poco el consumidor se va abriendo a este mercado”, asegura.

Para Andrew Noble, VP Sales & Marketing de Bodega Valle de la Puerta, hay 3 factores que influyen en las tendencias que marcarán el 2021. “El cuidado del medio ambiente está en la agenda mundial hace ya bastante tiempo y por eso ha habido un aumento importante en la búsqueda de consumir productos sanos y que no lo dañen en los últimos años. Como consecuencia la producción de alimentos orgánicos y veganos viene en franco aumento y creo que por efecto de la pandemia este aumento se ha acentuado. Habiendo ahora mucha más oferta de alimentos orgánicos y veganos se abre la oportunidad para el consumo de vinos orgánicos y veganos para maridar con este tipo de alimentos y el desafío para las bodegas será satisfacer esa creciente demanda”, considera Noble.

“Los vinos orgánicos y producidos con uvas orgánicas requieren trabajo en el viñedo sin el uso de agroquímicos y su elaboración con cantidades bajas de anhídrido sulfuroso y los veganos exigen que además no se usen por ejemplo elementos filtrantes de origen animal como puede ser la albúmina en el filtrado de los vinos. Producir vinos de este tipo lleva tiempo y es costoso ya que se deben implementar todos los procesos para obtener la certificación correspondiente”, analiza.

Valle de la Puerta convirtió 40 hectáreas de viñedos a orgánicos y produce uvas torrontés, malbec, bonarda y cabernet sauvignon que ya están certificados. “Y además incorporamos un filtro tangencial para poder obtener la certificación de vino vegano. También hemos experimentado con algo más extremo como son los vinos sin agregado de anhídrido sulfuroso pero esta es una categoría que a mi criterio que no crecerá mucho por el hecho de que son vinos que deben beberse muy jóvenes y si no tienen alta rotación podrían no llegar en buenas condiciones a los consumidores”, sostiene Noble.

Por otro lado, el representante de Valle de la Puerta ve “un gran potencial en los vinos jóvenes con características frutales y de taninos suaves que se puedan disfrutar sin tener que analizarlos demasiado. Los consumidores hoy quieren consumir vinos sin demasiada ceremonia y vinos de etiquetas originales que transmitan un concepto exclusivo, una buena historia y saber quién está detrás de la elaboración. Los vinos en lata por ejemplo tienen a mi criterio un gran potencial de crecimiento. Son para beber de forma descontracturada y en cualquier lugar y esto es ideal para los consumidores más jóvenes. Si además tienen finas burbujas mejor por lo que creo tal vez los blancos y rosados serán los más exitosos. El desafío en este caso es la producción de la lata que puede demorar más de un año”, asegura Noble.

La opinión del consumidor

En un mundo súper digitalizado el acceso a la información se hace cada vez más fácil. Esto le da una gran oportunidad a los productores de regiones menos conocidas. “Cada vez más vemos que además la marca, país o región de producción importan los comentarios de otros consumidores. Aplicaciones como Vivino te brindan información instantánea sobre un vino con solo sacar una foto de la etiqueta y junto con eso la opinión de miles de consumidores que ya lo han probado”, ejemplifica Noble, quien coincide con sus colegas al destacar la importancia del terroir. “El vino está íntimamente relacionado al suelo y clima del lugar en donde se cultivan las uvas o como se dice en la industria al terroir, entonces no se puede generalizar y decir por ejemplo todos los vinos de Mendoza son buenos porque los hay buenos y no tan buenos ya que la zona vitivinícola por ser la más grande tiene múltiples microclimas y vinos de todas las calidades lo mismo ocurre en tantas otras regiones productoras de vino en el país.

Los consumidores tienen curiosidad y quieren explorar y descubrir lo nuevo y esto equipara las posibilidades para vinos de marcas y regiones menos conocidas.

La gran accesibilidad a la información permite que con un click podamos descubrir regiones desconocidas y tener información al instante sobre el producto para ayudarnos a tomar la decisión de compra”, concluye.

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La sustentabilidad como bandera

“La industria se va enfocando en lograr niveles más alto de sustentabilidad. La tecnología como herramienta, generando información para mejorar todos los procesos. Y a partir de eso trabajar en la eficiencia hídrica, la biodiversidad, la reducción de la huella de carbono, etc”, opina Sergio Abarca, gerente general de Bodegas Budeguer. “Esto lo está solicitando el mundo en general, y cada vez más los propios consumidores de vino. El crecimiento año a año de las hectáreas de viñedos manejadas de forma orgánica, marca esta búsqueda. Y reflejan luego esto en bodega, donde la búsqueda de la menor intervención posible, se marca como tendencia”, continúa el especialista.

Para Abarca, otras tendencias son “los vinos cada vez más frescos, más ‘chupables’, representativos del viñedo y su lugar; parcelas cada vez más pequeñas y de mayor identificación; la búsqueda de nuevas zonas, como Las Carreras. Pero también revalorización de las zonas históricas como Maipú o Agrelo”.

Eduardo Sancho, presidente de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Fecovita), también se sumó al debate. “Hay que seguir apostando a la identificación y personalización de la vitivinicultura. El consumidor busca cada vez más la diferenciación, se identifica con el vino que toma. Hoy la gente está más atenta, se interesa más por conocer el producto, quien está detrás, de que zona viene. Dentro de una misma región, por ejemplo en Mendoza, no es lo mismo un vino de Valle de Uco que uno del norte. No es lo mismo un vino de una misma zona y de la misma cepa pero elaborado por distintos enólogos. Eso tiene un valor agregado y también le da protagonismo al pequeño y mediano productor”, observa Sancho.

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