20 de octubre 2020 - 00:00

Arce, el abanderado del milagro económico, recibe un país en crisis

Durante su gestión como ministro, entre 2005 y 2019, la pobreza bajó del 60% al 37%, y el PBI aumentó 429%, a 40.800 millones de dólares anuales.

La Paz - El economista izquierdista Luis Arce, que dio la gran sorpresa al ganar la presidencia de Bolivia en primera vuelta el domingo según el conteo rápido de un canal privado, se benefició del capital político construido durante décadas por el exmandatario Evo Morales.

Su inesperado triunfo en la primera ronda, no anticipado por las encuestas, pavimenta el regreso a Bolivia de Morales desde su exilio en Argentina y sirve al líder del Movimiento al Socialismo (MAS) para reivindicarse políticamente, 11 meses después de su dimisión en medio de una convulsión social.

“El MAS ha ganado las elecciones ampliamente, incluyendo la Cámara de senadores y diputados. Bolivia tiene a Arce de presidente”, dijo Morales en Buenos Aires.

“Lucho (apodo del candidato del MAS) será nuestro presidente, el devolverá a nuestra patria el camino del crecimiento económico”, agregó.

Arce ganó las elecciones como abanderado de la bonanza económica del gobierno de Morales (2006-2019), cuando él era ministro de Finanzas.

Economista de 57 años, estudió en la estatal Universidad Mayor de San Andrés en La Paz e hizo una maestría en la universidad británica de Warwick.

Trabajó 18 años en el Banco Central, donde ocupó diversos cargos, y fue ministro de Economía y Finanzas casi todo el periodo de Morales, con una pausa de 18 meses. Tiene un perfil más tecnócrata que político.

Bajo Morales, Bolivia elevó su Producto Bruto Interno (PBI) de 9.500 millones de dólares anuales a 40.800 millones y redujo la pobreza del 60% a 37&, según datos oficiales.

La bonanza permitió pagar bonificaciones a miles de mujeres embarazadas, escolares y ancianos, e inversiones millonarias para intentar industrializar el litio y el gas natural.

“Tomamos decisiones adecuadas que llevaron a nuestro país a liderar varios indicadores económicos y sociales en la región”, dijo Arce tras ser designado abanderado presidencial del MAS, honor que siempre había tenido Morales.

Con dardos al gobierno transitorio de la derechista Jeanine Áñez, Arce hizo campaña afirmando que “la economía no es un juego”, una forma de llevar agua a su molino como conocedor de los tejemanejes de la economía boliviana.

Padre de tres hijos, Arce nació el 28 de septiembre de 1963 en La Paz en el seno de una familia de clase media. Sus padres eran profesores.

Su origen y formación son diferentes a los de Morales, quien nació en una familia de modestos campesinos y pastores de llamas, trabajó durante toda su infancia, por lo que fue poco tiempo a la escuela, y su lengua materna es el aymara.

En los deportes también son diferentes, pues al exministro le gusta el básquetbol, mientras que el expresidente ama el fútbol.

Arce encabezó siempre los sondeos, favorecido por el capital político de Morales pero también los cuestionamientos a su triunfo en octubre de 2019 en unas elecciones que luego fueron anuladas.

Las denuncias de fraude en favor de la reelección de Morales desembocaron en protestas que condujeron a su dimisión, tres semanas después. Se asiló en México y luego en Argentina, donde ejerció como virtual jefe de campaña de Arce.

El gobierno derechista y los demás candidatos dirigieron toda su artillería contra el abanderado del MAS durante la campaña.

Además, la procuraduría, dependiente del gobierno, lo acusó de “enriquecimiento ilícito” mientras era ministro, cargo que Arce negó.

El aspirante derechista Luis Fernando Camacho afirmó que “Luis Arce no es un candidato, es un títere del dictador Evo Morales”.

El expresidente derechista Jorge Quiroga, que era candidato pero se marginó a última hora, lo calificó como el “cajero de despilfarro”, por los millonarios gastos en obras públicas durante 14 años.

Mesa, en tanto, aseguró que los logros económicos de Arce y Morales no fueron “por mérito propio”, sino conseguidos gracias a los altos precios de las materias primas “que jamás gobierno alguno haya recibido” en Bolivia.

“El resultado fue palacios, aviones, lujos, despilfarro, corrupción. El responsable, obviamente, era el presidente Morales, pero muy en particular su ministro de Finanzas”, afirmó Mesa.

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