La Iglesia, principal opositor del referendo de Rafael Correa
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Monseñor Arregui, quien denunció amenazas de muerte y un hostigamiento judicial por su rechazo a la Constitución, invocó la tradición cristiana para defender la vida, la familia conformada por un hombre y una mujer y la unidad de la Iglesia ante los supuestos intentos del Ejecutivo por dividirla. «Pedimos que siempre se reconozca el designio de Dios creador cuando hizo al varón y a la mujer, igualmente dignos y exactamente complementarios para que se ayudaran en estrecha sociedad y se convirtieran en fuente de nuevas vidas», sostuvo el jerarca.
Arregui, quien evitó aludir directamente a Correa, levantó aplausos cada vez que defendió la doctrina eclesiástica ante la vida, la unión familiar y la libertad religiosa, temas que distanciaron al clero del mandatario ecuatoriano, quien se describe como católico practicante de izquierda.
Aun cuando la iniciativa constitucional, que según encuestas sería aprobada por 56% de los electores, no menciona abiertamente el aborto o el matrimonio gay, el clero cree que el texto es ambiguo y deja abierta la puerta a esas prácticas.
Antes de llegar a la tarima principal, cientos de católicos caminaron en procesión con camisetas blancas en las que se leía: «Corazón de Jesús, ¡salva a Ecuador!», y algunos exhibieron carteles cargados de símbolos religiosos con un llamamiento a votar en contra de la Carta Política el 28 de setiembre.
«Me sorprende que Correa se llame católico cuando quiere dividir la Iglesia entre sacerdotes y obispos 'pelucones' (ricos) para sacar un fin político», dijo Sonia Crespo, una de las organizadoras del acto. Según sus cálculos, unas 100.000 personas atendieron el llamado de la Iglesia en una jornada en la que pudo verse a sacerdotes confesando en carpas o repartiendo hostias en cada esquina, y a mujeres y enfermos arrodillados clamando al cielo.
La reacción virulenta de Correa fue inmediata. Antes de que se iniciara la jornada de protesta pidió a los ciudadanos que, durante las misas, se levanten y llamen mentiroso al sacerdote que asegure en sus sermones, que el nuevo proyecto constitucional «es abortista o promueve el matrimonio homosexual», porque según resaltó «los pelucones (elites) también tienen sus curitas».
Sus palabras, sumadas a una persistente publicidad oficial contra la oposición de los religiosos,ya provocaron incidentesdurante las misas dominicales y algunos enfrentamientos entre feligreses. María Isabel Morán, militante de un movimiento de izquierda afín al régimen, interpuso una demanda penal contra monseñor Arregui, acusándolo de incumplir el tratado firmado entre Ecuador y el Vaticano en 1937, en el que la Iglesia debe abstenerse de hacer política.
En la última semana, el Ministerio Público inició una instrucción-fiscal en contra de monseñor Arregui por una supuesta compra valorada de bienes que hizo la Conferencia Episcopal a Filanbanco, una institución financiera actualmente en quiebra que perjudicó a varios depositantes.
Arregui, que defiende el derecho de la Iglesia a « catequizar», asegura que «hay un afán oficialista de atentar y desprestigiar a la cúpula religiosa mediante estrategias como la de instaurarle un juicio por alimentos».
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