Desde el punto de vista sanitario, la industria aseguradora rápidamente inició sus tareas desde el aislamiento y se focalizó en mostrar que podía dar servicios a sus asegurados y a toda la comunidad. Las compañías en tiempo record adaptaron sus procesos y la tecnología para hacer teletrabajo o desalojar sus oficinas y centros de atención. La responsabilidad sanitaria fue contundente.
Cómo impacta la pandemia en la industria aseguradora
Un recorrido por la situación sanitaria, financiera y de desigualdad de las aseguradoras para hacer frente a esta situación inédita sin precedentes
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También, el organismo de control (Superintendencia de Seguros de la Nación) reaccionó muy rápido instando a que las aseguradoras contribuyan a cumplir con el aislamiento. El alineamiento y cumplimiento fue y es muy estricto. Por lo tanto, todo el ecosistema asegurador tuvo y mantiene el compromiso, la responsabilidad y la solidaridad que estos tiempos demandan.
Esa cadena de valor, conformada por aseguradoras, empleados, productores Asesores de Seguros, proveedores y profesionales, entre otros agentes económicos, que trabajan y generan riqueza para las aseguradoras o a partir de ellas, siguen manteniendo la actividad y los servicios, pero en pausa financiera.
¿Cómo impacta la pandemia financiera? Los efectos económicos de la pandemia son extremadamente adversos a la actividad. El sector, que proyectaba facturar casi $650 mil millones al año, verá su caída con magnitud incierta.
El inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) generó que se detengan las cobranzas a niveles impensados. Existen empresas que durante la segunda quincena de marzo cobraron apenas el 10% de lo que esperaban. Una parte se espera percibir al momento de levantar el aislamiento ya que muchos clientes no pudieron efectuar el pago por el impedimento a la movilidad social. Sin embargo, el deterioro de la actividad económica y del empleo sumado a la imposibilidad de mantener canales de cobros habilitados pueden herir de gravedad a las aseguradoras.
El combo es explosivo. Reducción de cobranzas, obligaciones de pagos que no se detienen e inversiones que perdieron mucho valor. De extenderse la cuarentena, a la falta de cobro se sumarán anulaciones masivas con la consecuente pérdida de ventas y la imposibilidad de recuperarlas. ¿Cuánto? No se sabe. Pero será importante.
Se estima que sectores como el de Riesgos del Trabajo verán caer su cobranza a menos de la mitad en abril, como consecuencia de la imposibilidad de pago de las empresas, especialmente las Pymes. Al mismo tiempo, el Poder Ejecutivo recientemente decretó la cobertura obligatoria de trabajadores expuestos que enfermaron de Covid-19, presuponiendo que el contagio fue en ocasión del trabajo. Esta decisión no establece cómo financiar este mayor costo de las ART. Esta resolución complica un poco más al debilitado sistema de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo que además arrastra una nociva judicialidad e insuficiencia tarifaria que las grandes empresas disfrutan a costa de las pequeñas.
Falta de liquidez
La situación de la totalidad del Sector Asegurador, en el contexto de la Pandemia, se agrava por la falta de liquidez de sus inversiones. Hasta mitad de marzo, su actividad fue afectada por los avatares financieros de nuestro país. Más del 85% de las inversiones de todo el sistema correspondían a Títulos Públicos, acciones, obligaciones negociables u otros instrumentos y Fondos comunes de inversión que contienen a estos anteriores. Excepto los plazos fijos que no perdieron valor, casi 9 de cada 10 pesos de la cartera total de inversiones del sistema asegurador observó reducido su cotización de mercado, que se agravó con la crisis sanitaria mundial. No obstante, por cuestiones normativas, dicha reducción de valor no se verá reflejada en los Estados Contables debido a que se valuaron, en general, a valor técnico como si permanecieran hasta su vencimiento.
Si la reducción de cobranzas debe suplirse con la venta de activos financieros a valores ínfimos, corremos el riesgo de transformar al sector en insolvente. Aún estamos a tiempo de evitarlo.
Como en el entramado social, estos procesos de crisis también agudizan la desigualdad entre los más grandes y los más chicos. Es un mercado con alto grado de concentración. Apenas el 10% de las aseguradoras, detentan el 55% del mercado de seguros generales. Excepto en el ramo automotores, ente 3 o 5 compañías detentan el 50% de la producción por ramos de actividad. Son pocos operadores que manejan cada nicho de mercado. Sin embargo, compañías pequeñas con mucha especialización o enfocados en target muy selectivos se diferencian para vivir o sobrevivir.
Pero, luego de estas crisis no siempre sobrevive el mejor. Lo hace el más fuerte. Soluciones mágicas no hay. Como todos sectores de la economía, necesitan asistencia estatal. En este caso, no necesariamente con costo para el estado. Es imperioso que se les permita a las aseguradoras volver a abrir los canales de cobranzas, con un protocolo muy bien diseñado, como el que han desarrollado las cámaras sectoriales para abrir las ventanillas de ingresos, ya que las de egresos no fueron cerradas.
Además, en caso de extenderse el Aislamiento, será necesario que el Poder Ejecutivo, mediante DNU, permita que las Aseguradoras puedan tomar financiamiento, ya que hoy están impedidas de hacerlo conforme con la Ley 20.091. Además, podría dictarse la dilatación de pagos de siniestros o cuotificación en etapa judicial para sostener la liquidez del sector y utilizarla para poder impulsar la economía financiando a Pymes en un momento que se necesitara que la rueda productiva empiece a girar nuevamente.
(*) Consultor especializado en Seguros de Russell Bedford Argentina
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