Esta serie de artículos analiza la profunda crisis de legitimidad democrática que atraviesa Argentina bajo el gobierno de Javier Milei. A partir de un enfoque interdisciplinario que combina aportes de la ciencia política, la sociología y la economía política, se examinan las tensiones entre la promesa electoral de una transformación radical y los efectos concretos de un programa económico y político que ha erosionado las bases del pacto democrático construido en los últimos cuarenta años. La hipótesis central sostiene que el gobierno de Milei no representa únicamente un viraje ideológico, sino un experimento radical que combina dogmatismo económico, afinidad con la extrema derecha global y un estilo de gobierno que se sostiene en la represión, la desinformación y la captura del Estado por intereses financieros privados.
Democracia en jaque: erosión institucional, legitimidad en crisis y la encrucijada argentina bajo el gobierno de Javier Milei (Parte I)
La hipótesis central sostiene que el gobierno de Milei no representa únicamente un viraje ideológico, sino un experimento radical que combina dogmatismo económico, afinidad con la extrema derecha global y un estilo de gobierno que se sostiene en la represión, la desinformación y la captura del Estado por intereses financieros privados.
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La hipótesis que guía este trabajo sostiene que el gobierno de Javier Milei atraviesa una crisis de legitimidad democrática
El análisis se estructura en varios que abordan: (1) el declive del desempeño democrático de las elecciones y el déficit de representación (Rosanvallon, 2017); (2) la imbricación entre el programa económico libertario, la dependencia con Wall Street y el rol de actores financieros locales; (3) la radicalización de la derecha argentina y el proceso de “desquicio político” conceptualizado por Grimson (2023); (4) la proliferación de discursos de odio en la esfera pública digital y su impacto en la convivencia democrática (Ipar, Villarreal, Cuesta & Wegelin, 2022); (5) la crisis de gobernabilidad y el recurso creciente a la represión como mecanismo de control; y (6) las salidas institucionales contempladas en la Constitución Nacional como horizonte para superar un laberinto político que pone en riesgo la democracia misma.
Introducción
El 10 de diciembre de 2023, en coincidencia con la conmemoración de los cuarenta años de democracia ininterrumpida en Argentina, asumió la presidencia Javier Milei. Ese día, la sociedad argentina celebraba un hito histórico, la consolidación del período democrático más prolongado desde 1983. Sin embargo, el mismo acto significó la inauguración de una etapa de incertidumbre política, económica e institucional sin precedentes. A diferencia de otros procesos de alternancia, la llegada de Milei al poder no supuso únicamente el reemplazo de una fuerza política por otra, sino la irrupción de un proyecto que se autodefine como “libertario” pero que, en la práctica, combina rasgos de neoliberalismo extremo, autoritarismo discursivo y una vinculación inextricable con intereses financieros locales e internacionales (Grimson, 2023).
La paradoja es evidente; mientras el ritual electoral confirió a Milei legitimidad de origen, sus primeras decisiones de gobierno y la radicalidad de su programa pusieron en cuestión la legitimidad de ejercicio. En términos de Rosanvallon (2017), la democracia contemporánea ya no puede reducirse a una “democracia de autorización” sustentada en elecciones periódicas, sino que requiere también una “democracia de ejercicio” capaz de sostener vínculos de confianza, representación efectiva y reconocimiento entre gobernantes y ciudadanos. Cuando esos vínculos se quiebran, la legitimidad democrática se erosiona rápidamente. En Argentina, ese proceso parece haberse acelerado desde el inicio mismo del gobierno libertario.
El análisis de este fenómeno exige un abordaje que trascienda la coyuntura. No se trata solo de evaluar medidas económicas puntuales, como la liberalización abrupta de precios, la contracción del gasto público o la dolarización parcial de las transacciones financieras. El desafío es comprender cómo estas políticas se articulan con un entramado discursivo y simbólico que redefine la noción misma de democracia. Tal como advierte Grimson (2023), la extrema derecha contemporánea se caracteriza por su capacidad de naturalizar la violencia, normalizar el desprecio hacia el adversario político y promover un clima de desquicio que socava las bases de la convivencia democrática.
En este marco, la esfera pública digital desempeña un papel central. Estudios recientes han demostrado cómo la proliferación de discursos de odio en redes sociales no solo refleja tensiones preexistentes en la sociedad, sino que las amplifica y radicaliza, generando un clima de intolerancia que dificulta cualquier posibilidad de deliberación democrática (Ipar, Villarreal, Cuesta & Wegelin, 2022). Este fenómeno no es exclusivo de Argentina, pero adquiere particular relevancia en un país con una tradición de movilización social intensa y con memorias recientes de violencia política.
El gobierno de Milei, además, se encuentra atravesado por un rasgo singular; su fuerte dependencia de un núcleo reducido de funcionarios y asesores financieros con vínculos estrechos con bancos internacionales y actores del mercado de capitales. El ministro de Economía, Luis Caputo, simboliza esta imbricación entre Estado y finanzas, en la que los intereses privados se confunden con las decisiones de política pública. Esta dinámica reproduce lo que Callon (1998) denominó redes sociotécnicas; entramados donde actores económicos, políticos y tecnológicos se articulan para producir efectos concretos de poder. Sin embargo, esas redes pueden volverse inestables y escapar del control de quienes las diseñaron, sobre todo cuando el conflicto de interés entre lo público y lo privado se hace demasiado evidente.
La hipótesis que guía este trabajo sostiene que el gobierno de Javier Milei atraviesa una crisis de legitimidad democrática que lo coloca en un “laberinto sin salida”. La radicalidad de su programa económico, la violencia de su discurso político y la represión ejercida por su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, son síntomas de un modelo de gobierno que no logra consolidarse como democrático en el sentido pleno. Por el contrario, se aproxima a lo que Rosanvallon (2017) denomina un “autoritarismo liberal”: regímenes que, bajo la apariencia de defender la libertad de mercado, erosionan sistemáticamente los mecanismos de representación, participación y reconocimiento ciudadanos.
Esta serie de artículos se organiza en seis capítulos. El primero examina la crisis de representación y legitimidad democrática, retomando el marco teórico de Rosanvallon. El segundo se centra en el programa económico libertario y su dependencia de los mercados financieros. El tercero analiza la radicalización de la derecha argentina en el contexto del “desquicio político” global. El cuarto estudia la proliferación de discursos de odio en la esfera pública digital y su impacto en la convivencia democrática. El quinto explora la crisis de gobernabilidad y el recurso creciente a la represión como mecanismo de control. Finalmente, el sexto plantea las posibles salidas institucionales previstas en la Constitución Nacional como alternativa democrática para superar la crisis actual.
En conjunto, el artículo busca demostrar que el gobierno de Milei no constituye un episodio más de alternancia política, sino un punto de inflexión que interpela los fundamentos de la democracia argentina. El riesgo no es solo económico o institucional, sino civilizatorio; la posibilidad de que Argentina se convierta en un laboratorio de autoritarismo neoliberal. Ante este escenario, la defensa de la democracia requiere una reflexión crítica y una acción institucional que permitan recuperar el horizonte democrático perdido.
Doctor en Ciencia Política
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