13 de septiembre 2025 - 07:43

Día del zapatero: un oficio que deja huella

El 13 de septiembre es el Día del zapatero y cada año me invita a frenar un momento y pensar en todo lo que significa este oficio para mí. Es un año desafiante, lo sabemos.

El zapato argentino es resiliencia. 

El zapato argentino es resiliencia. 

Pixabay

El 13 de septiembre es el Día del zapatero y cada año me invita a frenar un momento y pensar en todo lo que significa este oficio para mí. Es un año desafiante, lo sabemos. Pero, a pesar de las dificultades, sigo convencida de que fabricar calzado en Argentina es un orgullo enorme. En este marco, reafirmo que no se trata solamente de hacer un zapato: es elegir buenos materiales, cuidar los detalles y contar una historia con cada par que sale de la fábrica.

En nuestro país, el zapato siempre fue más que un accesorio. Es identidad, es estilo y es pertenencia social. La industria del calzado tiene una larga tradición: durante gran parte del siglo XX fue motor de empleo en barrios enteros del Gran Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Allí, talleres familiares convivían con grandes fábricas que exportaban a distintos destinos de Latinoamérica. Y en esa trama aparece la figura entrañable del zapatero de barrio, con su banco de trabajo, sus herramientas simples y su oficio aprendido de generación en generación. El zapatero remendón no solo prolongaba la vida útil del calzado: también formaba parte de la vida cotidiana de la comunidad, siendo memoria afectiva de varias generaciones.

Producir en Argentina, un acto de resiliencia

Hoy, en un contexto adverso para la producción nacional, sigo eligiendo crear acá, en Argentina, con cuero de primera calidad y con la pasión intacta. Tengo la suerte de contar con un público increíble que valora ese trabajo, que acompaña y que entiende que cada zapato hecho a mano es único. Esa es la mayor motivación para seguir apostando, incluso cuando el panorama económico no siempre es alentador.

El zapato argentino es resiliencia. Combina tradición artesanal con innovación en diseño, y es también un reflejo del esfuerzo colectivo de trabajadores, diseñadores, proveedores y comerciantes que apuestan por lo nuestro en tiempos difíciles. Cada par elaborado de manera artesanal lleva consigo una huella irrepetible: la de un oficio que resiste, que se adapta y que se reinventa con creatividad. Y lo más inspirador es que la industria avanza hacia la sustentabilidad: el uso de cueros alternativos, el reciclaje de materiales y la implementación de procesos de menor impacto ambiental son pasos concretos para que la moda camine de la mano con el cuidado del planeta.

Un oficio con futuro

El Día del Zapatero es también una oportunidad para agradecer. Agradecer a quienes trabajan en los talleres, a los proveedores que sostienen la cadena de valor, y a cada consumidor que, al elegir calzado nacional, contribuye a mantener vivo este oficio. Porque mientras haya personas que crean en la fuerza de este trabajo, habrá futuro para la industria del calzado en Argentina.

Este 13 de septiembre no solo celebro un día: celebro el camino recorrido, los pasos dados y los que vendrán. Lo hago con la certeza de que la pasión por lo que hacemos siempre nos lleva más lejos. Porque la huella que dejamos no está solo en los pasos que damos, sino también en el legado compartido de esfuerzo, dignidad y creatividad que llevamos con orgullo en cada par de zapatos hechos en nuestra tierra.

CEO y fundadora de Morín Calzados

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