4 de agosto 2025 - 16:21

La capital del pulóver se deshilacha: crisis, recortes y competencia desleal

La industria textil marplatense enfrenta un combo adverso: plataformas chinas, crédito caro y poder adquisitivo en baja. Cada vez son más las empresas que achican producción y ajustan personal.

Según los registros del sector, la producción cayó más de un 30% interanual.

Según los registros del sector, la producción cayó más de un 30% interanual.

“Estamos complicados. Ha habido una baja muy fuerte del consumo y una retracción general en la industria. Ya el año pasado dijimos que con este cambio de modelo se venía un escalón hacia abajo, y ese 30% de caída fue solo el principio”. La advertencia corre por cuenta de Guillermo Fasano, presidente de la Cámara Textil de Mar del Plata, y resume el diagnóstico de un sector que atraviesa su peor momento en años.

Con el freno del consumo interno, una política de apertura comercial sin red de contención y una presión fiscal asfixiante, las pymes textiles entraron en una espiral de ajuste que no da tregua.

El golpe se siente con fuerza en Mar del Plata, considerada históricamente la capital del pulóver por su tradición industrial, su concentración de talleres y su fuerte peso en la producción nacional de indumentaria.

Según los registros del sector, la producción cayó más de un 30% interanual. A esto se sumó una contracción del 20% en el empleo registrado desde 2023. “No hay una situación homogénea. Algunos todavía aguantan porque tienen espalda financiera o combinan actividades, pero muchos ya no logran sostener su estructura”, agregó Fasano.

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Importaciones por plataformas y dólar reprimido

Uno de los factores más señalados por los industriales es la irrupción de plataformas chinas que ofrecen ropa a precios de dumping, sin controles ni cargas impositivas equivalentes a las que soporta el sector local. “No puede ser que cuando se bajan impuestos, se bajen solo para los chinos. Ojalá nos dejaran vender a nosotros con una carga del 20%, como pagan ellos”, sostuvo Fasano.

“Antes uno podía reconvertirse: si no fabricabas, importabas y vendías. Pero hoy eso se destruyó. Ahora va el producto chino directo a la casa del consumidor. Se destruye no solo la industria, sino toda la cadena de comercialización”, lamentó.

En paralelo, Fasano cuestionó la política cambiaria y financiera del Gobierno. “Nos dicen que el dólar es libre, pero lo disciplinan con tasas del 6% mensual. Mientras tanto, los industriales acceden al crédito al 90% anual. No hay forma de financiar nada. Y encima, tenemos un sistema impositivo que castiga el empleo: de cada $1,6 millones que se pagan en salarios, al trabajador le llega $1 millón Y cuando va al supermercado, le sacan otro 40%. Así no se puede competir”.

El caso Textilana

En este contexto, el caso de Textilana, la histórica fábrica marplatense que opera bajo la marca Mauro Sergio, generó ruido por versiones de supuestos despidos masivos. Sin embargo, tanto desde la Cámara como fuentes de la empresa desmienten esa versión. Según explican, la compañía continúa operando con unos 350 empleados, tras una reducción del 20% en su producción y un ajuste proporcional en su estructura.

“Es una empresa seria, que busca eficiencia. Tiene precios bajos porque cuida mucho sus costos. Y como en muchas textiles, hay rotación constante, pero no hubo 150 despidos como se dijo. Eso es falso”, afirmó Fasano.

Actualmente, la planta trabaja en torno al 80% de su capacidad, con una producción diaria de aproximadamente 4.800 prendas. “Tienen hilandería, tejido, remallado, tintorería. Una estructura vertical que les da competitividad. Pero como todos, están sufriendo la caída de la demanda”, señalaron desde el sector.

El ajuste reciente coincidió con el cierre de temporada, que habitualmente implica readecuaciones internas. Según se indicó, la reducción de personal no superó las 50 personas, en un proceso que se realizó con el pago de indemnizaciones y sin conflicto formal.

Pulóveres contra influencers: la batalla desigual

“La industria del pulóver es competitiva. Tenemos tecnología de punta, oficio, carreras de diseño en la universidad. Pero competimos contra plataformas que regalan el envío y no pagan impuestos. Así no hay margen”, planteó Fasano. Y lanzó una ironía cargada de resignación: “Si esto sigue así, vamos a tener que hacernos todos influencers y vender por TikTok”.

La metáfora refleja la inviabilidad que enfrenta el sector pyme en el nuevo modelo económico. Sin acceso al crédito, con costos altos en dólares y una demanda interna deprimida, la industria textil nacional camina por la cornisa. “Nosotros no pedimos devaluación, pedimos reglas parejas. Si vamos a jugar a la libertad de mercado, que sea para todos. Hoy no lo es”, concluyó el dirigente.

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