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Las cadenas de televisión transmitieron en vivo y casi ininterrumpidamente desde que la cápsula "Fénix" comenzó a penetrar en la roca del desierto de Atacama para traer de regreso a la superficie al capataz Florencio Ávalos, el primer rescatado.
"Esto es más que una historia, es un evento de la comunidad global", dijo la profesora de periodismo de la Universidad de Hong Kong, Yuen Ying Chan, a la cadena CNN.
"La gente está fascinada porque no es sólo una historia con un gran interés humano, sino que involucra a un gran número de personas, tiene mucho suspenso, trata de la vida y de la muerte y, en último término, provoca la curiosidad de la gente", explicó.
Señaló además que los espectadores también se han sentido cautivados porque gracias a los medios sociales en Internet pueden formar parte de la historia.
El rescate se convirtió en un reality show cuyo premio para los protagonistas es nada menos que la supervivencia luego de una de las más graves tragedias en la historia de la minería.
Y en uno de los hechos más insólitos, además de inédito en rescates complejos, los mineros pudieron observar por televisión su propio salvamento, además de emitir imágenes desde el interior de la mina San José.
"Lo único que les pido es que no me traten ni como artista ni como periodista, quiero seguir siendo el de siempre", declaró Mario Sepúlveda, el segundo minero rescatado y quizás el más mediático y extrovertido.
Los mineros rescatados tienen asegurada para los próximos tiempos una alta exposición mediática, mientras ya se anuncian películas, libros y producciones especiales sobre su odisea.
Estoicos, sobrevivieron a las privaciones sumidos en la oscuridad, que les obligó a usar lentes especiales de sol. Aunque los oftalmólogos han asegurado que se recuperaron rápidamente y pronto no las necesitarán, quizás las mantengan para enfrentar la lluvia de flashes que les espera.
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