21 de abril 2017 - 15:53

Doce mil "radicalizados", en la mira del servicio secreto de Francia

Doce mil radicalizados, en la mira del servicio secreto de Francia
El servicio secreto francés tiene en la mira más de diez mil sospechosos "radicalizados" a quienes busca controlar tras el atentado en el centro de París ocurrido este jueves.

"Es imposible controlar los movimientos de doce mil personas", explicó a ANSA una fuente cercana al ministerio del Interior francés. La única salida sería la de intervenir cuando estas personas se muevan para procurarse armas.

El dilema de los servicios secretos franceses es, desde hace meses, cómo controlarlos en suelo francés propensos a pasar a la acción de un momento a otro. Se trata de los famosos "fichés S", los registrados en riesgo de vincularse con la Yihad (Guerra Santa islámica), por quienes la receta de la candidata ultraderechista Marine Le Pen es cerrar las fronteras, aunque eso no ayudaría.

En el caso de Karim Cheurfi, el atacante de los Campos Elíseos, el fiscal Francois Molins dijo que no era un "S", pues nunca dio señales de cercanía con el fundamentalismo.

En ese punto entran en contacto con el crimen organizado y se vuelven posibles de ser identificados. No fue así para Cheurfi, quien no estaba registrado como un radicalizado pero "era conocido por los servicios" por haber sido incriminado por delitos que tenían siempre en común su odio hacia la policía.

Precisamente por este aspecto -militares, gendarmes y policías en la mira de la Yihad- emerge una primera pista en la estrategia de los terroristas islámicos: de las masacres de comando que golpeaban indiscriminadamente a la población, como el 13 de noviembre en París o el 14 de julio en Niza, se pasó (en el caso de los ataques del Louvre, de Orly y de los Campos Elíseos) a un objetivo militar, o policial.

"El blanco, en los últimos atentados, se volvió el Estado francés", explicó un investigador, posiblemente en lugares simbólicos, el Louvre, el aeropuerto, los Campos Elíseos". Por lo tanto, en el terreno no más "cerebros" como fue Abaaoud para el 13 de noviembre, y ni siquiera "mártires" como el hombre con machetes en el Louvre.

El agresor de Orly pasó a la acción borracho y tras haber sido detenido en un puesto de control, y Karim Cheurfi era un hombre, más veces señalado por el perfil psiquiátrico y por su odio hacia los policías, que por un matiz radicalizado, que de hecho nunca tuvo.

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