3 de enero 2007 - 00:00

Zapatero admitió su fracaso con la ETA

El ministrodel Interiorsocialista,Alfredo PérezRubalcaba,fue el encargadode darpor finalizadosloscontactos conETA. Laspesquisassiguen en ellugar delatentado delsábado, perosin esperanzasde hallarcon vida a losdos desaparecidosecuatorianos(izq.).
El ministro del Interior socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue el encargado de dar por finalizados los contactos con ETA. Las pesquisas siguen en el lugar del atentado del sábado, pero sin esperanzas de hallar con vida a los dos desaparecidos ecuatorianos (izq.).
Madrid (AFP, Reuters, ANSA) - En medio de una insostenible presión de la oposición conservadora, el gobierno socialista español enterró ayer oficialmente el proceso de paz iniciado hace nueve meses con ETA, consecuencia directa del atentado perpetrado el sábado por el grupo terrorista vasco en el aeropuerto madrileño de Barajas.

El proceso está «roto, liquidado, acabado», declaró el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, tres días después del atentado cometido por ETA en un estacionamiento de dicho aeropuerto, entre cuyos escombros se buscan afanosamente los cuerpos de dos ecuatorianos.

Si la derecha quiere «que digamos que el proceso de paz se ha roto, pues bien, evidentemente se ha roto. Que el proceso se ha liquidado, evidentemente el proceso está liquidado. Que se ha acabado, evidentemente, está acabado», señaló inequívocamente Rubalcaba en una conferencia de prensa en Madrid.

«ETA ha sido quien ha roto, ha liquidado y acabado el proceso de paz», dijo enfáticamente el ministro.

Sus palabras fueron una respuesta a la presión que ayer acentuó la oposición sobre el presidente del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, para que fuera más allá de la tímida «suspensión» del proceso que había anunciado el sábado y lo declarara definitivamente quebrado. El ministro del Interior proclamó oficialmente la ruptura de un intento histórico para dar una salida negociada y pacífica a 38 años de campaña terrorista de ETA por la independencia del País Vasco, que ha dejado un cruento balance de unos 850 muertos.

El intento -lanzado tras el anuncio por parte de ETA de un «alto el fuego permanente» el 22 de marzo de 2006- despertó grandes esperanzas en España y el País Vasco para terminar con la violencia, pero, a la vez, gran escepticismo en la oposición y en las asociaciones de víctimas del terrorismo, que consideraron el gesto de los radicales vascos como una simulación para ganar tiempo y rearmarse.

Rodríguez Zapatero había hecho de esta solución pacífica de la cuestión vasca la prioridad absoluta de su mandato, lo que señala la magnitud del golpe políticoque acaba de recibir.

Todo parece indicar ahora que fracasó en su apuesta, como antes le sucedió al también socialista Felipe González e, incluso, al conservador José María Aznar, quienes intentaron negociar con ETA en dos anteriores treguas de la organización, en 1989 y 1999.

El propio Rodríguez Zapatero llevaba personalmente adelante, con un equipo muy restringido de personas de confianza, el delicado proceso que insistía en calificar de «duro, largo y difícil».

  • Intransigencia

    Finalmente, no fueron las críticas de la oposición -que lo mostraban cediendo a las exigencias independentistas sobre el derecho de la autodeterminación del País Vascolas que liquidaron el proceso. Fue la intransigencia de la misma ETA, que buscó dar un golpe de magnitud en el principal aeropuerto español.

    Entre los miles de toneladas de escombros, los bomberos prosiguieron ayer la búsqueda de los dos ecuatorianos desaparecidos, con esperanzas casi nulas de encontrarlos con vida. ETA no mataba desde mayo de 2003.

    Pérez Rubalcaba confirmó que el martes y miércoles próximos se reunirá con cada uno de los jefes de los grupos parlamentarios, empezando por el del PP, para buscar una «estrategia común» frente al terrorismo. Prácticamente, una señal de rendición del gobierno frente a la oposición.

    El secretario de comunicación el Partido Popular (PP, derecha), Gabriel Elorriaga, había denunciado durante la jornada el «error absoluto» del jefe del gobierno, acusándolo de mantener «su invitación a la negociación» con ETA.

    El secretario de las libertades públicas del PP, Ignacio Astarloa, «exigió» posteriormente que Rodríguez Zapatero pronunciara «una declaración formal de ruptura» con ETA.

    El líder de la oposición, Mariano Rajoy, había sido el primero, el domingo, en lanzar el guante, afirmando que sólo había una respuesta al atentado: «Rompo con ETA, aplico la ley con todos los partidos y todos los españoles y voy la darles batalla».

    El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, prometió una respuesta judicial «enérgica y contundente» al atentado y adelantó que «sus autores serán detenidos, acusados y condenados», en declaraciones al diario «El Mundo». Según añadió, el ataque de Barajas no es el inicio de una nueva ofensiva terrorista, dado que «ETA está derrotada y estamos asistiendo a su entierro».
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