1 de febrero 2022 - 00:00

Acerca de la estructura tributaria y un ejemplo paradigmático como es la actividad de seguros

La política fiscal requiere que sea encauzada en el marco de un análisis integral que permita sopesar no sólo las necesidades recaudatorias circunstanciales del erario público, sino el impacto que pueda tener en las actividades económicas.

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Pixabay

A nadie escapa la alta presión tributaria existente y las distorsiones que provoca una estructura alejada del ideal de un sistema tributario justo, equitativo y progresivo. Con el correr de los años, se ha modelado bajo una lógica con fuerte incidencia en los impuestos regresivos, a pesar de las negativas consecuencias que ello trae desde todo punto de vista.

1|Imposición indirecta

A modo de ejemplo, basándonos en las últimas cifras oficiales anualizadas (recordemos además el reciente rechazo en la Cámara de Diputados al proyecto de Ley de Presupuesto para el año próximo), puede contrastarse a simple vista la afirmación anterior observando el peso relativo de los diversos impuestos a nivel nacional en el cuadro 1.

En síntesis, la tributación indirecta representa casi el 70%, mientras que la directa conforma la porción más chica restante (impuestos a las ganancias y sobre los bienes personales).

Además, estando asentada la estructura con fuerte base en el consumo la mayoría de los impuestos son regresivos y/o ineficientes económicamente. Uno de los efectos de la regresividad es el devastador efecto que provoca en las personas de menos recursos -lo que es mayormente preocupante con tasas de pobreza superiores al 40%- por la mayor incidencia negativa que tiene sobre ellos (sin entrar a analizar, incluso, sus efectos perniciosos en la distribución del ingreso, la organización de los negocios o, eventualmente, en sus importantes repercusiones inflacionarias).

2|Imposición directa

Por si ello fuera poco, cuando se analizan el grupo de los impuestos directos que alcanzan la “renta” y/o “patrimonio”, se destaca el impuesto a las ganancias con deficiencias notorias en la consabida progresividad -prácticamente inexistente- y los problemas irresueltos de la inflación, con cotidianos planteos de confiscatoriedad que no hacen más que desalentar proyectos de inversión y crear indeseables situaciones de incertidumbre, que malgastan esfuerzos y generan costos innecesarios. No se queda atrás el impuesto sobre los bienes personales que genera repudio al ahorro, se concibe desde el vamos sin tener en cuenta la real capacidad contributiva de los contribuyentes -al desconocer pasivos y consumir patrimonios con tasas inexplicablemente altas y que, además, recaen sobre meras revaluaciones de bienes repotenciando el problema- y violentando cuando se decide desdoblarlas principios constitucionales básicos (como el de igualdad, razonabilidad, entre muchos otros).

3|Tributación provincial

Por el lado provincial, la cuestión no deja de ser grave tampoco. Se destaca el impuesto sobre los ingresos brutos con claro sesgo anticompetitivo -al recaer en cascada y en forma acumulativa- y tener impacto directo en la conformación de los precios de la economía. A él se agregan las tasas municipales cada vez más relevantes, aun cuando pueda no existir justificativo teórico alguno y con falta de un orden de coordinación horizontal, que le dé cierta cordura.

Si bien esta problemática de la fiscalidad no es exclusiva de ningún sector en particular, no deja de ser ilustrativo tomar como ejemplo a la actividad aseguradora, donde la política fiscal no sólo ha venido desatendiendo sus objetivos y su importancia para la sociedad en su conjunto, sino que además aparece como una fuente de recursos fiscales contra la lógica que debe imperar en esta materia.

4|Otros tributos

Más allá de todo lo dicho, si bien poco se publicitan, existen otras manifestaciones tributarias que no dejan de agravar el cuadro de situación expuesto, y más allá de que en algunos casos permanecen encubiertas al no permitir por ley su traslado, los efectos que provocan no dejan de tener las mismas consecuencias negativas de un sistema estructurado sobre la base del consumo. En efecto, además de la habitual tasa de superintendencia y contribución para el instituto de Servicios Sociales de Seguros, se adicionan otras tasas que no dejan de ser impuestos en su visión genérica, tales como la Tasa de Seguridad Vial, Contribución Bomberil, Contribución al Fondo Nacional del Manejo del Fuego y Contribución al Fondo Nacional de Transporte.

En resumidas cuentas, como lo muestra el cuadro 2, el 40% prácticamente de lo que un asegurado paga por encima del costo del seguro puro, son impuestos.

Está claro que no es menor la participación de este Sector en la economía pero también es importante reconocer la importante función de protección que cumple el mismo en la sociedad, permitiendo distribuir los riesgos en forma técnica y sostenible en el tiempo, evitando que los imponderables de la población en definitiva se conviertan en situaciones críticas e insalvables para los que han de sufrir la ocurrencia de una eventualidad que produce la pérdida de parte de su patrimonio o la propia vida de las personas.

5|Política fiscal

Debe tenerse presente que en situaciones de crisis existe una propensión natural a reducir costos, sobre todo aquéllos que se pueden percibir más lejanos en términos de ocurrencia (explicación de ello puede ser que casi 50% de la plaza automotor permanezca sin cobertura aun en contra de la obligación legal existente o la consabida subvaluación de los riesgos cubiertos como sucede con el valor de los inmuebles bajo el régimen de propiedad horizontal). Por esta razón es que, bien entendida la política fiscal, la misma requiere de ser encauzada en el marco de un análisis integral que permita sopesar no sólo las necesidades recaudatorias circunstanciales del erario público, sino también todos aquellos otros aspectos que apunten a generar un modelo superador para el país, con miras, en definitiva, a lograr el principal objetivo de las sociedades modernas: el bienestar general de la población en su conjunto, sin retaceos ni visiones cortoplacistas.

(*) Socio y Senior Manager de la División

de FSO Impuestos - EY Argentina, respectivamente.

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